Xiloxochitl, el árbol mexicano de las hermosas flores con cabellos de colores
Nombrado de muchas maneras, el xiloxochitl es un árbol nativo de América, que destaca por sus peculiares flores color rosa y blanco. ¿Lo conoces?
Su nombre científico es Pseudobombax Ellipticum, una especie de planta fanerógama, endémica del continente americano, que se encuentra en los bosques húmedos subtropicales desde la Florida norteamericana, pasando por México hasta Centroamérica.
Asimismo, en nuestro país podemos observarla en sus dos variedades, con flores blancas y rosas en varios estados del Bajío, en las costas del Pacífico, la Ciudad de México y Veracruz.
El Xiloxochitl y sus flores únicas
Curiosamente, este árbol es conocido de muchas maneras: xiloxochitl, clavelín, clavellina roja, guietiqui (en zapoteco), coquito, amapola, sospó en lengua zoque y Solosúchil. Además, la mayoría de sus apelativos se los debe a sus inusuales flores.
Y es que éstas tienen numerosos estambres largos, por lo que su nombre en náhuatl, xiloxochitl, significa flor de jilote (el conjunto de hebras que tiene el maíz antes de madurar). De igual forma, su nombre zapoteco, guietiqui, quiere decir “estar en punta”; refiriéndose también a sus estambres.
Características
Es un árbol que puede alcanzar hasta 35 metros de altura y casi dos metros de ancho. En cuanto a sus flores, son polinizadas por aves, insectos y murciélagos. De este modo, a partir de los cuatro años, empieza a florecer de diciembre a mayo.
Igualmente, es una planta adaptable que si bien prefiere condiciones climáticas húmedas, puede sobrevivir sequías no muy largas. Su fruto además es comestible y tanto sus flores, hojas y corteza han sido aprovechadas en remedios de la medicina tradicional, para aliviar afecciones respiratorias como gripa, tos y asma; así como úlceras y dolores de cabeza.
Xiloxochitl y el origen del tiempo
Finalmente y de acuerdo con Javier Pulido Biosca, de la revista Raíces, podemos rastrear la importancia que tuvo dicho árbol en el México Antiguo a través del códice Fejervary–Mayer, manuscrito en el cual se documentó la creencia prehispánica de que cuatro árboles dieron origen al tiempo: el pochote espinoso, el huizache, el cacao y por supuesto, el xiloxochitl.
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