La leyenda de las tlahuelpuchis: las terribles vampiras de Tlaxcala
Si vas a Tlaxcala ten cuidado porque ahí habitan las tlahuelpuchis, las terribles criaturas que se alimentan de sangre humana y sobre todo de recién nacidos.
En Tlaxcala se habla de mujeres que pertenecen a la oscuridad y que disfrutan alimentándose de la sangre de recién nacidos. La gente les teme tanto que las evita y usan todo tipo de artimañas para alejarlas. Sin embargo, ellas aún existen y se les conoce como tlahuelpuchis.
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Tlahuelpuchis, las vampiras tlaxcaltecas
Desde la época prehispánica, la gente de Tlaxcala le ha temido a algo que va más allá de su entendimiento. Se trata de las tlahuelpuchis -cuyo nombre proviene del náhuatl y significa «sahumador luminoso«-, las terribles mujeres vampiro.
Las tlahuelpuchis, como la mayoría de los seres diabólicos, utilizan la noche para desplazarse con mayor libertad y así poder cometer sus fechorías. Además, al tener el poder de tomar la forma de animales e incluso de neblina, se mueven con mayor agilidad.
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Su hora preferida para cazar es de la medianoche a las 4:00 de la madrugada. Y es que, durante esas horas, los padres duermen y dejan indefensas a sus víctimas preferidas: los recién nacidos. Las tlahuelpuchis disfrutan tomarlos entre sus brazos y beber su sangre hasta secarlos.
Los padres que logran despertar del hechizo de sueño que la mujer vampiro arrojó sobre ellos, tienen suerte. Y, si son muy afortunados, solo encontrarán moretones en su pequeño hijo pero si no, deberán afrontar la dolorosa pérdida.
El origen de las tlahuelpuchis
Se dice que, originalmente, las tlahuelpuchis eran nahuales. Se trataba de mujeres bendecidas por los dioses a quienes les fueron otorgados dones especiales. Después, debido a su gusto por alimentarse de sangre, la gente las comparó con vampiras. Sin embargo, a pesar de los siglos transcurridos, los locales no han dejado de temerles.
Se cree que las tlahuelpuchis descubren sus poderes después de la primera menstruación. A partir de entonces pueden darse a la tarea de perfeccionarlos. A la par, crece en ellas un hambre que solo la sangre puede saciar. Pero no se trata de cualquier sangre sino de la de recién nacidos.
Por ello, los padres se esfuerzan por proteger a sus bebés con todo tipo de artimañas y utensilios. Dentro de los más usados tenemos cajitas de agujas o cosas hechas de metal como tijeras o cuchillos pues son repelentes naturales de brujas.
Aunque, cabe destacar que lo más efectivo para alejarlas es colocar un collar de ajos o esparcir cebolla alrededor de la cuna o cerca del bebé para ocultar su aroma y así evitar que las tlahuelpuchis sepan que está ahí.
Hace tiempo, cuando los ataques se volvían demasiado frecuentes y ya no se podía vivir de ninguna manera, los pobladores capturaban a las tlahuelpuchis. Luego las sometían a juicio y las ejecutaban.
Con el paso del tiempo, eso dejó de hacerse. De hecho, el último registro de una ejecución parece ser de 1973. Sin embargo, aún pervive el rumor entre los locales que dice «cuídate de las tlahuelpuchis» y es que ellas aún están ahí, entre las sombras.
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