Momia Tolteca, la única tatuada encontrada en México que fue sacada del país para no regresar
De las pocas momias tatuadas que existen en el mundo, una fue encontrada en México. Aquí te contamos sobre el hallazgo y el paradero de esta pieza: la Momia Tolteca.
Una de las pocas momias tatuadas que se han localizado en el mundo, y la única que se ha encontrado en México, estaba en poder de un tal don Ignacio Peralta, un habitante de Camotlán, municipio de Huajuapan de León, Oaxaca, quien al parecer la tenía como pieza de ornato en su casa. Con el tiempo, se bautizaría como la Momia Tolteca.
El hallazgo
Aunque no hay mucha información al respecto es de suponerse que el poseedor de la momia la habría comprado a un traficante, o bien, él mismo la habría hurtado de una cueva, pues en esa época las leyes de protección de piezas arqueológicas eran tremendamente laxas, sí, más que ahora.
Fue el legendario arqueólogo Leopoldo Batres quien en 1889 fue hasta la vivienda de don Ignacio para verla, describirla, catalogarla, y así, nombrarla como la Momia Tolteca. Al poco tiempo daría a conocer su descubrimiento al mundo.
No hay artículo periodístico o académico que recoja el revuelo que causó el hallazgo entre la comunidad de arqueólogos de México y otros países, pero debió ser considerable, porque hasta el momento los versados en estos temas hacen muecas de asombro o se soban la barbilla tipo Indiana Jones cuando hablan del famoso cadáver de Huajuapan de León.
Esto porque, a diferencia de una momia común, una momia tatuada ofrece un conocimiento añadido: sus tatuajes describen parte del pensamiento de su portador. Así que para un arqueólogo encontrar una momia tatuada es algo así como hallar un teléfono mágico para hablar específicamente con una persona del pasado.
Momias tatuadas
Por si fuera poco las momias tatuadas son un bien arqueológico escaso en el mundo, sólo se conocen a
- Ötzi, ubicada en la indefinida frontera alpina entre Austria e Italia
- Momia de Chancay, en Perú
- rincesa Ukok, Rusia
- Más recientemente, momias femeninas localizadas en Egipto
Aunque de todas la “Momia Tolteca de Batres” podría ser la que lleva más tiempo de haber sido encontrada y dada a conocer.
En fin que al encontrarla en la casa de don Ignacio Peralta, Leopoldo Batres empezó a describir a la “Momia Tolteca” como un cadáver en posición sedente (sentado), con tatuajes en diferentes partes del cuerpo (específicamente en brazos y abdomen), que los diseños de los tatuajes son parecidos a algunos dibujos encontrados en Teotihuacán y que la momia es del sexo masculino “pues aún conseva testículos y pene”.
Un segundo análisis
Sin embargo algunas de las conclusiones de Batres serían refutadas 124 años después (en 2013) cuando los mexicanos y franceses de la Dirección de Antropología Física del INAH Ilán Leboreir, Josefina Mansilla, Fabienne de Pierrebourg y Christophe Moulherat observaron a la “Momia Tolteca” para, entre otros objetivos, aplicarle la técnica del Carbono 14.
Para empezar los investigadores concluyeron que la momia data alrededor de 250 d.C., que fue inhumada al interior de una cueva y sobre todo que no se trata de un hombre sino de una mujer, esto lo supieron tras practicarle un análisis morfoscópico e imagenológico (tomografía axial computarizada) con el que se observó que la momia presenta un ángulo subpúbico muy abierto, arcadas supraorbitarias mínimas, glándulas mamarias colapsadas y un aspecto grácil en general.
La identidad refutada
Hay otro análisis de Batres que fue refutado por los nuevos investigadores: la cultura a la que pertenecía la “Momia Tolteca”. Y es que con la reciente revisión creen que pudo haber pertenecido a la cultura nuiñe, aunque creen que es demasiado aventurado asegurarlo. en fin que conforme pasen los años la Momia Tolteca irá diciendo más a aquellos investigadores que se le acerquen con la preguntas indicadas.
Aunque hay algo negativo en toda esta historia: la “Momia Tolteca” no está en territorio mexicano. Luego de la publicación del estudio de Batres un coleccionista poblano identificado como M.Ch. Baur se le llevó a París aparentemente con fines de científicos, allá fue adquirida (quizá con dinero de por medio) por el Museo Etnográfico de Trocadero y más tarde se integró a la colección del Museo de Quai Branly de la capital francesa, en donde puede ser apreciada por todos los que quieran y puedan.
