Se amontonan en Jueves Santo en el mercado de la Nueva Viga, ¿y Susana?
La tradición obliga a comer en Cuaresma pescados y mariscos; sin embargo, la contingencia está en Fase 2. Al cuidarnos entre todos, saldremos. Quedémonos en casa.
La Nueva Viga, uno de los mercados que cuenta con la mayor frescura de productos del mar recibió la visita de centenares de personas en búsqueda de su tradicional abastecimiento de pescados y mariscos.
Estamos en la Fase 2 de contingencia por la crisis sanitaria del coronavirus. La noche de ayer se hizo el pronunciamiento oficial de las estimaciones del Modelo de Vigilancia Centinela de contagios de Covid-19 que ascienden a 26 mil casos posibles.
Puede más la tradición
Los mexicanos nos debemos a nuestras costumbres y el fenómeno que ocurrió este mediodía es prueba de que la Cuaresma sigue siendo un periodo en el que se come pescado sí o sí.
Sin importar la contingencia y todas las recomendaciones informadas con puntualidad por Hugo López-Gatell, las campañas de difusión y las muchas iniciativas para lograr que la mayoría de los mexicanos permanezcamos en casa, hoy La Viga se vio a reventar al mediodía.
Escenas de familias enteras llegando al mercado sin cubrebocas y casi pegados uno junto a otro abundaron por los pasillos.
Para EFE, en entrevista, Teresa, una de las vendedoras —de los 360 locales que componen el mercado, afirmó: «A la gente no le preocupa tanto el tema del coronavirus. No se olvidan de la tradición y vienen cada año a comprar el marisco y el pescado porque además esto es lo más delicioso del planeta».
Tanto el estacionamiento como los medios de transporte público estaban con los cupos llenos. El metro más cercano es Jamaica.
Debido a la afluencia la policía de la CDMX realizó un operativo —de muchos que se han realizado en diferentes alcaldías— para desalojar el tianguis ubicado sobre calzada de La Viga y Lorenzo Boturini.
Ciertamente los mercados no están obligados a cerrar debido a que la venta de productos se considera esencial.
Sin embargo, además de usar gel, cubrebocas y guantes por parte de los locatarios —quienes recibieron esas indicaciones a través de circulares—, lo que no se recomienda es hacer de la visita una oportunidad de paseo y sociabilización para comer y tomar cerveza en familia.
El bajo precio, la calidad y la frescura llamaron. La tradición se impuso. ¿Y Susana Distancia? Brilló por su ausencia.
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