Magdalena, Jalisco: el pueblo que enamoró a Guillermo del Toro

En el corazón de Jalisco, más allá de los paisajes agaveros y no muy lejos de la ciudad de Guadalajara, se esconde un tesoro que ha cautivado a uno de los cineastas más visionarios de nuestro tiempo: Magdalena, Jalisco. Este encantador pueblito con su atmósfera tranquila y rica historia, ha dejado una huella imborrable en el imaginario de Guillermo del Toro, y con justa razón. Aquí te contamos más sobre este rinconcito jalisciense.

Un viaje en el tiempo entre ópalos y leyendas

Las raíces de Magdalena se hunden profundo en la historia prehispánica, un pasado donde era un centro vital de encuentro y hogar para culturas ancestrales. Su nombre actual, un eco de la colonia, nos cuenta solo una parte de su larga trayectoria. Caminar por sus calles es como viajar en el tiempo, con sus casas de fachadas coloridas y su imponente templo que domina el paisaje.

Pero si algo distingue a Magdalena, además de su calidez y hospitalidad, es su estrecha relación con el fascinante mundo de los ópalos. Las minas cercanas han sido durante siglos una fuente de estas gemas iridiscentes, atrayendo a artesanos y comerciantes. No te pierdas la oportunidad de visitar algún taller local, donde podrás admirar la belleza de los ópalos en bruto y transformados en auténticas joyas. ¡Quizás encuentres un recuerdo único de tu visita!

Qué vio Guillermo del Toro en Magdalena Jalisco

La conexión de Guillermo del Toro con Jalisco es profunda. Es fácil imaginar cómo la atmósfera mágica y la rica tradición oral de este pueblo pudieron resonar con su sensibilidad artística. Sus películas a menudo exploran mundos fantásticos imbuidos de una belleza oscura y melancólica, elementos que se pueden percibir en la quietud de Magdalena y en las historias que sus habitantes comparten.

Quizás fueron las antiguas leyendas que aún se susurran en las noches estrelladas, o la belleza agreste de los paisajes circundantes lo que inspiró al creador de «El Laberinto del Fauno». Lo cierto es que su recomendación ha puesto a Magdalena en el mapa de los viajeros que buscan experiencias auténticas y lugares con un encanto especial.

Tips para visitar Magdalena Jalisco

Cómo llegar

Magdalena se encuentra aproximadamente a una hora y media en coche desde Guadalajara. Puedes rentar un auto o tomar un autobús desde la central camionera.

Dónde hospedarte

El pueblo cuenta con algunas opciones de hospedaje acogedoras, pero te recomendamos considerar opciones de hospedaje en el Pueblo Mágico de Tequila o en la ciudad de Guadalajara.

Qué hacer

• Explorar el centro histórico: admira la arquitectura, visita el templo y relájate en la plaza principal. No olvides recorrer la Parroquia El Señor Milagroso donde se encuentra una de las grandes historias de la región. Y es que se dice que en 1671 la imagen de El Señor Milagroso sudó sangre en presencia de toda la comunidad, hecho que quedó escrito en los libros parroquiales y generó un parteaguas en la historia de Magdalena.
• Descubrir los talleres de ópalos: aprende sobre el proceso de extracción y pulido, y quizás adquieras alguna pieza única.
• Aventurarte en la naturaleza: los alrededores ofrecen paisajes ideales para caminatas y disfrutar del aire fresco.
• Probar la gastronomía local: no te pierdas los platillos tradicionales jaliscienses en los restaurantes del pueblo. Aprovecha la oportunidad para probar un tesoro culinario que aún perdura en la región llamado «panile«, una bebida prehispánica a base de cacahuate, chile y semilla de calabaza, de consistencia ligera y sabor complejo, ideal para acompañar tubérculos cocidos.
• Mejor época para visitar: la primavera y el otoño ofrecen un clima agradable. Evita la temporada de lluvias del verano si prefieres actividades al aire libre.

La historia del pueblito de Magdalena en Jalisco

Imagina una laguna serena, hogar de los tecuexes, grupo étnico de la cultura chichimeca que habitaban principalmente en la región de los Altos de Jalisco en la época precolombina. En su corazón, dos islas emergían como pilares de su mundo, siendo Atitic la mayor de ellas. Este era su epicentro, su lugar de arraigo.

Pero la historia dio un giro con la llegada de los españoles. Encontraron ya establecida una población con un nombre que evocaba la belleza natural: Xochitepec, o «monte florido,» como se interpretaba de sus raíces Juchitepeco o Xochiteptque. Esta tierra pertenecía al señorío de Etzatlán, gobernado con astucia y valentía por Goaxicar, un líder indígena de notable talento e influencia.

El año 1524 marcó la llegada de Francisco Cortés de San Buenaventura, quien, tras someter Etzatlán, convocó a Goaxicar. Este, aunque receloso de la presencia española en su propio pueblo, optó por ofrecer tributo, aunque su corazón albergaba resistencia. Esta semilla de descontento germinó en 1538, cuando Goaxicar se sublevó, solo para ser finalmente sometido. Su espíritu indomable resurgió en 1541, uniéndose a la Guerra del Mixtón y aliándose con los pueblos de Tequila, Ameca y Ahualulco, entre otros, en una valiente lucha por su identidad.

Mientras tanto, en 1530, Cristóbal de Oñate llegó a estas tierras enviado por Nuño de Guzmán. La exuberancia y fertilidad de la región despertaron en Guzmán el deseo de anexarla a sus dominios, una ambición que comunicó a Juan de Escárcena. Sin embargo, Escárcena resistió con firmeza las pretensiones del conquistador.

Además de los conquistadores españoles, la fe también dejó su huella. Los franciscanos llegaron para evangelizar, fundando en 1534 el convento de la Purísima Concepción de Etzatlán. Su labor de catequización y bautismo buscó integrar a los habitantes originarios. Contaron con la colaboración de Goaxicar, y una vez concluidos la iglesia y el convento, los nativos regresaron a sus hogares en las dos islas de la laguna, ahora rebautizadas: una en honor a Señor Santiago y la mayor como San Juan Atlitic.

Fue precisamente de este linaje que surgió el nuevo nombre de la población. Magdalena, la hija de Goaxicar, bautizada con este nombre, legó su identidad a la tierra.

Sin embargo, la naturaleza mostró su fuerza implacable. Una tromba devastadora obligó a los sobrevivientes a abandonar las islas y a fundar nuevos asentamientos en tierra firme, recordando su pasado al nombrarlos Santa María del Mezquital, Mezquicuatlán y Juchitepec, en honor al antiguo cacicazgo.

Bajo el mandato de Francisco Martínez de la Mancha, alcalde mayor de Etzatlán y responsable de Juchitepec, fray Luis Navarro erigió la iglesia y el convento dedicándolos a Santa María Magdalena y Xuchitepec, consolidando así el nuevo nombre y la fe en la comunidad.

El devenir del tiempo continuó su curso. En 1825, Juchitepec se constituyó como ayuntamiento, alcanzando la categoría de pueblo en 1838. Administrativamente, perteneció al 5° cantón de Etzatlán desde 1825 y, en 1872, se integró al 12° cantón. Aunque el decreto exacto de su creación municipal se desconoce, su existencia como tal está documentada desde 1837. Finalmente, la división territorial y política del estado de Jalisco de 1886 reconoció oficialmente a Magdalena como municipalidad.

Así, la historia de Magdalena es un tejido de culturas, de luchas por la tierra y la identidad, de la fuerza de la naturaleza y la resiliencia de su gente. Un legado que floreció, transformándose de islas en una laguna a un pueblo con raíces profundas y un nombre que evoca tanto la historia indígena como la influencia española.

Magdalena es mucho más que un destino turístico; es una experiencia que alimenta el alma. Es un lugar donde la historia se entrelaza con la belleza natural y la calidez de su gente. Sigue la recomendación de Guillermo del Toro y descubre la magia que este pueblo tiene reservada para ti. ¡Ten por seguro que te enamorarás!

Y tú ¿quieres conocer Magdalena Jalisco?

¿Quieres escaparte a Jalisco?Descubre y planea una experiencia inolvidable

Carmen Ríos