Xiuhcóatl, la serpiente de fuego empuñada por el dios Huitzilopochtli
En la cosmogonía mexica, la xiuhcóatl era una poderosa arma que el dios de la guerra empuñaba para vencer a sus adversarios. Esta es su historia
En las escuelas de nuestro país es común que se enseñe el pasaje del mito mexica en el que Huitzilopochtli, dios de la guerra y deidad principal, mata a su hermana Coyolxauhqui; aunque pocos recuerdan que el arma fraticida es “una culebra hecha de teas que se llamaba xiuhcóatl”, como describe fray Bernardino de Sahagún en su Libro III de la Historia general de las cosas en la Nueva España.
La xiuhcóatl, poderosa serpiente de fuego
Primero, Huitzilopochtli o Colibrí Zurdo era hijo de Coatlicue y por el sitio tan relevante que ocupó en el Templo Mayor, sabemos lo importante que era para los mexicas: simbolizaba la guerra y el tributo que recibían de esta por los pueblos conquistados. Recordemos que bajo la tutela de este dios, los mexicas se convirtieron en un poderoso imperio.
Por lo tanto, una deidad así de relevante requería un arma igual de poderosa, en este caso encarnada en la xiuhcóatl, voz que significa en náhuatl xiuh, fuego/sol/jade y cōātl, serpiente.
Por lo anterior, era un animal sagrado, un arma viviente y la más mortífera de los dioses mexicas, con la que Huitzilopochtli, no solo mató a Coyolxauhqui, sino también a sus 400 hermanos y con la que ayudó a su pueblo a salir avante en incontables batallas.
Relatos de la mortífera arma viviente
En el Códice Florentino hay un relato de la xiuhcóatl en el sitio impuesto a los mexicas por los españoles, recogido también en La Visión de los Vencidos. En este se narra que Cuauhtémoc designó a un importante capitán mexica de nombre Opochtzin para que vistiera los ropajes que habían pertenecido al tlahtoani Ahuítzotl y que tenía una insignia con la serpiente de fuego que con su poder podría detener a los conquistadores.
Igualmente, en el Códice Azcatitlan aparece la xiuhcóatl como un arma mortífera, que gracias a la intervención directa de Huitzilopochtli, permite a los mexicas ganar una difícil batalla contra el pueblo de Tzompanco.
La xiuhcóatl como cuerpo celeste
Otra teoría entre quienes estudian la cosmovisión mexica es que la serpiente de fuego habitaba el firmamento y el conjunto de estrellas llamadas Pléyades estaban colocadas en su trompa. Cabe recordar que los mexicas eran estudiosos de los astros y conocían los movimientos de la Tierra, el Sol, la Luna, Venus y las estrellas.
En consecuencia, al ser una criatura de fuego que habitaba los cielos, la consideraban el nahual protector de algunas deidades como Xiuhtecutli pero sobre todo de Huitzilopochtli. No es casualidad que en muchas representaciones, Xiuhtecuhtli y Huitzilopochtli aparecen con la serpiente de fuego atada sobre sus espaldas.
Por lo anterior hay expertos que consideran que la xiuhcóatl representaba un cuerpo celeste cuya luz dispersa las tinieblas de la noche y por esta razón solo Huitzilopochtli, dios solar, podría empuñarla.
Finalmente, los códices Borbónico, Vaticano A-Ríos y Telleriano-Remensis hablan de este mítico animal y aparece también representado en la Piedra del sol y en la escultura de piedra que se exhibe en el Museo Británico en Londres.