Los mexicas preferían suicidarse a morir humillados
El suicidio en la época prehispánica fue comprendido como una forma poética de morir. Te contamos porqué veían el suicidio como una práctica virtuosa.
Según el INEGI, en promedio se suicidan 17 mexicanos cada día. La mayoría de estas muertes están vinculadas a la depresión, trastorno que se estima será la primera causa de discapacidad en México en 2020. Hablar de suicidio en el mundo actual está acompañado del estigma de una falta de salud mental.
Sin embargo, el suicidio ha sido entendido de diferentes formas según la época y cultura; la percepción del fenómeno no siempre ha sido visualizada desde la moral semítica que considera sagrada la vida. Tal es el caso de las cultura náhuatl, en las que el suicidio formaba parte de la cosmovisión y como tal tenía múltiples significados y formas.
Según las investigaciones del Doctor Patrick Johansson, académico de la UNAM, el suicidio (Nenomamictiliztli) en la época prehispánica formaba parte de la visión ritual del sacrificio, al que solían referirse con palabras como moxochimictia (matarse [a sí mismo] de manera florida). Lo anterior es indicio de la estima con la que se concebía el suicidio, el cual tenía connotaciones de tributo divino.
La muerte en el mundo indígena
Para entender con lucidez lo que el suicidio significaba para los los pueblos nahuas es necesario tener claro que el concepto prehispánico de muerte no implicaba la extinción de un ser, si no un proceso de transformación.
Es decir, en la cosmovisión de los indígenas la dualidad muerte y vida era considerada un proceso de gestación de todo lo existente. Ejemplo de lo anterior es ilustrado en la adoración de la diosa Tlazotéotl, ente que devoraba la inmundicia del mundo para luego dar a luz un ser nuevo. Como lo recién parido es sinónimo de belleza y pureza, Tlazoteotl también es una diosa del amor.
Lo anterior permite internarse en la forma en que los antiguos mexicanos concebían la muerte, como un proceso bio-degradable y físico, estrechamente vinculado a lo alimenticio, al acto sexual y al parir.
De hecho, para la cosmovisión prehispánica, la tierra fértil, el inframundo y el lugar donde se encuentran los fetos en gestación recibían el nombre de Mictlán, lo cual es indicio de que la muerte-nacimiento era pensada como un proceso maternal donde la madre tierra devora para re-generar.
Suicidio divino
El suicidio llegó a tener connotaciones sacramentales debido a que este era considerado una actividad divina.
Como es bien sabido, en la mitología prehispánica son numerosos los dioses que donan su existencia en pos de la fundación del cosmos.
El relato mismo de la creación del sol y la luna tiene por elemento fundante el suicidio autosacrificial, mismo que iniciaría el Ollin o movimiento vital del mundo.
A lo anterior podemos agregar el suicidio colectivo de los dioses de Teotihuacán, quienes son consientes de la necesidad del orden que genera la muerte.
La muerte funge como una verdadera diástole del mundo que permite la existencia. Por lo tanto, para el mundo prehispánico entregar la existencia de forma voluntaria era un acto honorable que permitía que el universo no colisionara.
El suicidio fue entendido como un acto en favor de la comunidad, en una sociedad en el que la individualidad carecía de la importancia que tiene en el mundo actual.
Suicidio colectivo
Una de las prácticas sorprendentes de las que se tiene registro es el suicidio ritual colectivo.
Tal es el caso de la práctica llevada a cabo por los toltecas, quienes celebraban una danza vinculada al dios Tlacatecolotl.
Tras entrar en trance comenzaban a cantar y bailaban con intensidad, para luego comenzar a arrojarse desde los barrancos. Las investigaciones deducen que dicho estado podría ser provocado bajo el influjo del pulque o drogas alucinógenas.
El suicidio colectivo también fue realizado como un acto de honor, ejemplo de ello es el episodio de la Guerra del Mixtón, en el que los indígenas se negaron a pactar con las autoridades españolas y se suicidaron en masa. Según Fray Antonio Tello, la cifra habría sido de 4 mil muertos.
Suicidio de los reyes
Lo posibilidad del suicidio alcanzaba a todas los estratos sociales. Entre los suicidios más notables se encuentra el del guerrero chalca Tlacahuepan, quien tras perder frente a Moctezuma se tiró desde un andamio en un acto ritual.
Otro ejemplo del suicidio por despeñamiento es el del rey tlatelolca Moquíhuix, quien tras emprender una guerra fallida contra Tenochtitlán se arrojó desde lo alto del templo de la plaza principal de Tlatelolco.
Otros reyes y guerreros vinculados al suicidio fueron Tlahuicole, Chimalpopoca e incluso el mismo Moctezuma, cuya causa de muerte quedó en la ambigüedad. El suicidio fue entendido como un modo de redención, de asimilación del destino de sacrificio.
Sin embargo, no todos lo suicidios eran socialmente aceptados, ya que requerían de un factor violento.
El caso de Tlatoani Teuctlehuacatzin, quien se suicidó por envenenamiento es un indicio de la desaprobación de esta práctica. El suicidio de este gobernador causó tanta indignación que su familia fue reducida a población común.
Eutanasia
La eutanasia ritual también tuvo lugar por lo menos bajo dos aspectos:
- La muerte provocada a los reyes toltecas una vez cumplida la edad de 52 años. Esta actividad imitaba la vida del mítico rey de Tula Quetzalcóatl, quien habría vivido hasta esa edad.
- La muerte inducida a los enfermos de gravedad y a los ancianos. La técnica utilizada para la eutanasia era atravesar una flecha en el cuello de la víctima. Los rituales funerarios de aquellos que morían por la flecha tenían una solemnidad especial.
El fin de un mundo
Según el Dr. Johansson, en 1603 la población indígena se había reducido de veinticinco a solo tres millones.
Las epidemias, los maltratos y las guerras están entre las causas principales de mortandad. Sin embargo, la depresión y el alcoholismo fueron otras de las enfermedades que se desarrollaron tras la llegada de los españoles, por los cual es muy probable que muchos indígenas decidieran morir junto con su mundo y dioses.