Tazones de barro de Tonaltepec, Oaxaca
Los tazones de barro de Tonaltepec son un símbolo de lucha. Su existencia responde a una necesidad: no dejar que en Oaxaca muera ese oficio milenario.
¿Por qué hacer tazones de barro?
Los tazones de barro de Tonaltepec surgen con el afán de mantener con vida la tradición alfarera mexicana. En 2009 se creó una asociación civil llamada Innovando la Tradición. Entre sus miembros se encuentran Diego Mier y Terán y Kythzia Barrera, un diseñador gráfico y una diseñadora industrial que dejaron la Ciudad de México para trabajar con los artesanos de Oaxaca.
Al interés de Diego y Kythzia por registrar, por difundir las cosas que con el barro se elaboran en los distintos rincones oaxaqueños, se sumó el escritor Eric Minding. Juntos publicaron entonces un libro llamado Barro y Fuego; también se dieron a la tarea de crear una marca, una comunidad de artesanos: Colectivo 1050°
El colectivo respeta la tradición pero no desdeña ni desatiende las nuevas necesidades. Organiza talleres, cursos, provoca el intercambio de ideas. Busca incrementar el valor simbólico y cultural de la alfarería, además del económico. Las piezas que al horno manda se hacen en conjunto, con prácticas sustentables y de comercio solidario.
Tazones de barro de diferentes estilos
La alfarería depende de la naturaleza, del contacto con la tierra de manera literal y metafórica, dice Diego. Más que una técnica, es la expresión de un mundo, el traspaso de una serie de conocimientos. El tiempo de quien se afana con el barro es otro, las horas llenas de arcilla son para compartir y generar, no para acumular dinero.
Se cuentan en poco más de 70 las comunidades alfareras que hay en Oaxaca y la frontera con Puebla y Guerrero. Numerosos son también los estilos para darle forma a los tazones de barro, y al barro en general, en todas ellas: cambian la tierra, las costumbres. Ocho son los pueblos que participan de manera constante con el Colectivo 1050º, entre ellos Santo Domingo Tonaltepec.
Las migraciones, el plástico, la idea de que el barro es “sucio”, han menguado el oficio. Las mujeres de Tonaltepec, por ejemplo, solían dedicarse por entero a ese material hasta que casi lo abandonan. Lejos estaban de imaginar que sus tazones de barro podían llegar a las mesas del chef René Redzepi en Dinamarca. La base de un cántaro es, en realidad, el principio de los tazones de barro. Al entrar en contacto con el Colectivo 1050º, las mujeres de Tonaltepec se dieron a la tarea de elaborar tazones de barro con la técnica que de memoria sabían. Esas piezas terminaron en la tiendita que el colectivo abrió en la ciudad de Oaxaca, y un día el famoso cocinero danés las vio.
El barro de Tonaltepec es peculiar. El horno que ahí se utiliza es de piedra y las piezas se queman una vez. Luego son salpicadas, todavía calientes, con una tinta hecha de corteza de encino. El resultado son manchas al azar que sirven de ornamento a cántaros, ollas, comales y tazones de barro; indispensables para contener agua, frijoles, tortillas.
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