Nada en un cráter en Alberca Los Espinos
Conoce Alberca Los Espinos, un lago de aguas turquesas en un cráter inactivo. Te sorprenderán las leyendas que existen en torno a él.
Olvídate de la rutina y escápate:
Adrián Téllez, guía de turistas Tlalpujahua y mariposas monarca
Nuestro país está lleno de maravillas naturales, algunas de las cuales tardaron siglos en formarse y aún hoy nos deleitan. En la comunidad de Los Espinos, Michoacán, existe uno de estos lugares que, sin duda, te dejará sin aliento. Se trata de un hermoso lago de aguas turquesas conocido como Alberca Los Espinos. Se encuentra ubicado a 15 minutos de Zacapu y hora y media de Morelia.
Además de Alberca Los Espinos, Michoacán tiene la fortuna de poseer otros dos cráteres volcánicos inactivos con las mimas características: La Alberca de Teremendo en Morelia y la Alberca de Tacámbaro.
Los Espinos está rodeado por una abundante flora, destacando los árboles de capulín, sauces, copal, colorín y nogalillo. Mientras que su fauna está compuesta por gato montés, zorros, tlacuaches, venado y una gran variedad de aves.
A este tipo de formaciones volcánicas de Michoacán también se les conoce con el nombre axalapasco, que en náhuatl quiere decir «olla de arena con agua». En el caso de Los Espinos, en 2003 fue declarada Área Natural Protegida, cuya reserva es de 142 hectáreas.
De acuerdo con lo estudios realizados, se calcula que la vida del cráter data de hace 17 millones de años. Los Espinos mantiene su calidad gracias a los yacimientos de agua subterránea que alimentan la alberca. Existe una leyenda local que dice que la alberca recibe aguas provenientes del mar, que de ahí toma sus colores azulados y, también, a esto se debe su apodo como «ojo de mar». Sin embargo, no existe probabilidad de que esto sea real.
Otra de las razones para sostener la especulación, es que el agua del lago es ligeramente salada. Sin embargo, los especialistas piensan que se debe a los minerales endémicos del cráter.
La fiesta y leyenda de Santa Teresa en Los Espinos
De acuerdo con los pobladores, durante la época de la Conquista Los Espinos era un espacio de adoración de la deidad acuática Tiripeme. A sus aguas acudían las mujeres con la intención de bañarse y lavar sus ropas.
En aquel momento los frailes comenzaba a realizar una conversión masiva de pueblos indígenas, quienes imitando a sus gobernantes se dejaban bautizar. Debido a ello, la antigua deidad comenzó a manifestar su enojo, ahogando a las mujeres que acudían a bañarse al cráter.
La leyenda narra que el «demonio» emergía con cuernos de toro en medio del lago y generaba un remolino tempestuoso que atrapaba a las mujeres. Como el fenómeno era constante, los indígenas acudieron a Fray Jacobo Daciano, quien decidió que la solución era bautizar la alberca.
Por eso, la soleada mañana del 15 de octubre de 1550, Fray Jacobo subió al cráter y dirigió su cruz frente al cráter. Del centro huyó el demonio espantado y jamás regresó. En honor al día, el franciscano otorgó el nombre de Santa Teresa al lago y desde entonces es tradición celebrar a la patrona en ese hermoso lugar.
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