Yosocuta, llano de agua (Oaxaca)
La presa de Yosocuta se encuentra sobre la corriente del río Huajuapan, en Oaxaca; se terminó de construir en 1969 con fines de riego y hoy es considerada paraíso para la pesca deportiva.
Yosocuta (en mixteco “llano de agua”) se halla enclavada en la región de Huajuapan de León, cerca de esa ciudad oaxaqueña, aproximadamente a 14 km de distancia, en dirección a la costa. El nombre completo de esta famosa presa, paraíso de los pescadores de lobina negra, tilapia, mojarra de agallas azules y carpas es San Francisco Yosocuta.Don Paulino Méndez, amable lanchero del lugar, cuenta que en tiempos remotos hubo ahí una hacienda llamada “De los Solana”, y que había un trapiche, ya que abundaban la caña de azúcar y el maguey llamado “espadilla”, por lo que también había una destiladora de aguardiente y una fábrica de mezcal, famosas por la calidad de sus productos.
Muy cerca de éstas se encontraba la iglesia, cuyos muros y cúpula se ven en épocas de sequía, cuando el nivel del agua baja lo suficiente. En estos años hemos comprendido la importancia de lo que significa para los lugareños el legado de sus ancestros, y por ello cuidan todos los vestigios del pueblo sumergido, realizando diversas actividades de siembra y cosecha tanto en tierra como en el agua de la presa para que produzca al máximo.En un recorrido en lancha, al lado de don Paulino, pudimos fotografiar los sitios más sobresalientes como “la cúpula de la iglesia”, “la hacienda de los Solana”, “el panteón viejo de Yosocuta” (donde yacen los restos de los antepasados de nuestro anfitrión) y “la curva de las minas” (actualmente sin minerales); finalmente llegamos a la cortina, cuyo vertedero, con una longitud de cresta de 35 m, nunca dejará de impresionarnos, tanto por su altura y fortaleza, como por su diseño arquitectónico y resistencia (“el terremoto del 85 no le hizo ni cosquillas”, dice don Paulino).
Al regreso, por el otro lado de la presa, apreciamos lugares como “la cantina” o “el bar”, llamado así por la acumulación de arbustos y arbolillos; “la curva de los Hernández”, por el apellido de los dueños del terreno; “la isla del amor”, por ser refugio para enamorados; la planta tratadora y potabilizadora de aguas y la capilla de la hacienda que aún alberga un Cristo de regular tamaño y un par de desvencijados floreros (la imagen de la Virgen de Guadalupe, que allí se resguarda fue restaurada hace poco).Al final regresamos al embarcadero principal, por el rumbo del “pico de la Soledad”, con el ánimo por las nubes y el espíritu renovado, con muchas ansias de volver pronto a pescar y a contemplar con embeleso el voluptuoso e inigualable paisaje oaxaqueño, sobre todo sus celajes.Rodeada por el Yucutache o cerro del Pájaro, el Tecuane o cerro Blanco, el cerro de la Soledad, el de la Mesa, el del Calvario y el del Organal, la presa cuenta, asimismo, con una isla grande llamada Del amor, y otra pequeña que es la punta del cerro del Tecolote.
La presa de Yosocuta, con una altura de 44 m y una capacidad de 300 m3/s, fue inaugurada en 1970, y tuve conocimiento de ella por pláticas con amigos aficionados a la pesca deportiva. Así, en 1980, en compañía de algunos de ellos, acudimos entusiasmados y cañas en ristre a la pesca de las grandes lobinas que, según nos comentaban, abundaban en el lugar. A partir de 1985, y con la fundación del “Club de Pesca Caguama”, que hasta la fecha se halla operando, Yosocuta es el lugar de pesca favorito para los tres primeros días de vacaciones y, por supuesto, para participar en su famoso torneo de pesca que se celebra por lo general en los meses de septiembre y octubre.
Desde entonces, hemos procurado no faltar cada año, con el fin de profundizar en el conocimiento de los más ocultos secretos de la pesca deportiva, de la cual somos sus más fieles y fervientes admiradores, y disfrutar al mismo tiempo de la belleza del paisaje plasmándola en espectaculares imágenes fotográficas.El mejor momento para pescar es cuando uno lo desee y, generalmente, esto ocurre en las primeras horas del día, al amanecer, cuando se dice con fervor la oración del pescador, que reza más o menos así: “¡Señor, ayúdame! Permíteme pescar un animal que sea lo suficientemente grande como para que me impida mentir…” Dicen que Dios no le cuenta a los pescadores los días que pasan pescando porque no tienen malos pensamientos ni sienten ganas de hacerle daño a nadie. Esto debe ser cierto, porque he observado con detenimiento a todos mis compañeros pescadores durante la práctica de su actividad favorita, y al estar verdaderamente concentrados en ello no hay ni puede haber emoción comparable al “jalón” o “tirón” de un buen pez. Mi difunto padre siempre decía que “…los lugares más hermosos nunca están cerca del asfalto o del pavimento…”, cosa que comprobamos en cada viaje de pesca, ya sea deportiva o fotográfica, cercano o lejano pero acompañados siempre por los mejores amigos, como los del honorable Club de Pesca Caguama.
SI USTED VA A YOSOCUTA
De la ciudad de México tome la carretera núm. 95 a Cuernavaca desviándose en dirección a Cuautla. Siguiendo hacia Izúcar de Matamoros, continúe a Acatlán, y a 80 km se encuentra Huajuapan de León. De aquí vire a la derecha rumbo a Huatulco, según indican los letreros, y 14 km más adelante se arriba al pintoresco pueblo de San Francisco Yosocuta, en el estado de Oaxaca.
Fuente : México desconocido No. 290 / abril 2001
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