Miguel Ángel de Quevedo, más que una estación del Metro
¿Sabes quién fue Miguel Ángel de Quevedo? Conoce la vida de este ecologista que protegió los árboles de la Ciudad de México e hizo hermosas obras arquitectónicas.
Miguel Ángel de Quevedo es el nombre una de las avenidas principales de la Ciudad de México, así como de una de las estaciones del Metro. Sin embargo, pocos conocen quién fue y por qué se le dedicó su nombre ha estos lugares.
Miguel Ángel de Quevedo nació en Guadalajara, Jalisco, en 1862. Fue un descendiente de familias criollas, por lo cual vivió una infancia privilegiada. Sin embargo, su situación cambió durante su adolescencia, cuando su madre murió repentinamente. Tan sólo unos años después, su padre fue secuestrado y enterrado vivo hasta el cuello, muriendo de un estallamiento de vísceras durante el rescate.
Debido a su desamparo, Miguel Ángel de Quevedo viajó a Francia para ser protegido por su tío Bernabé de Quevedo, abad de Bayona. Estudió el bachillerato en la Universidad de Burdeos. Posteriormente, recibió su diploma como ingeniero civil con especialidad en hidráulica en 1887 en la Escuela Politécnica de París.
Aunque su tío era muy poderoso –pues fue nombrado obispo de Bayona por el papa Pío IX– Miguel Ángel no aceptó la nacionalidad francesa como muestra de amor por su patria. Sin embargo, tuvo la oportunidad de conocer a importantes científicos como Alfred Durán Claye, Gastón Planté y Luis Pasteur.
Gracias a su amistad con Gastón Planté, creador del generador eléctrico con ascendencia mexicana, Quevedo fue recibido por los mejores educadores de Francia, como Claye.
De Alfred Durán Claye aprendió la importancia de cuidar los bosques ante el crecimiento urbano. A diferencia de lo que sucedía y aún sigue sucediendo en México, en Francia se daba una gran importancia al crecimiento ordenado de las urbes y su relación con el medio ambiente.
El regreso a México de Miguel Ángel de Quevedo
Antes de regresar a México, Miguel Ángel de Quevedo colaboró en la cimentación de la Torre Eiffel. Dicho proyecto le dio gran prestigio, por lo cual recibió varios encargos de obras en México.
Tras su regreso a México, Quevedo trabajó para el gobierno porfirista como jefe del Departamento Forestal de la Secretaría de Agricultura. El gobierno porfirista deseaba modernizar México, por lo cual se permitía la explotación indiscriminada de recursos naturales. Ante ello, Quevedo inició su incesante labor por la protección al medio ambiente. Gracias a su trabajo la Ciudad de México aumentó un 800% su área destinada a parques.
Los Viveros de Coyoacán
Posteriormente, en 1907, Miguel Ángel de Quevedo logró conseguir el apoyo del empresario José Yves Limantour, secretario de Hacienda del gobierno porfirista, para construir los Viveros de Coyoacán en un terreno que él mismo donó. Limantour quedó impresionado por la cantidad de árboles que allí crecían, por lo cual invitó al presidente Porfirio Díaz a que visitara el vivero. Del mismo modo, Díaz quedó impresionado con el lugar y decidió apoyar con recursos económicos el proyecto de Quevedo.
Ese mismo año, se fundó el Vivero de Coyoacán, cuyo terreno fue expandido en 1911 y 1934, cuando el gobierno federal compró terrenos para anexarlos. Actualmente está constituido por 39 hectáreas. Gracias a su proyecto, Quevedo fue bautizado como el «Apóstol del árbol».
Finalmente, en 1938, el presidente Lázaro Cárdenas declaró al Vivero de Coyoacán como Parque Nacional y sus puertas fueron abiertas al público. Desde su fundación el vivero ha sido una pieza fundamental en los proyectos de reforestación de la Ciudad de México, produciendo una gran diversidad de especies forestales como el ahuehuete, cedro blanco, fresno, jacaranda, pino chino, pino blanco, pino piñonero, trueno común, entre otras.
La vida de Miguel Ángel de Quevedo tras el porfiriato
Durante el gobierno de Francisco I. Madero, Quevedo fue el encargado de una nueva reserva ecológica en Quintana Roo, pero debido al golpe de estado de Victoriano Huerto, se vio obligado a exiliarse. Con la restitución del gobierno revolucionario de Venustiano Carranza, regresó a México y logró que el Desierto de los Leones fuera declarado el primer parque nacional de México.
En 1921, Quevedo fundó la Sociedad Forestal Mexicana, cuyo objetivo era conseguir la implantación de una enérgica ley forestal en México. La ley fue aprobada en 1926 con el gobierno de Plutarco Elías Calles.
Entre sus obras de arquitectura destacadas está la Cigarrera El Buen Tono, propiedad del empresario Ernesto Pugibet. Dentro del complejo sobresalen la Iglesia de El Buen Tono y la unidad de departamentos Mascota, los primeros de su tipo en México.
Miguel Ángel de Quevedo murió el 15 de junio de 1946, dejando establecidas las bases para un desarrollo urbano en armonía con la natualeza.
«Si la Patria se constituye de dos componentes, a saber, el territorio nacional y sus hijos, moradores gobernados bajo un plan o constitución política más o menos sabia, sería estéril que ésta y la cultura desorientada llevaran al grupo humano a un elevado grado intelectual o artístico, si el elemento territorio se convierte en ingrato e inhabitable, en miserable y penoso de vivir, como acontece con todo territorio desnudo de vegetación o desértico, en que la vida humana y aún la simple vida animal se hacen imposibles. … Estas reflexiones nos llevan a constituir la Sociedad Forestal Mexicana».