Los últimos años de Porfirio Díaz
¿Sabes cómo vivió Porfirio Díaz sus últimos años de vida en el exilio? Te damos aquí una breve cronología sobre esos momentos.
El 25 de mayo de 1911, luego de más de tres décadas de gobierno, el general Porfirio Díaz presentó su renuncia ante las presiones de los miembros de la Cámara de Diputados.
Era un hecho que el movimiento revolucionario tomaba más fuerza y el porfirismo buscaba maneras desesperadas de controlar la situación. México estaba por vivir uno de los momentos que definirían para siempre su rumbo histórico, político y social.
Cómo era México en aquellos años
De 1884 a 1904 el país vivió una época de bonanza pero solo reflejada en los bolsillos de los grandes latifundistas, los extranjeros y los ricos mexicanos. Los inversionistas extranjeros establecieron monopolios de ropa y abarrotes. Los ferrocarriles, la gran apuesta del gobierno porfirista, las minas, los cultivos y las fábricas se extendían por todo el país pero sus propietarios eran también extranjeros.
Contrariamente, el 95% por ciento de los mexicanos trabajaban como peones en los campos, en las fábricas, como barreteros en minas o como empleados de bajo rubro en algunos negocios; algunos no corrían con esa suerte y estaban desempleados o habían sido desposeídos de sus tierras.
Para los años subsiguientes el malestar entre los pobladores humildes se acrecentó, pero también entre algunos de los hombres cercanos al porfirismo. Para el mes de mayo de ese 1911, la Revolución Mexicana taladraba en la conciencia de un Porfirio Díaz cansado, con sordera, una enfermedad bucal y 80 años de edad.
La renuncia de Porfirio Díaz
El 21 de mayo de 1911, Díaz y Francisco I. Madero se reunieron en Ciudad Juárez para firmar los Tratados de Juárez en donde Díaz manifiestó su resolución de renunciar a la presidencia de la república antes de que terminara ese mes. En esa carta de apenas una cuartilla escribió:
“Espero, señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan a toda revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir, llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas. Con todo respeto”.
El día 25, a las cuatro de la madrugada, desde su casa de la calle Cadena 8 (hoy Venustiano Carranza) acordonada y custodiada, el general fue trasladado junto con su familia y sus pertenencias a la estación de San Lázaro. De ahí partirían rumbo al puerto de Veracruz para abordar el barco de vapor Ypiranga que lo llevaría hasta Europa.
La despedida del general
El barco de vapor pertenecía a la compañía Hamburg Amerika Linie Ypiranga se había ofrecido de manera gratuita al general. Así como un banquete de despedida de cortesía el cual estaba compuesto por filete de buey a la jardinera, filete de hipogloso a la Orly, sopa de cola de buey inglesa y caviar en helado.
El día 31 de mayo, Porfirio Díaz, junto con su familia, partían del puerto de Veracruz en el vapor. Una crónica de aquel día publicada en el periódico Diario del Hogar describe la escena llevada a cabo entre 21 cañonazos y la interpretación del himno nacional. Antes de subir al barco el general había pronunciado un discurso a la multitud que se había reunido para decirle adiós.
Porfirio Díaz siempre creyó que ese viaje sería temporal y que no pasaría mucho tiempo antes de poder volver a su país.
Cronología de la vida del general en exilio hasta su muerte*
El 20 de junio de 1911, el barco Ypiranga arribó finalmente al puerto de El Havre, Francia. Ahí ya esperaban a Díaz algunos miembros del gobierno francés y compatriotas mexicanos como Sebastián Mier y Miguel Béistegui, Luis Riba, Miguel Yturbe, José Vega Limón y el ministro de México en Bélgica Federico Gamboa.
Díaz pasó su primera noche en la casa de don Eustaquio Escandón ubicada en la avenida Víctor Hugo 30.
El 31 de diciembre Díaz celebra el fin de año junto con Escandón en un café de Champs Élysées junto con la cantante de ópera Lina Cavalieri.
El 28 de febrero de 1912, Díaz escribe una carta al ingeniero Enrique Fernández Castelló en donde le escribe:
“Ahora siento no haber reprimido la Revolución. Tenía yo armas y dinero, pero ese dinero y esas armas eran del pueblo, y yo no quise pasar a la historia empleando el dinero y las armas del pueblo para contrariar su voluntad, con tanta más razón cuanto podía atribuirse a egoísmo”.
El 3 de abril de ese mismo año, don Porfirio y su esposa Carmen Romero Rubio son invitados a un banquete en honor a Díaz en el Palacio de Oriente de Madrid, España, presidido por el rey de España, don Alfonso de Borbón.
El 14 de enero de 1913 Díaz y su esposa, y también las hermanas de doña Carmen, parten hacia El Cairo, Egipto.
El 18 de marzo de ese mismo año, Díaz llega a Roma y se hospeda en el hotel Bristol. El día 22 de ese mes, Díaz concede una entrevista en el hotel en donde dice que “anhela con toda el alma la paz para su país”.
Para 1915, la salud del general Díaz empeora y el 29 de abril, Carmen Romero escribe en una carta dirigida a María Caña que por el estado de salud de don Porfirio: “estamos muy encerrados, solamente vamos al bosque de Boulogne, que está precioso”.
El 2 de julio, en el número 23 de la avenida del bosque de Boulogne, muere el general Porfirio Díaz.
“A media mañana del 2 de julio la palabra se le fue acabando y el pensamiento haciéndosele más y más incoherente. Se complació oyendo hablar de México: hizo que le dijeran que pronto se arreglarían allá todas las cosas, que todo iría bien. Estuvo un poco con los ojos entreabiertos e inexpresivos conforme la vida se le apagaba”.
A las seis de la tarde fue la hora marcada como la de su muerte. Las honras fúnebres se llevaron a cabo en el templo de Saint Honoré d’Eylau de la Plaza Víctor Hugo.
El periódico The New York Timesdescribiría en un obituario la soledad en la que pasó sus últimos días el general:
“No menos trágico, tal vez, es el hecho de que ninguno de los que el general Díaz impulsó para ser sus ayudantes en el gobierno de México, y que prosperó y se enriqueció a la sombra de su grandeza, estaba con él cuando murió. (…) El general Díaz vivió aquí con la mayor simplicidad, ocupando un modesto departamento, en contraste con las grandes casas y el séquito de sirvientes mantenidos por algunos de sus amigos que dejaron México con él”.
A la fecha el cuerpo del general Díaz se encuentra en el Cementerio de Montparnasse de la ciudad de París. Don Porfirio nunca regresó a su anhelado país.
*Cronología publicada originalmente en “Porfirio Díaz y el Porfiriato. Cronología (1830-1915)” de Pablo Serrano Álvarez. Disponible en: https://inehrm.gob.mx/work/models/inehrm/Resource/437/1/images/porfirio_porfiriato.pdf
Fuente: «Revolución como nosotros la vimos» de Jesús Romero Flores. Disponible en:
https://inehrm.gob.mx/work/models/inehrm/Resource/455/1/images/RevComoNosotrosVimos.pdf