Dunny huichol, un art toy a la mexicana
Dunny se vistió de arte huichol para llevar más allá de las fronteras mexicanas los recuerdos de los abuelos y abuelas Wixaritari.
Hace dos décadas, Paul Budnitz detectó en Tokio la tendencia de crear juguetes de diseño, y fundó Kidrobot, empresa especializada en art toys, originales figuras de edición limitada y que ha tenido la capacidad de difundir esta cultura por todo el mundo.
Dunny, la figura icónica de Kitrobot
Sin duda, la pieza icónica de Kitrobot es el Dunny: una escultura de vinil en forma de conejo, disponible de 3, 5, 8 o 20 pulgadas, aunque también hay piezas momunentales que sobrepasan el metro de altura.
La idea detrás de los art toys es que distintos artistas internacionales plasmen en una figura estandarizada, en este caso el Dunny, sus propios diseños.
Hasta ahora, el dunny ha sido personalizado por Obey, Amanda Visell, Tara McPherson, el ícono de la moda Diane von Furstenberg y hasta por la compañía de cristal Steuben, que hizo uno de ese material de 60 centímetros que se vendió en 21 mil dólares.
Y para que no quepa duda de que esta tendencia está por completo aceptada en el mundo del arte, en 2008 el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) agregó algunos de los Dunnys de Kidrobot a su colección permanente.
Alianza con Marakame
Recientemente, Kidrobot hizo una alianza con Marakame, una empresa que representa a algunos artesanos de las comunidades Wixarika.
Marakame propone una forma creativa de fusionar arte, diseño y cultura, para lo cual han generado un proyecto de difusión y comercio de arte Wixarika.
Cada pieza es única y ha sido elaborada por familias huicholes de las diversas comunidades rurales que habitan principalmente en la Sierra Madre Occidental.
Parte de su labor es dar a conocer esta obra así como la cosmovisión de los artistas, pues para ellos cada pieza es una historia viva que muestra la cultura indígena contemporánea mexicana.
Además, esta marca promueve el comercio justo y ayuda a estas comunidades a conservar su cultura y tradiciones vivas, pues se convierte en una forma rentable de vida que a la par despierta una conciencia de respeto a las prácticas tradicionales de las comunidades indígenas mexicanas.
El dunny a la mexicana
Una vez hecho el enlace entre Kidrobot y Marakame, la tarea que se les encomendó a los artesanos de San Andrés Cohamiata, en el estado de Jalisco, es que trabajaran con la técnica que dominan de hacer imágenes narrativas con cuentas, pero esta vez lo hicieran sobre la icónica figura del Dunny.
Así una familia de artesanos pasó hasta 400 horas en cada pieza aplicando a mano cerca de 90 mil cuentas.
Hicieron una colección de 39 piezas, cada una diferente, pero lo que tienen en común es que en todas ellas narran la historia de su cultura.
El buen observador encontrará ocultas a plena vista imágenes de los lugares sagrados, de venados azules, de maíz y por supuesto de la planta sagrada del peyote.
El resultado fue magnífico, tanto así, que las piezas se agotaron antes de ponerse a la venta y alcanzaron precios de varios miles de pesos.
Quienes lograron adquirirlas se llevaron un certificado de autenticidad firmado por el artista que lo elaboró, pero lo más importante es que ahora en partes muy remotas del mundo pudieron conocer el trabajo de los huicholes y que estas piezas llevan consigo un registro de la historia de la vida según la sabiduría Wixarika y su visión del mundo y la naturaleza.
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