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Mutusay, el arte del corazón de Tapijulapa

Tabasco
Mutusay, el arte del corazón de Tapijulapa fifu

Situado en un selvático valle, Tapijulapa ha labrado su destino con una rama húmeda que transforma en objetos únicos.

Para ir a Tapijulapa es necesario dejar el carro a la orilla de la carretera proveniente de Villahermosa porque el pequeño pueblo prescinde de vehículos motorizados.

Una vez en la cima, donde se erige el templo de Santiago Apóstol (siglo XVII), la vista del pueblo es una postal: las casas blancas de techos de teja roja sobresalen sobre la espesa vegetación de la región.

Rodrigo Cruz

La humedad de la mañana anuncia un calor intenso que se calmará a media tarde con una lluvia vertical, alegre como la música que sale de algunas casas, muchas de ellas con talleres donde se teje el mutusay, con el que se confeccionan todo tipo de objetos, como joyería, cestas, lámparas, adornos y muebles.

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El paisaje está rodeado de montañas con los picos metidos entre las nubes, por un lado se ven los ríos Oxolotán y Amatán con sus puentes peatonales. La selva se cuela por los sentidos, se huele, se escucha, la mirada no alcanza la inmensidad de la naturaleza coronada en Tapijulapa, el Pueblo Mágico de la sierra tabasqueña.

Lo que dicen las manos

Entramos al primer taller y lo primero que salta a la vista son los abanicos tejidos. Doña Laura vende lámparas, collares, diademas, aretes, todo expuesto de manera ordenada. Nos envía con su hermano al otro lado de la calle principal.

David Fernández Martínez se encuentra tejiendo una mecedora de grandes proporciones. Sin dejar de trabajar nos explica que los muebles los arman los hombres y las mujeres ayudan después con el tejido.

Rodrigo Cruz

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Rodrigo Cruz

La materia prima

La artesanía del mutusay, que poco a poco empezó a ganar prestigio en el estado e incluso fuera de México, no tiene mucho tiempo de haberse creado.

Su iniciador, hace 40 años, fue Benito Veloz, maestro de primaria. Sin herramientas empezó a trabajar esas ramas trepadoras que cuelgan de los árboles y se han convertido en el sustento económico más importante de Tapijulapa, el único lugar donde se utiliza esta materia prima.

Rodrigo Cruz

El mutusay se consigue en la región, los campesinos ejidatarios lo cortan especialmente para los artesanos cuando no tienen que cosechar sus tierras y venden el rollo en cinco pesos. Para tejer una mecedora por ejemplo, se necesitan alrededor de 100 rollos.

Los talleres

Hay aproximadamente 15 talleres con los que directa o indirectamente tienen una relación los casi tres mil habitantes del pueblo. Nos acercamos al taller de Juan Carlos Ortiz. La calidad de sus muebles es notable. Su experiencia en el tejido del mutusay data desde que tenía 13 años. Junto a sus padres fabrican muebles y pequeños objetos como cestas y abanicos.

El año pasado ganaron el primer lugar del concurso estatal de artesanías con una mecedora. Él mismo explica las ventajas del mutusay: es fresco, es fácil de reparar y es idóneo para climas calurosos pues aguanta altas temperaturas, así como la lluvia.

Rodrigo Cruz

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La calidez

Cuando llegamos al cuarto taller, Jacqueline Pérez nos cuenta que su esposo no está pero su hija, Carmen, nos puede llevar con sus hermanos a conocer sus talleres a escasos metros de distancia. Con Carmen, una adolescente de 17 años, recorremos las cortas cuadras que nos separan del taller de sus tíos.

El tío es Juan Carlos Ortiz, quien nos lleva a la planta baja donde está su tienda. La diversidad de objetos, adornos y muebles confeccionados con una destreza hace pensar en las horas y los años de aprendizaje que le llevó a dominar el enramado del mutusay, que revela su belleza cuando la tocan las manos expertas de los nativos de Tapijulapa.

La organización

Hace tiempo vino un empresario europeo a proponer a los artesanos fabricar cantidades específicas de muebles para exportarlos, pero ese proyecto nunca prosperó. La respuesta siempre fue la misma: los artesanos no se pusieron de acuerdo, “la gente prefiere trabajar por su cuenta”. Sin embargo, nadie parecía lamentarse.

“Pero, ¿por qué no se ponen de acuerdo, si aquí todos se conocen incluso son familiares?”.

Y como si fuera un secreto de familia, la interrogante queda en el aire. Algunos organismos estatales y nacionales se acuerdan a veces de la artesanía del mutusay, pero su apoyo no es constante, nos comentaron.

“Hace falta promoción; a lo mejor no nos conocen porque Tapijulapa no es municipio”, aventura Juan Carlos. En una ocasión se les acercó una cadena de supermercados de origen estadounidense con cientos de sucursales en México para proponerles comprar muebles, pero las condiciones eran inviables: pagaban hasta tres meses o más después de la entrega y el  fleete lo ponían los artesanos.

La hospitalidad

Rodrigo Cruz

A la hora de la comida, los sabores únicos y desconocidos con nombres extraños parecen estar elaborados con la misma ternura que los pobladores imprimen en su trabajo manual.

Al despedirnos nos embargan dos sentimientos: dan ganas de llevarse un montón de artesanías y, a la vez, el deseo de quedarse un tiempo más. El abrazo cálido de Carmen resume la promesa de volver pronto.

Cómo llegar:

Villahermosa es el destino más cercano; se llega en autobús, auto o avión (Aeroméxico, Interjet, Vivaaerobus y Volaris). De ahí, en auto está a 90 km por la federal 195 y estatal carretera a Tapijulapa. Salen autobuses a Tacotalpa y de ahí un transporte local.

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autor María Luisa Alós
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