Los pajareros peregrinos que caminan con sus aves hasta la Basílica
Cada domingo de Ramos, desde hace 76 años, pajarejos de todas partes de México se reúnen con sus coloridas jaulas de aves para peregrinar a la Basílica de Guadalupe.
Cuando me dijeron que el gremio de pajareros de México se reunía cada año para peregrinar a la Villa durante el domingo de ramos, me despertó una gran curiosidad. ¿Pajareros peregrinando? No me resistí y decidí acompañarlos en su andar durante el 76 aniversario y peregrinación anual a la Basílica de Guadalupe organizada por la Unión Nacional de Criadores, Capturadores, Transportadores y Expendedores de Aves Canoras y Ornato.
La cita fue en la Glorieta de Peralvillo, justo donde da inicio la Calzada de Guadalupe. Cuando llegué, me sorprendió la cantidad de personas que había en las banquetas y sobre el camellón; todos estaban listos para ir a dar las gracias a la Virgen de Guadalupe.
Desde las ocho de la mañana comienzan a llegar los pajareros, sus familias, y por supuesto, sus bellas aves que cargan delicadamente en jaulas decoradas con brillantes flores e imágenes religiosas.
Mientras esperaba a que empezara la peregrinación, y entre tantas aves de colores y su cantar, sentí cierta magia. Entonces, la historia se hizo presente. En mi cabeza surgieron imágenes de pájaros, recordé, por ejemplo, a las palomas mensajeras que fueron grandes compañeras de los hombres desde el siglo I d.C.. También vino a mi mente aquel poema de Nezahualcóyotl donde expresa su amor por el canto del cenzontle.
El hombre y las aves
Las aves han sido de las especies más valoradas por el hombre, sobre todo por su capacidad de vuelo, pero también por sus melodiosos cantos y coloridos plumajes, es por eso que han sido vinculadas con aspectos medicinales, simbólicos, mágicos y religiosos, cobrando así una importancia cultural relevante. Ejemplo de ello, la bandera de México, con el águila al centro, posada sobre un nopal devorando a una serpiente.
Alrededor de las 10:30 de la mañana dio inicio la peregrinación, que es precedida por una banda de guerra, le siguen los estandartes, un grupo de concheros que bailan al ritmo de las percusiones y finalmente las largas filas de pajareros y sus familias. Al costado, ya la gente esperaba atenta a verlos pasar. Con cámaras y celulares en mano capturaban las altísimas jaulas floridas.
Mientras caminaba, comencé a platicar con algunos de estos peregrinos. Ahí me enteré que muchos de ellos vienen desde San Bartolo Morelos, en el Estado de México, donde se dice es la “cuna de los pajareros”. De hecho, el 15 de mayo hacen otra peregrinación, una más local, en honor a San Isidro Labrador, su patrono.
El camino se hizo más placentero con el cantar de los pájaros que me rodeaban por todos lados. Y es que, estos pajareros no crían cualquier tipo de ave, únicamente las canoras y las de ornato, como los gorriones, canarios, cardenales, jilgueros, loros, periquitos australianos, entre otros.
Esto me recordó al Códice Florentino, donde los informantes de Fray Bernardino de Sahagún decían: “Y todos los mantenimientos de pájaros preciosos, el xiuhtototl, el quetzaltotol, el zacuan, el tlauhquechol, y ya todos los diversos pájaros que cantaban muy bien, bien alegraban a la gente por el canto”.
Este domingo de ramos no fue diferente a aquel pasaje que relatan. Caminar con el trinar de los pájaros no solo me alegraba a mí, también a todos los espectadores y por supuesto, a sus guardianes, los pajareros.
Los pajareros tienen un cariño especial por las aves. Las cuidan con amor, pues de ellas reciben su sustento. También están muy involucrados con el medio ambiente, ya que está relacionado con su oficio; hay incluso quienes dicen que son unos verdaderos naturistas. En cuanto al cuidado de las aves, estos hombres y mujeres son los encargados de proteger, limpiar, alimentar y curar -en caso de que sea necesario- a cada una de las especies que tienen, y también son responsables de proporcionar las indicaciones de cuidado a quienes les compran estas aves.
Tradición que se hereda
Más de la mitad de los pajareros tiene orígenes indígenas, y han recibido el oficio de generación en generación. Este quehacer tuvo su esplendor a principios del siglo XX y sobre todo durante el Porfiriato. En aquella época era muy común que la gente comprara aves canoras y de ornato como animales de compañía. En las vecindades y en las grandes casas de aquel entonces no faltaba un pájaro que habitara el hogar. En pleno siglo XXI la historia es muy diferente, ya casi nadie compra aves de ornato y por lo mismo son muchos menos pajareros que se ven caminando por la ciudad.
Durante la caminata tuve la oportunidad de charlar con algunos pajareros, entre ellos con don José Flores Alcántara, de San Bartolo Morelos, quien al igual que sus demás colegas, recibió el oficio pajarero de su padre. Desde hace 15 años viene a peregrinar años tras año. “Antes venía tres veces al año a dar gracias a la Virgen, venía a la de los pajareros y a otras de manera independiente, pero ahora solo vengo una vez al año; la edad pesa, la fuerza ya no es la misma”.
Don José Flores carga consigo una monumental pila de jaulas que forman una cruz. Me dice que se tarda alrededor de una semana en elaborarla y que la hace de manera especial para la peregrinación. En total son doce pisos de alto y pesa aproximadamente unos 25 kilos. “Nos ganamos la vida con el rayo del sol. Uno tiene que andar busque y busque, porque este es mi sustento y yo tengo una esposa y cuatro hijos que cuidar, por eso hago esto y vengo a darle gracias a la Virgen”.
Cada Domingo de Ramos, Don José junto con su familia salen de su casa en San Bartolo a las cinco de la mañana para unirse a la peregrinación. Su hijo, Flores Ibarra, me dice que acompaña a su padre desde que era muy chiquito. “Vengo desde que iba en el kinder y me gusta acompañar a mi papá con los pájaros”. Cuando le pregunto qué viene a agradecerle a la Virgen de Guadalupe me responde: “vengo a darle gracias por mis papás”.
Tradición y fe
Al igual que José Flores y su familia, muchos otros pajareros vienen de diferentes partes de la República a unirse a este acto de fe, que además les da identidad, fortalece su tradición, enaltecen su orgullo por el saber que les ha sido transmitido por su familia y los une con otros pajareros, lo que crea una lazo más estrecho entre ellos.
Finalmente llegamos a la Basílica de Guadalupe. En el atrio, a doble fila, se empezaron a reunir todos los pajareros. En punto de la una de la tarde, las puertas centrales de la iglesia se abrieron dando la bienvenida a los peregrinos y sus aves, que reciben bendiciones del padre y se colocan alrededor del altar para escuchar la misa de domingo de ramos.
La escena es estremecedora. Mientras los peregrinos entran y son bañados con agua bendita, la iglesia se va llenando poco a poco de los fieles que asisten a escuchar la misa y a bendecir sus palmas mientras entonan cantos de alabanza. A su vez, los pájaros acompañan las voces de los humanos, creando un ambiente melódico inolvidable.
Agradecemos a la Unión de Transportadores, Capturadores, Criadores de Especies de Aves Canoras y de Ornato, por su generosidad y amabilidad en la realización de este foto reportaje.
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