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Historia

Cuando en México eran lanzados perritos en paracaídas desde globos aerostáticos

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Al llegar los globos aerostáticos a México, los dueños decidieron lanzar a perritos en paracaídas. Aunque algunos sobrevivían, por desgracia otros morían.

Poco después de que finalizara la guerra por la Independencia de México, en el país se pusieron de moda los globos aerostáticos, los cuales eran elevados desde algunas de las plazas más populares del territorio nacional. Todo iba bien hasta que a alguien se le ocurrió lanzar desde estos aparatos a perritos con paracaídas a fin de captar, todavía más, la atención de los espectadores. 

Foto: Mediateca INAH

El show de los “perros voladores”, narra el historiador Francisco Mendoza, lo pudieron ver los asistentes de la ya popular Alameda (Central) de la Ciudad de México. Por desgracia, cuenta, algunos de los canes se precipitaban en caída libre hasta el suelo pues los parachutes no siempre se abrían, provocando que algunos de estos animales murieran al instante y otros tantos les llegase su fin posterior a una dolorosa agonía. 

No existe registro histórico, que se sepa, acerca de si hubo una persona u organización, como las de ahora, que protestara por este maltrato animal, pero probablemente por la época de la cual estamos hablando es casi seguro que no. 

Y resulta lógico que nadie dijera nada por esta atrocidad contra los perritos en aquel entonces. Los primeros en crear y levantar un globo aerostático en el mundo fueron los hermanos franceses Joseph y Etienne Montgolfier, quienes descubrieron que el aire caliente se vuelve más ligero que el aire frío, desplazándose el primero hacia arriba. 

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Foto: Mediateca INAH

Los Montgolfier echaron a volar su primer globo en septiembre de 1783 —no con ellos a bordo, claro que no— con tres pasajeros muy especiales: un cordero, un pato y un gallo. La razón que dieron para experimentar con el cordero fue que querían ver cuál era la reacción de un ser vivo que no estaba destinado a volar. Aquel primer vuelo fue de 3 kilómetros, mismos que recorrieron en tan sólo ocho minutos; ningún animal resultó lesionado en la prueba, hasta donde se supo.   

Esto lo mencionamos porque tal vez aquellas personas que años después elevaron globos aerostáticos en la Alameda de la Ciudad de México, disfrazaran el show del lanzamiento de los perritos en paracaídas como una tendencia normal y mundial de experimentar con animales.

Foto: Mediateca INAH

Tres meses después de lanzar al cordero, pato y gallo, los hermanos franceses Montgolfier montarían en la canastilla de ese primer globo aerostático a pasajeros humanos, que bajo su propia voluntad, participaron en aquel experimento. 

Sólo un año después de que los hermanos Montgolfier inventaran el globo aerostático, en México hizo lo propio el ingeniero José María Alfaro, quien se convirtió en el primero en elevar y tripular uno de estos aparatos en el continente americano, en un espectacular viaje de Jalapa a Coatepec, pero ése será motivo de otra historia para los lectores de México Desconocido.  

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