Tlatlakoaltía: la gran ofrenda en Veracruz - México Desconocido
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Tlatlakoaltía: la gran ofrenda en Veracruz

Veracruz
Tlatlakoaltía: la gran ofrenda en Veracruz fifu

En 1942, la Huasteca veracruzana enfrentó una de las más grandes sequías del siglo XX; durante nueve meses muchos pueblos y rancherías tuvieron que padecer la carencia de alimentos, y municipios como Ixhuatlán de Madero, Chicontepec y Tamapache sufrieron las consecuencias.

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Fue de tal magnitud la resequedad de la tierra, que se agrietó varios metros de profundidad al punto de peligrar el tránsito de las personas, mientras el río Vinazco, afluente del Tuxpan, se convirtió en un hilo de agua. Ante la carencia de sustento, la población se vio precisada a comer los tubérculos de las raíces de los platanares y maíz asado, que no alcanzaba para hacer tortillas; en tanto, sucumbían los animales domésticos.La gente se alarmó a tal grado que comenzaron a juntarse los habitantes de varias rancherías como La Loma, Aguacate, La Laguna, Rancho Nuevo y Apachtitla para decidir qué hacer.

Autoridades, curanderos y pueblo en general se encaminaron rumbo al poblado de Postektitla para consultar a un prominente curandero de la región, quien les dijo que era necesario ir hasta Cruz Blanca, poblado otomí en el municipio de Ixhuatlán para consultar a otro más renombrado en ese entonces, un señor llamado Félix. Y eso hicieron. Pero ellos no eran los únicos, representantes de otras muchas poblaciones también se habían dado cita en Cruz Blanca con el mismo propósito, y como sumaban varios miles, el presidente municipal de Ixhuatlán mandó un regimiento de soldados a averiguar el porqué de tal concentración. Félix le dijo a la gente que era necesario revivir la antigua costumbre de ofrendar a Chikomexóchitl y traerla de las cercanías de un poblado llamado San Jerónimo. Emprendieron su peregrinación rumbo al estado de Hidalgo y pasaron por Ixhuatlán, San Lorenzo, San Andrés y Huehuetla, donde cruzaron un río muy grande y encontraron un ídolo en una isleta al cual ofrendaron; siguieron su camino y pasaron Santa Úrsula hasta llegar a una laguna. Para ese entonces habían transcurrido tres días y tres noches y un total de siete días desde que salieran del poblado de La Loma, actualmente Lomas de Vinazco, Veracruz.

Tras consultar al curandero mayor, en el humo del copal del paradero de Chikomexóchitl, se supo que su sombra -una señora- se encontraba en un sitio llamado La Laguna, un gran espejo de aguaubicado en el despoblado por el rumbo de San Jerónimo, Hidalgo, rodeado por montañas con grandes árboles en sus orillas y en cuyo interior pululaban mojarras de variados tamaños. Hechos los preparativos para la gran ofrenda con la finalidad de atraer mágicamente a la lluvia, los curanderos de cada comunidad llevaban un chiquihuite en el que pusieron monedas; posteriormente, el curandero principal instruyó a los otros para que después de que él arrojara al agua el suyo los demás hicieran lo mismo.

Don Félix arrojó su chiquihuite junto con un gallo y un guajolote, tras lo cual se escuchó un estruendo, el agua se agitó como si estuviera hirviendo y algunos peces salieron expulsados a la orilla de la laguna. Enseguida los demás curanderos lanzaron sus cestos al agua sin presentarse nada sobrenatural.  En el lugar se llevaron a cabo los ritos que hasta ahora se conservan y se hicieron los cortes en papel de los muñecos rituales de Chikomexóchitl, que después cada comunidad tendría como señal de esta gran ofrenda. En dicho sitio permanecieron un día y una noche para luego emprender el regreso.Cada grupo partió a su lugar de origen llevando una copia de Chikomexóchitl; los de La Loma regresaron haciendo un recorrido de siete días y a su encuentro salieron todos para juntos dirigirse a la xochikalli, que había sido construida con anterioridad y que serviría de albergue a Chicomexóchitl. A partir de entonces, diciembre de 1942, se instituyó la costumbre conocida como tlatlakoaltía, la cual establece que por el mes de enero se debe ofrendar anualmente a Chicomexóchitl para que no se retire de nuevo.

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CEREMONIA PARA ATRAER EL PRECIADO LÍQUIDO

La ceremonia de tlatlakoaltía se efectúa como parte de una serie de complejos rituales en un oratorio llamado xochikalli, que es la casa de Chikomexóchitl o lugar donde se hacen costumbres y tradiciones.En la actualidad, en el pueblo de Lomas de Vinazco se reúne la comunidad para elegir al Comité de la Capilla de Xochikalli con el objeto de fijar la fecha de la celebración. El comité se encarga de la organización y de congregar a los curanderos de la comunidad o poblados aledaños, sobre quienes recae el compromiso de poner en práctica las actividades y normas correspondientes a tal solemnidad.De los tres o cuatro días que dura la ceremonia, los curanderos dedican los dos primeros principalmente a los cortes de muñecos de papel llamados señales, cada uno tiene su nombre y son 14 en total. También se cortan otros conocidos como topilejme, que son policías o testigos encargados de cuidar el lugar donde se colocan; otros elementos rituales son las ventanas, recortes del tamaño de una página de periódico con unos cortes simétricos especiales y que se ubican a diestra y siniestra por encima del altar, posiblemente como un puente entre lo natural y sobrenatural.

Los curanderos son hábiles para cortar muñecos de papel o amatlatlatectli, poco a poco de sus hábiles manos aparecen muñequitos rituales que representan al maíz, el chile y el frijol, así como los instrumentos musicales y algunos animales domésticos.Cuando termina el corte de los muñecos y figuras rituales se da paso a la confección de un ente sagrado llamado xóchitl mayor, que representa a todos los Chikomexóchitl realizados desde la gran sequía de 1942, el cual se elabora a partir de siete asakatl -pequeños adornos florales-, cada uno de los cuales se viste con telas de colores, se les une y amarra con tres listones alrededor de una cera y se les sahúma y reverencia al terminar de confeccionarlo.En el interior de la xochikalli, sobre el altar se encuentran varios baúles que contienen los Chikomexóchitl de años anteriores, muñecos rituales de papel que representan las semillas comestibles que son su sustento y ostentan pequeñas joyas, crucifijos y cadenas, y se les viste con ropa especialmente confeccionada para ellos, y que se les cambia cada año.

Entre los muchos rituales está la consagración de los recortes, la purificación de los recortes, la purificación con la cual los participantes pasan de un estado de impureza a otro de pureza mediante una limpia; la bendición de las aves y los arreglos florales; en los que se baila con un guajolote y un gallo antes de sacrificarlos y regar con su sangre los cortes de papel.Como último ritual en el oratorio, todos se congregan en su interior para entregar la ofrenda ante el altar: cerveza, aguardiente, caldo de guajolote y arroz; se le da de comer a Chikomexóchitl, a la tierra, a la lumbre y al agua de pozo; se le ofrece música, danza, flores, recortes rituales y ceras.

Posteriormente, todos se alistan para el ascenso al cerro, a media hora de camino de la comunidad, sin olvidar llevar un gallo vivo como ofrenda al viento o ehékatl, con el que se pretende calmar su ira cuando haga acto de presencia junto con la lluvia; se acarrean cuatro pollos recién nacidos para ofrendarle al sol o tonati para que no se ensañe calcinando todo con sus rayos, y se le ofrenda a la lluvia para que reactive la vida y calme a los señores de los truenos o tlatomoniane, además de llevar arreglos florales, recortes, aguardiente y ceras. Al alcanzar la cima, la música y la danza se hacen presentes; dentro de una excavación hecha ex profeso se coloca el gallo para ofrendarle a ehekatl, se continúa con la ofrenda al monte, la lluvia y .los truenos en el altar de la cima de tepepa, donde también se implementa una estructura de la cual se cuelgan los cuatro pequeños pollos que se dejan vivos como ofrenda al sol.La gran ofrenda para los entes naturales ha llegado a su fin y deberá repetirse el próximo año según la costumbre y tradición, de lo contrario Chikomexóchitl se irá y será más difícil traerle de nuevo.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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