Caminata por el sur de la Sierra Tarahumara (Chihuahua)
Una de las regiones más impresionantes del Parque Nacional Barrancas del Cobre es el sur de la Sierra Tarahumara. Ahí, en medio de cañones, pueblos indígenas y construcciones coloniales da inicio nuestra exploración.
Sin duda una de las regiones más interesantes dentro de la Reserva Nacional Barrancas del Cobre es la que forma las barrancas, los asentamientos coloniales y la mágica presencia de los nativos tarahumaras. Tal conjunción la convierten en un sitio ideal para la exploración y el estudio.
Llegamos a Guachochi –antes cabecera municipal de la sierra, ciudad dedicada principalmente a la explotación forestal, a la ganadería y a la agricultura de autoconsumo, y con suficientes servicios turísticos que apoyan la exploración de sus alrededores– por ser esta comunidad la puerta de entrada a la Barranca de Sinforosa (está a sólo 45 minutos en camioneta).
La Sinforosa ocupa el segundo lugar de la Sierra Tarahumara en profundidad, con 1 830 m, y sin embargo ha sido poco explorada.
No lejos de Guachochi, hacia el sur, se puede visitar el valle de Yerbabuena, y hacia el norte el poblado de Tonachi, rodeado de ranchos tarahumaras donde abundan los huertos de duraznos, guayabos y otros frutales. En Tonachi se encuentra una peculiar iglesia construida por los jesuitas, que festeja a su santo patrono, San Juan, en la noche del 23 de junio con la conocida danza de los matachines.
Cerca del pueblo puedes visitar dos cascadas, una de ellas con 20 m de caída, y la otra, de mayor tamaño, 7 km río abajo, ofrece un espectáculo que no deben perderse quienes visiten estos rumbos.
Sin duda, la Barranca de Batopilas es una de las áreas más ricas en historia, cultura y maravillas naturales. A lo largo de ella hay pueblos tarahumaras por donde, en tiempos pasados, transitaban grandes trenes de mulas cargando barras de plata extraídas en esta zona, y que regresaban con víveres para los más de 5 mil habitantes.
El pueblo se construyó a lo largo del cauce del río, dejando una sola calle principal. En el centro, gracias a una terraza de buen tamaño, se logró construir una plaza. A un costado de ella se encuentra el palacio municipal.
Batopilas es uno de los lugares más apropiados de la Sierra Tarahumara para emprender caminatas y, según el tiempo del que se disponga, pueden organizarse viajes por uno, tres, siete o más días.
Siguiendo el río, arriba de Cerro Colorado, llegarás a Munérachi, misión jesuita construida con adobe. Por la vereda, bordeando la Barranca de Batopilas, llegarás a Coyachique y a Satevó, “lugar de arena”, donde se encuentra la Catedral de la Sierra, una impresionante iglesia jesuita construida en el siglo XVII con tabique quemado.
En otro día de exploración puedes visitar la abandonada mina y rancho de Camuchin, todavía con casas de adobe de donde cuelgan racimos de uvas desde lo alto de los porches. Subiendo la montaña a espaldas del panteón de Batopilas llegarás a Yerbaniz, y después al Astillero, desde donde se puede disfrutar una de las mejores vistas de la Barranca de Urique, para luego bajar a Urique, pueblo también con singular encanto colonial.
Si el interés del turista va enfocado a los tarahumaras, en tres días se puede subir y bajar desde Batopilas al Cerro del Cuervo, región donde habita un gran número de indígenas.
La sierra está llena de veredas que los tarahumaras usan para ir de un pueblo a otro, son para ellos carreteras por donde traen y llevan maíz, agua y otros productos necesarios para sobrevivir. Por esto se recomienda siempre ir acompañado de alguien que conozca el lugar y ayudarse con un mapa y una brújula.
Tanto Guachochi como Batopilas cuentan con servicios turísticos de hotel y restaurantes.
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