La leyenda del ajolote mexicano o de la huida de Xólotl
Cuenta la leyenda que, a principios de la Quinta Era, el dios Xólotl tomó la forma de un ajolote mexicano. Pero, ¿sabes por qué? Si no, aquí te decimos.
El ajolote mexicano es una de las criaturas más fascinantes que existen. Y es que, además de ser eternamente joven y tener dibujada una sonrisa permanente, este anfibio tiene la capacidad de regenerarse.
No obstante, debemos recordar que se encuentra en peligro de extinción. Por ello, vale la pena reivindicarlo de todas las maneras posibles. Así que, a continuación, te compartimos la leyenda que nos narra el origen de los ajolotes.
La leyenda del ajolote mexicano
Existen distintas versiones sobre el origen de este tierno anfibio. Sin embargo, una de las más conocidas es la de la huída de Xólotl cuando recién iniciaba la Quinta Era.
Dicha versión está relacionada directamente con la leyenda del Quinto Sol pues, según se cuenta, cada Era ha tenido su propio Sol. Aunque las cuatro primeras fueron destruidas por fenómenos naturales como terremotos, diluvios, etcétera.
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Antes de continuar, es indispensable añadir que, para que los astros y la humanidad pudieran nacer, los dioses debían sacrificarse. Así pues, durante la Quinta Era llegó el turno a Xólotl, el hermano mellizo de Quetzalcóatl.
No obstante, cuando Xólotl quedó frente a la hoguera en la que debía arrojarse, el miedo se apoderó de su ser y decidió escapar. Para ello utilizó sus habilidades como nahual y se inmiscuyó en el mundo de los hombres.
Ya estando con el resto de los mortales, Xólotl tomó diversas formas animales. Lo primero en lo que se convirtió fue en un guajolote. Pero, pasó el tiempo, y los dioses dieron con él así que trataron de capturarlo.
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Empero, Xólotl consiguió huir y esta vez se transformó en un maguey. No pasó mucho tiempo para que lo encontraran de nuevo y Xólotl se convirtiera en un xoloitzcuincle. Una vez más fue encontrado y perseguido. Por lo tanto, Xólotl tomó la forma de un amolote pero, una vez más, fue hallado.
Para ese entonces, tanto Xólotl como las demás deidades ya estaban cansadas. Así pues, el dios prófugo se despidió de la tierra y se arrojó a los lagos de Tenochtitlán. Estando ahí se convirtió en un ajolote.
Dos finales posibles
Según la leyenda, existen dos finales posibles. El primero es que, después de mucho esfuerzo, Ehécatl encontró a Xólotl en el fondo de los canales y lo obligó a sacrificarse.
Según la otra versión, se dice que, después de encontrarlo, Ehécatl lo castigó dejándolo convertido en un ajolote para siempre.
Sin embargo y a pesar de ser libre, de acuerdo con la segunda versión, Xólotl decidió nunca salir del agua porque se sentía avergonzado ante la humanidad. Y es que aún no perdona su propia cobardía y el hecho de no atreverse a sacrificar su vida por nosotros.