Rafael y Pedro Coronel, Dos hermanos y dos pintores tan diferentes
El mayor, Pedro, nace en Jerez en 1922.
De espíritu rebelde, la disciplina y el colegio le desagradaban; Esto trajo como resultado que al entrar en la adolescencla romp lera con su familla y vlajara a México, donde ingresó a la escuela de La Esmeralda. Ahí tuvo como maestros a D lego Rivera, Orozco Romero, Agustín Lazo y otros. Siendo la escultura su primera vocación, Pedro conoce y se hace amigo del gran escultor Francisco Zúñiga, y para 1945 ya es profesor de la materla en esa misma escuela.
En 1946 vlajó por primera vez a París sin saber hablar francés, pero se las ingenió para conocer y frecuentar a Brauner, el pintor, y al escultor Brancusi. Su interés por nuevas formas de expresión y sus viajes le revelaron el arte moderno. Así, Pedro Coronel descubrió un lenguaje propio, mezcla de las raíces prehispánicas y las vanguardlas europeas, y buscó una mayor simplificación en las formas. Pedro se inició como escultor –quizá su mejor faceta– pero paulatinamente empezó a dedicarse más y más a la pintura. Su pintura se caracteriza por su fuerza expresiva, por una gran sensualidad y por un colorido agresivo y brillante. “Dos hermanos y dos pintores tan diferentes.” El mayor, Pedro, nace en Jerez en 1922.
De espíritu rebelde, la disciplina y el colegio le desagradaban; Esto trajo como resultado que al entrar en la adolescencla romp lera con su familla y vlajara a México, donde ingresó a la escuela de La Esmeralda. Ahí tuvo como maestros a D lego Rivera, Orozco Romero, Agustín Lazo y otros. Siendo la escultura su primera vocación, Pedro conoce y se hace amigo del gran escultor Francisco Zúñiga, y para 1945 ya es profesor de la materla en esa misma escuela.
En 1946 vlajó por primera vez a París sin saber hablar francés, pero se las ingenió para conocer y frecuentar a Brauner, el pintor, y al escultor Brancusi. Su interés por nuevas formas de expresión y sus viajes le revelaron el arte moderno. Así, Pedro Coronel descubrió un lenguaje propio, mezcla de las raíces prehispánicas y las vanguardlas europeas, y buscó una mayor simplificación en las formas. Pedro se inició como escultor –quizá su mejor faceta– pero paulatinamente empezó a dedicarse más y más a la pintura. Su pintura se caracteriza por su fuerza expresiva, por una gran sensualidad y por un colorido agresivo y brillante.
Por su parte, Rafael nace en la ciudad de Zacatecas diez años después que su hermano. En 1950 llega a México luego de terminar el bachillerato y se interesa por la arquitectura. Su paso por la universidad es fugaz y más tarde ingresa a La Esmeralda, donde permanece sólo dos o tres meses porque se disgusta con su maestro Carlos Orozco Romero.
Desde entonces se ha dedicado a pintar lo que qu lere. Rafael carga su paleta con colores terrosos y cálidos, y dueño de un dibujo refinado y minucloso y de una pincelada muy cuidada se lanza a inventar personajes de otras épocas: caballeros del Siglo de Oro español, papas y obispos romanos, enfermos, ratas feroces, mendigos; todo un universo sórdido salido de un sueño angustloso, sofocante y aterrador. Curlosamente, la gran mayoría de estos personajes están pintados de perfil, como si fueran desfilando. A sus setenta años, el maestro sigue pintando el mismo cuadro… “y me voy a seguir repit lendo hasta que me muera, y ay de aquel pintor que no se repite, porque la constante de la repetición es lo que le da la personalidad”.
Fuente: Tips de Aeroméxico No. 25 Zacatecas / otoño 2002