Bodas tradicionales de Oaxaca, cientos de invitados celebran entre rituales, comida y bebida
Nadie como la comunidad de Villa Hidalgo Yalalag para organizar bodas tradicionales de Oaxaca, pues sus banquetes son inolvidables por su vastedad
A poco más de 100 kilómetros de la capital del estado, en la Sierra Norte, se ubica el municipio de Villa Hidalgo Yalalag, famoso por sus bodas tradicionales de Oaxaca, que llegan a convocar prácticamente a toda la comunidad, para acompañar a los recién casados en una celebración infinita.
Las bodas tradicionales de Oaxaca inician tempranito
A diferencia de muchos enlaces matrimoniales que se celebran en la tarde o en la noche, las bodas de los yalaltecos inician muy temprano con las misas programadas a las 7:00 horas.
Igualmente, es costumbre que el novio y sus invitados esperen en el atrio del templo a la novia, quien llega vestida de blanco, acompañada por sus familiares, amigos y una de las bandas de música de la región.
Más tarde empieza la celebración eucarística, en la que se colocan anillos, se intercambian las arras y los padrinos colocan el lazo matrimonial. Al concluir, los invitados se dirigen a pie hacia la casa del novio, donde es costumbre que familiares y amigos de éste, preparen y sirvan el banquete, pensado para agasajar hasta mil invitados.
El banquete, un magno evento
Por fin arriban los recién casados y toman su lugar en la mesa de honor, mientras la banda musical comienza a tocar. En ese momento, los invitados del novio se forman para entregar regalos personalmente a la pareja.
Como aún es de mañana, se reparte mezcal a los convidados para entrar en calor; las mesas largas de madera se van llenando y se sirve el almuerzo: caldo de carnero y tortillas extragrandes recién salidas del comal, con café.
El baile, ingrediente indispensable en las bodas tradicionales de Oaxaca
Después del almuerzo, los novios brindan con sus invitados para abrir pista con el vals familiar. Acto seguido, se forma la víbora de la mar y un grupo de amigos del novio lo lleva en brazos hacia una fuente cercana para aventarlo al agua. Empapado, el novio es cargado de regreso a su casa para iniciar “el baile del muertito”, el cual simboliza el fin de su vida de soltero y el compromiso de pasar el mayor tiempo posible con su nueva esposa.
Ya al mediodía, con el sol en alto, llega por fin la comida: se distribuye a montones la barbacoa con agua de horchata; y de postre, una rebanada de pastel de bodas. De igual forma, llega el momento de los bailes tradicionales, con sones y jarabes. La gente se pone a bailar.
Inicia el Calvario
A pesar de que han pasado horas de celebraciones, aún falta uno de los rituales más importantes de la jornada, el llamado Calvario, que consiste en un recorrido a pie por las calles, que realizan los novios, acompañados de sus invitados, quienes bailan jarabes al ritmo de la banda musical, hacia la casa de la novia.
También, la costumbre dicta que la comitiva de bailadores debe rodear dos veces la fuente llamada la Yalagteca, en el centro del pueblo, para seguir hacia la casa de la novia. Ahí, todos son recibidos por la familia de la novia con agua de horchata, cervezas y mezcal para continuar bailando tres tandas más de jarabes.
Por último, ya en la tarde, la comitiva regresa a la casa del novio donde los espera un grupo musical con un nutrido repertorio de cumbias, charangas y huapangos. Cuando casi se pone el sol, se sirve la cena a los últimos invitados y por fin, se acerca el ocaso de una fiesta que toda la comunidad recordará, al menos hasta la siguiente boda.
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Con información de José Ángel León – Fotografía
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