Zona Mágica Comala: camino donde los autos andan solos y violan la ley de la gravedad
En esta zona los autos, o cualquier objeto, van cuesta arriba por sí solos. Le llaman la Zona Mágica de Comala.
Comala es una zona mágica mágico y no solo porque así lo haya escrito Juan Rulfo. Resulta que en este místico poblado de Colima existe un lugar en donde los autos andan solos en un camino cuesta arriba.
Sí, así como lo leen, las llantas de los vehículos empieza su lento andar tronando de a poco los pequeños fragmentos de piedras que hay en el pavimento. Andan sin la ayuda de un motor, sin que ni un humano los empuje.
Zóna Mágica: El mágico kilómetro 6 de la Comala-San Antonio
Se trata del kilómetro 6 de la carretera Comala-San Antonio, en donde los curiosos de varias generaciones han colocado ahí botellas, lápices de madera, cochecitos de juguete, cualquier cosa que tenga la capacidad de rodar, para comprobar así que algo atrae las cosas hacia arriba, desafiando la ley física enunciada por Isaac Newton.
Algunos incluso han puesto a prueba en este camino al agua, elemento que elige fluir hacia arriba, eliminando la posibilidad de que todo esto se deba a algo magnético en la zona. Por esta razón este punto ha atraído por décadas a miles de personas.
Estudiantes de la Universidad de Colima en busca de respuestas
El misterio de la Zona Mágica llegó a tal grado que un día de 2016, estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima, acudieron al místico kilómetro 6, con la firme intención de saber cuál era el origen del inexplicable fenómeno.
Con técnicas de física experimental y el uso de herramientas como péndulos simples, plomadas, cañones y GPS, etcétera, los jóvenes descubrieron que no hay nada mágico en el sitio, tampoco fuerzas magnéticas, ni nada que se le parezca. Concluyeron que la zona se rige por simple y llana física, como el resto del planeta.
Zona Mágica, ¿nuestros ojos nos engañan?
Pero entonces ¿por qué los autos apagados van cuesta arriba? Todo, explicaron, se trata de un juego de percepción, es decir que lo que vemos como una pendiente cuesta arriba, realmente es una pendiente cuesta abajo.
Para que quede más claro: la pendiente no está inclinada hacia el norte como mucha gente lo percibe, sino que lo está hacia el sur. La ilusión óptica se debe al cambio de pendientes.
Pero que el misterio haya sido resuelto no significa que no valga la pena ir a esta zona, porque, a fin de cuentas, es interesante cómo la naturaleza juega con nuestra percepción de la realidad, haciéndonos saber que incluso lo que vemos no es necesariamente real.
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