La ceremonia de las flores en la mixteca (Oaxaca) - México Desconocido
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La ceremonia de las flores en la mixteca (Oaxaca)

Oaxaca
La ceremonia de las flores en la mixteca (Oaxaca) fifu

Como en muchos otros lugares de la Mixteca, región conocida también como el País de las Nubes, San Juan Mixtepec, Oaxaca, sigue siendo un escenario lleno de tradiciones y de reproducción de la cultura originaria.

El fuego del hogar, que se alimenta con leña, es encendido en ceremonias matrimoniales que en la actualidad duran dos días.En San Juan Mixtepec, a pesar de que cuenta con los servicios de energía eléctrica y de gas, los hogares son avivados con energía calorífica humana y de combustión que los mixtecos recolectan en las frías montañas. Si continúan ligados a la tierra, el hombre se encarga de cultivar y traer leña; la mujer, de mantener el fuego encendido en casa y preparar los alimentos. No obstante la altísima migración registrada en las últimas décadas y la educación escolarizada, los habitantes de Mixtepec aún siguen reproduciendo esta parte de su cosmovisión, con algunas variaciones. En Mixtepec, la mujer también tiene el derecho tradicional de pedir al varón en matrimonio, pasando por el mismo proceso. A esta concentración se le llama nta’vi sií’i, o mujer que pide. El hombre que es pedido cambia de residencia, es decir se va a vivir a la casa de la novia, y ésta corre con la mayor parte de los gastos ceremoniales.

PREPARATIVOS

El soltero avisa a sus padres que se quiere casar con la que ha elegido. Reúne a su familia y ésta avisa a sus padrinos y madrinas, compadres, comadres y amigos, y se busca a aun embajador para arreglar el matrimonio. El embajador o parangonero, que también puede ser una mujer, es una persona muy respetada que se ha preparado durante años para dominar los oficios de invocar los orígenes comunitarios y del linaje de sus representados, decirla en tsa’vi o parangón, en la más alta tradición oral, y concertar el vikó tanta’á o fiesta de boda.Conformada la comitiva, llegan a la casa de la novia. Todo el linaje de ella y su parangonero reciben a los recién llegados con humo de copal, escuchan y contestan con mucho respeto los parangones y toman acuerdos entre las familias. La comitiva que pide en matrimonio ofrece mole, carne, tortillas de distintos colores, aguardiente, cervezas, brandy y refrescos, para concertar nuevos encuentros. En posteriores visitas, ambas familias hablan con los que serán padrinos de boda, quienes también reúnen a los suyos y, por supuesto, los representa su parangonero. Reciben grandes cantidades de comida y bebida y acuerdan la fecha del matrimonio. Hablan con los principales para llevar al santo del barrio, motivo de la organización tradicional, al lugar acordado. Comienzan entonces los preparativos del festejo.

LA CEREMONIA

Llegado el día, desde la madrugada los cohetes comunican el evento. El linaje del novio acude a la casa de los padrinos y juntos van por los parientes y familiares de la novia, y se continúa con los rituales y parangones. Los novios se preparan. El fuego que la jovencita mantuvo encendido en la choza de sus padres mientras crecía y aprendía los quehaceres de su género, en breve se apagará. Los músicos tradicionales de violín y guitarra que han traído el padrino y la madrina comienzan a tocar Nuú ni nta’va ñu’u («Cuando el fuego se apaga»). Bailan la partida de la novia y los demás son incluidos. Sus padres y padrinos la despiden ante el altar de su casa, apagan el fuego, cierran las puertas y todos se van al templo parroquial.  La boda por la iglesia es un paso dentro de todo el proceso ritual comunitario. En la ceremonia mixteca también se hacen marido y mujer en la reunión con las familias, cada una con los patriarcas de cada parentesco y sus parangoneros, quienes hablan de la historia comunitaria hasta llegar al evento actual.En el lugar acordado, después del parangón se coloca el diminuto santo del barrio al que pertenecen el joven o la joven. Dará inicio así la parte más significativa: la ceremonia de las flores.

Con el humo del copal se , ahuyenta a los entes malignos y se delimita el territorio de la celebración, incluyendo la. gran cocina.Los padrinos y los novios pasan con la servilleta y con una jícara de agua para purificar el compromiso de unir a los linajes, formados en tres filas. Los músicos comienzan a tocar el tradicional vals Yaá iat o Música de la Flores, que inician el intercambio de ellas para hacerse compadres y comadres. Hay personas que no desean hacer compromiso alguno y sólo intercambian flores. Así se va haciendo una red invisible de lealtades entre familias, de parentesco y de compadrazgo.Los cohetes explotan, mientras el aguardiente y el tepache comienzan a circular entre los nuevos compadres para brindar por los recién casados, y cuando todos han ocupado un lugar en las mesas para el festín, los músicos inician el Yaá ko’ó o Música de Platos. La bendición del baile tradicional es otro momento importante. Los principales bailan en el centro y luego se generaliza el ambiente, hasta el siguiente día. Las chilenas tienen arraigo, unos piden el Salúru (El Conejo), y en la madrugada se baila el Yáa Tó’lo o Música del Gallo.

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Lo más esperado por los jóvenes mixtecos ahora son los conjuntos musicales y las bandas que alternan con la música tradicional.Los cohetes avisan que la fiesta continúa; habrá comida, bebida y baile al día siguiente. Los novios estrenan la ropa que les han regalado sus padrinos y, como preámbulo del final, son llamados ante el altar del nuevo fuego. Ahí reciben consejos y buenos deseos, les hablan del futuro y de asegurar la descendencia, de que un cargo comunitario les espera.  Más tarde se anuncia el final, se congrega a todos los presentes y se hace un gran cerco con sillas, mesas y lo que pueda servir. Las extenuadas cocineras son llamadas a bailar y unos buenos tragos de licor las reaniman para el cierre del evento con el Baile del Toro. El padrino, bailando con el paliacate, torea a la madrina; ésta, bailando, da una buena cornada y derriba al torero. La madrina entrega el paliacate a la novia y ella busca al novio para entrar al ruedo. la historia es la misma. El paliacate sirve de capote para torear y también para lazar a las demás personas. Todos y todas bailan y son azuzados en mixteco por el animador, que se sublima, hasta que el último torero ha sido derribado por el toro, o mejor dicho, la vaca. Las familias se agrupan de la misma manera como llegaron a la celebración; verifican que el fuego nuevo haya quedado encendido y del altar se lo llevan a la cocina; así, el copal se derrite con leña que el novio va a suministrar permanentemente.Todos se despiden con el mismo ritual de la llegada y con la certeza de que, sin duda, en breve se verán arrastrados de nuevo por la poderosa corriente de la reproducción cuItural.

Fuente: México desconocido No. 319 / septiembre 2003

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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