Real de Minas de Santa Ana
Está entre las dos misiones de Santiago y Todos Santos, distante de ésta como doce leguas y de Santiago como diez y ocho.
Erigióse a la llegada del señor visitador que a este fin compró a cuenta del rey la casería de don Manuel de Ocio que tiene su capilla, y añadieran algunas casas para los dependientes del real servicio, y a su ejemplo hicieron lo mismo algunos particulares, aunque pocos. Desde el principio de su erección se ocuparon en recoger metales, aunque no se pasó a la fundación hasta la llegada del señor Armona. Y según he oído a hombre muy inteligente en la facultad, son de muy corta ley, que no se costean, antes bien han ocasionado extraordinarios gastos.
Es común voz de todos que dichas minas no tienen cuenta alguna y creo que habrá ya llegado la noticia a oídos del ilustrísimo señor visitador general, pues vino orden de dicho señor, con fecha de diciembre inmediato, para que a todos los indios de las provincias de Sinaloa y Sonora que los habían traído a trabajar a dichas minas, se les dé licencia, y aun que se les mande ir a sus respectivos pueblos, la que ya se ha publicado en dicho real de Santa Ana.
Asimismo, me han asegurado vino orden para que se venda todo lo perteneciente al ramo de minería, como también que se vendan las minas hallando quien las compre, y sino que se den a quien las pueda trabajar; de que infiero no han sido las minas como al principio pensaban y publicaron. Y quitando los operarios de cuenta del rey, se puede dar por extinguido dicho real, y el cura de él sin la congrua del peso diario que se le ha estado dando desde su colación del ramo de minería, y no le quedarán más feligreses que unos pocos vecinos de dos realitos que hay a las cercanías llamados de San Antonio y El Oro, que antes de la llegada del señor visitador, siendo más en número, se administraban por el padre misionero de Todos Santos y son incapaces de poder mantener cura.
Cerca de este punto y de las necesidades que en dicho real padecen, podrá informar más individualmente dicho padre Ramos, como que su misión en todo tiempo lo ha estado socorriendo. Dista este real de la playa del Golfo como siete leguas poco más, y del sitio en que está, por una abra, se ve la playa o isla de Cerralvo.