Ofrendas colgantes en Coatetelco, Morelos, tradición única en México
El Día de Muertos se celebra en este municipio indígena con ofrendas colgantes que representan el punto intermedio entre el cielo y la tierra.
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Las formas de celebrar el Día de Muertos en nuestro país varían de localidad en localidad; y en el municipio indígena autónomo de Coatetelco, en el estado de Morelos, existe un ritual único: las ofrendas colgantes. Si bien esta tradición no tiene igual, comparte la creencia de que los difuntos vienen de visita al mundo de los vivos durante esta festividad.
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Significado de las ofrendas colgantes
No solo la forma como se disponen las ofrendas es diferente; también sus elementos deben ser meticulosamente ordenados. En primer lugar, la mesa colgante, también conocida como huacapechtle (que significa cama de carrizos) o huentle (ofrenda en náhuatl) representa el punto intermedio entre el cielo y la tierra; y se cree que abre el camino de regreso a las almas de los ancestros.
Asimismo, la costumbre dicta que el huacapechtle se forme el mismo día que se va a colocar la ofrenda, y los hombres tienen la tarea de buscar las varas de acahual, una hierba silvestre, para formar la cama. Más tarde ésta se envuelve en hojas de plátano o papactla, y se cuelga con lazos de mecate lo suficientemente gruesos para soportar el peso de flores, velas, alimentos y demás elementos.
¿Cómo se distribuyen los altares en este municipio?
La ofrenda debe contar con platos y jarrones nuevos; también, con flores frescas de cempasúchil, que representan la luz, ubicadas en sus cuatro esquinas.
Igualmente, se colocan cuatro velas simbolizando los puntos cardinales, esto para guiar a los difuntos; y otras cuatro velas para representar los elementos de la naturaleza: agua, aire, fuego y tierra. Además se ponen dos velas más, una para la vida y la otra para la muerte.
En cuanto a los alimentos, es costumbre ofrecer doce chocolates y doce panes; maíz, una jarra grande con agua (porque es común la creencia de que los difuntos llegan con sed); sal y los alimentos preferidos de los antepasados.
También se añaden a la ofrenda los platillos típicos de la comunidad: tamales de elote o nejos, mole rojo y verde; pan de muerto, tlaxcales (pan dulce de maíz); y calabaza en dulce. No puede faltar el aguardiente, mezcal o tequila. Posteriormente, colgando o en el piso se ubica uno o varios sahumerios.
Finalmente, al costado o frente a la ofrenda se monta un camino con flores de cempasúchil y las llamadas ceras de acahual o velas, que se encienden para que los difuntos encuentren el camino hacia la ofrenda de sus seres queridos y la disfruten.
¿Cuándo se instalan las ofrendas colgantes?
Los altares se colocan la noche del 31 de octubre y permanecen así hasta el dos de noviembre. Más tarde, se acostumbra que tanto las flores como las ceras se llevan al panteón, donde la familia se reúne alrededor de las tumbas de sus antepasados con música, copal y misas.
Por último, desde 2019, el municipio organiza un concurso de estas ofrendas, buscando preservar la tradición.
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