Los coreanos que llegaron a México durante el Porfiriato
A principios del siglo XX, llegaron 1033 coreanos a México para trabajar el henequén en Yucatán. Sin embargo, después de ese tiempo, no pudieron regresar a su país.
Olvídate de la rutina y escápate:
George de la Selva, balneario y cenote cerca de Mérida
A principios del siglo XX, 1033 coreanos migraron a México. La intención era que trabajaran el henequén en Yucatán. El periodo de estancia se había limitado a cuatro años.
Sin embargo, debido al estallido de la Revolución Mexicana, estos coreanos ya no pudieron volver a su país y se quedaron en México. Fue así como enriquecieron nuestra cultura con aportaciones tales como el taekwondo.
Los coreanos que llegaron a México durante el Porfiriato
Sitúemonos en México. Corría el año de 1905, la demanda del henequén aún era fortísima pero había un problema, la mano de obra escaseaba. Debido a esto, la producción se veía limitada. Fue entonces cuando el presidente Porfirio Díaz abrió las puertas a todos los extranjeros que quisieran trabajar el henequén en Yucatán.
De esta manera, 1033 coreanos, entre hombres, mujeres y niños, se embarcaron desde Seúl, Incheon y Su-won rumbo a México. El viaje duró alrededor de cuarenta días. Cuando por fin llegaron, los coreanos primero hicieron escala en el Puerto de Salina Cruz. Después, continuaron su viaje en tren hasta llegar a Coatzacoalcos. De ahí se embarcaron hacia el Puerto Progreso en Yucatán.
Ya estando en la zona productora del henequén, los coreanos hicieron un aporte bastante útil y en apariencia sencillo. Aquel invento de inmediato aumentó la productividad de los trabajadores.
Pero, ¿de qué se trataba? Aquellos extranjeros crearon guantes para evitar que los trabajadores se lastimaran las manos al manipular las plantas. No está demás mencionar que el uso de los guantes aumentó significativamente la producción. Otro de los aportes de aquellos migrantes asiáticos fue el taekwondo.
Los coreanos tuvieron que enfrentarse a distintas problemáticas. Una de ellas fue la barrera lingüística. Otra fue la religiosa y también la diferencia de costumbres.
Por ello, las familias vivían en condiciones aisladas, además de precarias y marginales. Quizá por eso, habían decidido no mezclarse con la población nativa, aunque terminaron por hacerlo, principalmente con la etnia maya.
Debido a las dificultades en las que se encontraron, las familias de origen asiático se vieron obligadas a intentar aprender español y maya. Este intento facilitó la comunicación. Sin embargo, el aprendizaje fue lento y casi nunca completo. Aunque la situación mejoró conforme llegaban nuevas generaciones pues ellas eran capaces de adaptarse con mayor facilidad.
Un viaje corto que se transformó en permanente
Cuatro años después de su llegada, los contratos de los trabajadores asiáticos habían vencido. Sin embargo, tuvieron que permanecer un año más para liquidar las deudas que habían adquirido para conseguir productos como zapatos, ropa o alimentos.
No obstante, poco tiempo después, estalló la Revolución Mexicana. Al mismo tiempo, la producción del henequén se venía abajo. La situación era crítica, y los coreanos que habían llegado por unos cuantos años, ya no pudieron volver a su país.
Las condiciones eran precarias y de pobreza. Aún así, muchos grupos decidieron quedarse en Yucatán. Otros optaron por trasladarse a Tijuana y otros tantos se encaminaron hacia la Ciudad de México. Fue así como en estas ciudades crearon tres asentamientos importantes.
Pasó el tiempo, y no fue hasta 1962, cuando ya se había dividido Corea en: Corea del Norte y Corea del Sur, que se dio una segunda oleada migratoria de coreanos hacia México. A partir de ese año, los traslados a tierras mexicanas se volvieron continuos. Hubo desde migraciones definitivas hasta visitas por negocios.
La comunidad coreana continúa a la fecha, aprendiendo de los mexicanos y por supuesto, aportando a nuestro país parte de su cultura. Podemos destacar por ejemplo, su gastronomía. Así que si te interesa degustarla, puedes asistir a restaurantes como el «Biwon«, ubicado en Zona Rosa.
Visita el Museo Conmemorativo de la Inmigración Coreana a Yucatán, ubicado en Calle 65 núm. 397-A x 44 y 46, Centro en Mérida, Yucatán.
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