Sonideros, la gozadera de los bailes públicos callejeros
Surgidos en la CDMX, los sonideros son mucho más que bailes callejeros amenizados por un disc jockey. Te contamos más sobre este fenómeno cultural
Si bien no existe una fecha exacta para situar el origen de los sonideros, se estima que surgieron en la segunda mitad del siglo XX en la Ciudad de México, con los llamados tocadiscos o sonidos, que se colocaban en las calles para festejar unos quince años, una boda o una posada.
Al comienzo, los sonidos tuvieron su auge en zonas populares como Tepito, San Juan de Aragón y el Peñón de los Baños, hoy conocido como la Colombia Chiquita, por ser núcleo de la cultura sonidera, ya que entre sus habitantes hay un gusto marcado por escuchar la cumbia y la salsa.
El DJ, pieza esencial de los sonideros
En la actualidad, los sonideros son más sofisticados: incluyen tornamesas, micrófonos, luces y bocinas (altavoces) para crear una explosión de colores y ritmos tropicales que satisfagan la necesidad de bailongo y alboroto.
También, el DJ tiene un papel protagónico: además de hacer una selección musical pegajosa de cumbia, bachata, guaracha, salsa y vallenato; debe demostrar su talento reinterpretando las canciones desde su tornamesa, manipulando a su antojo su duración o cantando.
Y no solo eso, habla constantemente, anima, cuenta chistes y a través de papelitos que recibe en el transcurso de la noche, atiende las peticiones del público, manda saludos y transmite mensajes de los ahí reunidos.
Por consiguiente, el baile sonidero es también un espacio lúdico para socializar y relacionarse: bailar, cantar, platicar, ligar y convivir; para observar a los demás y ser observado.
El movimiento sonidero
Anteriormente, los sonideros eran conocidos solo por su apellido y hacían promoción a través de pintas en las bardas de los barrios donde se iban a presentar. Sin embargo esto ha cambiado y ahora son figuras públicas reconocibles con un logotipo, presencia en redes sociales y muchos seguidores.
Y aunque sigue siendo un movimiento subterráneo, los sonideros más famosos producen discos que venden en tianguis o en las fiestas que amenizan; y algunos, como Ramón Rojo de Sonido La Changa, han sido invitados a participar en festivales de música internacionales.
Finalmente, para financiarse, los sonideros recurren a tres esquemas: cobrando la entrada si el baile se organiza en un lugar cerrado; con fiestas callejeras pagadas por el mercado o barrio donde se celebran; o financiadas por una estación de radio, que regala las entradas a sus radioescuchas.
Hoy por hoy, la cultura sonidera está más viva que nunca y aunque tiene su origen en la Ciudad de México, se ha expandido a Monterrey, Guanajuato, Puebla, San Luis Potosí y otras ciudades.
¡Báilala, báilala!
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