Yecapixtla es mucho más (Morelos)
Con un gran número de elementos góticos, el convento y la iglesia de Yecapixtla fueron edificados hacia 1540 por fray Jorge de Ávila.
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El pueblo de Yecapixtla, en el estado de Morelos, suele ser conocido por su famosa cecina, plato típico de la cocina mexicana, deleite de tragones y sibaritas. Pero Yecapixtla es mucho más. Antiguo sitio prehispánico ocupado por xochimilcas, fue llamado Xihuitza Capitzalan: “nariz filosa o reluciente”, nombre que hace alusión a que “sus gobernantes llevaban chalchihuites atravesados en las narices”, según la Relación de Gutiérrez de Liévana, fechada en 1580.
Pueblo rebelde que no reconocía a Moctezuma, también plantó cara y combatió ferozmente a los españoles. Finalmente Yecapixtla fue vencido y saqueado por Gonzalo de Sandoval el 16 de marzo de 1521. Cortés se percata de la estratégica ubicación del pueblo y lo incluye en la propuesta de donación que solicita a Carlos V, como parte del marquesado del Valle.
Una vez fundado el monasterio de Cuernavaca, los franciscanos inician la campaña misionera incluyendo como tributarios a pueblos como Tlayacaque, Tetela, Tecpancingo Tlatlauco, Totolapa y un conjunto en los alrededores de Yecapixtla conocido como Tlalnáhuac, lo cual explica la riqueza de recursos que permitieron la construcción del conjunto conventual.
Yecapixtla empezó como una visita de franciscanos, con una pequeña iglesia con techo de zacate que se destruyó en un incendio. El edificio que hoy contemplamos es iniciado por los franciscanos hacia 1535 por órdenes de Cortés, cuando el pueblo pasa a ser parte del marquesado, y continuado por los agustinos. El primer evangelizador de Yecapixtla fue fray Jorge de Ávila, al ser electo vicario provincial en 1540, cuando el convento estaba por concluirse.
Las características de este edificio invitan al viajero y al estudioso a conocer su belleza, apreciada desde tiempos coloniales, como cita la Relación de Cuernavaca de 1743: “…a ocho leguas desta cabecera (Cuernavaca), está el curato de Yecapixtla, conbento de religiosos del Señor San Agustín, uno de los templos más pulidos de este Reyno, con una iglesia fortísima, labrada con tal curiosidad que hasta las rejas de las ventanas son de piedra, como las varandillas del coro y el púlpito, todo tan pulido que con un buril no se pudiera realzar más sus labores, como los lasos de las bóvedas y escaleras del convento.”
Al conjunto conventual se entra por el amplio atrio rectangular limitado por un muro almenado. En sus esquinas encontramos las capillas posas de planta cuadrada y doble entrada, coronadas con las mismas almenas del muro perimetral. Las capillas son muy sobrias y, como es sabido, se empleaban para posar al Santísimo cuando se le llevaba en procesión por un camino que las conectaba entre sí.
Avanzando por el corredor que conduce a la entrada del templo, encontramos la cruz atrial con relieves referentes a la Pasión: la lanza, una custodia, la corona de espinas y remata con una cartela en la que se leen las iniciales INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum), que está colocada sobre un pedestal cuadrado que presenta en relieve un cáliz y una hostia y, más abajo, una flor de estilo más bien indígena. Llegamos a la iglesia cuyo altar principal, en el ábside, se ubica al oriente donde nace el sol, símbolo de la luz, de Dios y del paraíso, y es hacia allá que miran los feligreses. La portada, se dirige al poniente y el convento se ubica al sur del templo. Al convento se accede por la portería que debió funcionar también como capilla abierta. El claustro es de un solo nivel, con bóveda de cañón que tuvo una rica decoración mural imitando casetones y una cenefa que intercala escudos agustinos (un corazón atravesado por tres espadines o flechas) y sellos con el nombre sagrado de Jesús (IHS, SPX) combinados con motivos vegetales llamados “grutescos” o pintura “a la romana” en una clara referencia renacentista. A la cenefa la limitan dos largos rosarios. Los muros y los macizos pilares de los arcos estaban pintados con diferentes escenas religiosas alusivas a las vidas de Jesús, la Virgen o los Santos, que hoy por desgracia se encuentran bastante deteriorados.
El claustro presenta contrafuertes adosados a los pilares que sostienen las cuatro arcadas donde aún se distinguen restos de pinturas con los monogramas de Jesús y María. Al centro está la fuente, infaltable en los claustros como símbolo de la fuente de la vida en el Edén.
El ex convento de Yecapixtla cuenta con ciertas características medievales que no suelen ser comunes en edificios coloniales, a la vez que incorpora elementos manieristas y renacentistas (concretamente platerescos). Esta mezcla de estilos se observa en las dos portadas de la iglesia. La principal consta de un cuerpo compuesto de dos pares de columnas estriadas sobre zócalos en los que se aprecian dos retratos en relieve que miran hacia la puerta y dos jarrones en las bases exteriores.
Las columnas están divididas a la mitad por molduras que parten de la imposta del arco de la puerta, el cual es de medio punto y tiene en sus jambas tableros con relieves de querubines alternados con flores. De las jambas parte la arquivuelta del arco con relieves de querubines enlazados con palmas flordelisadas. Las enjutas del arco presentan otros dos querubines con sus cuatro alas, mirando hacia la entrada. En las entrecalles que forman las columnas hay nichos con pequeños doseles en forma de concha: los inferiores tienen peanas o repisas, acompañadas de un relieve con motivos vegetales de estilo renacentista.
El entablamento que cierra la portada de esta entrada se define por dos cornisas molduradas, con salientes sobre los fustes de las columnillas pareadas; éstas se prolongan con dos pequeñas pilastras cajeadas que sostienen la segunda cornisa. Se forma así un friso en el que vemos a dos angelitos cabalgando sobre tritones mirando al mundo cubierto por una cruz. Quizá extrañe la imagen de tritones con ángeles, pero cabe aclarar que es empleada con frecuencia en la pintura mural de muchos conventos de la época.
Las columnas exteriores cierran con pináculos y se unen a las interiores por un listón con forma de “S”, de manera que la vista se desliza por el ático formado por un nicho con dosel en forma de concha y dos pilastrillas. Al nicho lo escoltan dos escudos, a la izquierda el corazón de la orden agustina y a la derecha el franciscano, con las cinco llagas sangrantes y la cruz.
La portada cierra con un frontón en cuyos extremos cierra con dos pináculos y presenta al centro un crucifijo. El frontón apunta hacia la espléndida ventana coral, una hermosa rosa gótica o rosetón, calado de lacería de piedra que dibuja flores y enmarcado con relieves vegetales. La fachada culmina con una pequeña cornisa adornada con perlas isabelinas, sobre la que corren las almenas y un garitón central, que junto con la barda atrial y los merlones que rematan la iglesia han hecho pensar erróneamente en una arquitectura militar. Los límites laterales de la fachada son dos contrafuertes esquinados, herencia de la Europa del siglo XV, que concluyen con remates característicos de los contrafuertes de Yecapixtla, formados por pináculos que cuentan con cuatro pequeñas almenas en punta por cada lado y una central más elevada, todos acabados en pomas o esferas.
La portada lateral es más sencilla, compuesta por un arco de medio punto moldurado y con una secuencia de relieves formada por un querubín, una coraza o armadura, un escudo con una flor y un hacha sobre la que se apoya un carnero con dos antorchas y espada, un escudo rectangular con dos espadas, un corazón atravesado por dos flechas y la dovela central con la cara de un ángel con sus alas extendidas. Los pilares tienen motivos vegetales que esconden seres mitológicos que sostienen en sus cabezas una antorcha y arreglos florales. Las enjutas presentan dos bustos, el de Dios Padre con la esfera del mundo en la mano, y el de una mujer, ambos mirando a la entrada. El arco está acompañado por un par de columnas abalaustradas (platerescas), decoradas con estrías, guirnaldas y motivos vegetales que sostienen la cornisa que cierra el conjunto. Las columnas culminan con dos balaustres sobre la cornisa.
Sobre la portada de la fachada destaca una ventana ajimezada con dos arquillos de medio punto, y sobre ellos otro semicircular encerrados en un arco de medio punto.
Del interior destaca el coro, situado a los pies del templo sobre la entrada principal, cuya pintura mural da la bienvenida al visitante. Tiene una hermosa baranda de piedra, de esbeltos balaustres sobre los que corre una cresta de flores de lis a todo lo largo. Desde presbiterio, se observa en el coro la gran rosa gótica que filtra la luz exterior y la hace ver como una flor de luz. El sotocoro forma el complemento gótico del templo con la fina tracería en su bóveda rebajada, del mismo estilo son las jambas de la puerta de acceso al claustro, de arco adintelado y ángulos en cuarto de círculo que rematan en pináculos con adornos vegetales. En la entrada nos recibe la pila bautismal de piedra, con cuatro personajes que pueden señalar los puntos cardinales o los cuatro rumbos de la cosmogonía indígena.
Mención aparte merece el púlpito labrado que mezcla detalles góticos con renacentistas, que enmarcan al escudo agustino y al sello del nombre de Jesús.
El altar ostenta la imagen de San Juan, pero anteriormente tuvo una pintura, al parecer europea, que se encuentra en el monasterio de Cuernavaca donde fue llevada para restauración junto con una colección de pinturas de los apóstoles, de las cuales sólo permaneció en la iglesia la de San Judas Tadeo.
Al visitar Yecapixtla no puede dejar de admirar este convento y su armoniosa integración de características góticas, renacentistas e indígenas que producen un delicioso goce visual.
SI USTED VA A YECAPIXTLA
Saliendo de la ciudad de México por la carretera núm. 115 de Cuautla hacia Tetela del Volcán; pasando, entre otros, los pueblos de Chalco, Amecameca, Ozumba, Tepetlixpa y en una desviación de 5.5 km que parte del km 91 se encuentra Yecapixtla. Enclavado al pie de la sierra y entre las barrancas que rodean al Popocatépetl y a una altitud de 1 603 metros; cuenta con un agradable clima templado que posibilita que prosperen los cultivos de maíz, camote, cacahuate, jitomate y árboles frutales.
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