El Chorrito de Atemajac, el manantial que fluye perpetuamente en Guadalajara
Se dice que el compositor Pepe Guízar se inspiró en El Chorrito de Atemajac y en otros manantiales de la ciudad para componer la icónica canción
La ciudad de Guadalajara fue fundada hace siglos en el Valle de Atemajac, sobre la cuenca hidrológica Lerma-Santiago; una zona rica en cuerpos de agua, como los ríos San Juan de Dios (hoy entubado), el Santiago y el arroyo Atemajac; origen del afamado Chorrito de Atemajac, un manantial de agua cristalina localizado en el parque homónimo, al norte de la capital.
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El Chorrito de Atemajac, bendición para los vecinos de la zona
A pesar de que varias colonias de la capital jalisciense sufren desabasto de agua, en la colonia Fábrica de Atemajac, los vecinos están acostumbrados al chorro de agua cristalina, que por más de 60 años ha fluido sin interrupción día y noche, todo el año, brindando vida a la comunidad.
De hecho, los más viejos comparten anécdotas de las personas que en el pasado acudían al chorrito a bañarse o a lavar. Hoy, algunos vecinos aprovechan el fluir del agua llevando sus cubetas y llenándolas; pero desafortunadamente, gran parte del líquido vital se desperdicia pues termina en el drenaje.
La canción de Pepe Guízar, himno tapatío
Es fácil imaginar que el compositor de Guadalajara, José Guízar Morfín, se inspirara en los manantiales de la ciudad para componer la canción, hoy ícono representativo no solo de los jaliscienses, sino de todos los mexicanos.
Y es que Guízar, también conocido como El pintor musical de México (bautizado así por la XEW Radio), logró captar la “geografía musical” de nuestro país en canciones como Chapala, Sarape de Saltillo, Cerro de la Silla y Flor de Tabasco, entre otras. Finalmente, su contribución va más allá de lo musical, pues impulsó la revaloración de la riqueza natural de los pueblos mexicanos, con sus manantiales, cerros y flores.
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A continuación un extracto de la canción:
Guadalajara, Guadalajara
Guadalajara, Guadalajara
Tienes el alma de provinciana;
hueles a limpia rosa temprana,
a verde jara fresca del río.
Son mil palomas tu caserío
Guadalajara, Guadalajara,
hueles a pura tierra mojada.
Primera estrofa de “Guadalajara”, escrita por Pepe Guízar, 1936.
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