El imponente Faro Celarain de Cozumel, la luz que te lleva al pasado - México Desconocido
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El imponente Faro Celarain de Cozumel, la luz que te lleva al pasado

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El Faro Celarain de Cozumel es visitado casi a diario por más de 300 personas quienes obtienen una sorprendente vista de la isla y de gran parte del Caribe, un punto que debes visitar en tu próximo viaje.

Una mañana de 1934 dos militares navales originarios de la Ciudad de México llegaron a la desolada punta sur de la isla de Cozumel para salvar un bello faro de hierro creado por la Casa Eiffel que estaba siendo carcomido por el corrosivo viento salado. No tardaron mucho en darse cuenta que su osteoporoso paciente no tenía manera de ser reparado y que estaba viviendo sus últimos días como referencia de las embarcaciones que pasaban por este punto del Caribe.

De los detalles de lo que pasó a continuación se conocen poco o nada. Solo que ellos mismos destruyeron el armatoste francés y erigieron uno nuevo de 33.3 metros de altura pero ahora hecho de hormigón y reforzado con anillos metálicos. Le pusieron Faro Celarain, que desde entonces, hasta en las mañanas más borrascosas, lame con su haz de luz el horizonte acuoso.

Puede ser visitado prácticamente cualquier día del año. Subir los 133 peldaños para llegar hasta su fresnel es garantía de estar frente a la mejor panorámica de la isla, lo demuestran las 300 personas que diario suben a él en temporadas de poco afluencia o las mil que lo hacen en temporadas altas, y se entiende, puesto que se puede ver desde aquí el imponente sistema lagunar Colombia, la selva y el azul del Caribe reventando contra la rocas.

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Descubro que no solo me atrapa su majestuosa vista, también su pasado. Descubro que no solo ha servido como referencia de las embarcaciones pesqueras más raquíticas hasta los más soberbios transatlánticos, sino que ahora, es una referencia para fragmentar la historia, diseccionarla, entenderla mejor, un punto de partida para enterarse de una vez por todas cómo todo empezó en este fragmento de tierra en medio del mar, y ahora explico por qué.

Para 1934 la isla de Cozumel, perteneciente al estado de Quintan Roo, ya estaba dentro de la ruta del tráfico marítimo comercial  entre América Central, Cuba, Florida y otros puertos mexicanos y estadounidenses. Entonces es entendible que era menester que a la isla le fueran colocados algunos faros para incluir en las cartas náuticas que desde entonces usan todas las tripulaciones que circundan los mares del globo.

Aunque es probable que el tráfico marítimo comercial no fuera lo único que le importaba proteger a las autoridades de entonces. Resulta que al despertar del siglo XX Cozumel fue parte de la industria chiclera; a la isla llegaban gran parte de las marquetas de este producto producidas en diferentes partes de Quintana Roo, para que ahí se prepararan y embarcaran hacia a Estados Unidos. Entonces la posibilidad de que los barcos encallaran en los arrecifes cozumeleños era real, y precisamente el Faro Celarain marca a la vez la presencia de uno grande en ese punto.

Pero ni su potente luz obtenida del mercurio líquido evitó que alrededor de 1950 un barco que transportaba plátano de Guatemala a Mobile, Alabama, se estrellara casi a sus pies, nadie lo sabía entonces pero ese encallamiento sería decisivo para el futuro de toda la isla:

Resulta que aquella embarcación bananera pertenecía al empresario exportador norteamericano Charles Fair, quien se vio obligado a ir a la isla para intentar rescatar su nave. Se desconoce si logró su cometido pero lo que fue un hecho es que quedó prendado de la belleza natural del lugar, así que de regreso a Estados Unidos invitó al escritor de viajes de la revista Holiday, Richard Humphrey, a que visitara Cozumel, y así lo hizo. Al artículo que publicó Humphrey se le conoce como el detonante de la industria turística en la isla.

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