Pedro Martín y sus textiles de la sierra norte de Puebla
Los textiles de la Sierra Norte de Puebla rebosan de colores y significados, en sus telas e hilos se cuentan historias que son parte de la naturaleza y la cosmovisión nahua.
Los textiles de la Sierra Norte de Puebla rebosan de colores y significados, en sus telas e hilos se cuentan historias que son parte de la naturaleza y la cosmovisión nahua de esta región, de aquello que es indispensable para la vida en la sierra, y en las manos de Pedro Martín y su Taller Mazatzin, en el municipio de Cuetzalan, tienen a uno de sus mejores exponentes.
Pedro Martín es de esos artesanos que se han salido del huacal de la tradición familiar, de los que con pasión han luchado contracorriente para lograr su sueño: tejer y bordar textiles. El camino no ha sido fácil para él. Aunque aprendió desde pequeño, a los doce años, en un principio sufrió el rechazo de familiares y amigos por hacer “el oficio de las mujeres”. En un lugar como la sierra, donde los hombres se van a trabajar al campo para llevar el alimento a la casa, esto es lo que se esperaba de él: trabajar la milpa y cortar el café.
Sin embargo, desde chico sabía lo que quería, tomar el telar y entretejer los hilos para crear prendas, bordar colibríes, árboles de la vida, guías de calabaza, maíz, caminos de agua y todos aquellos animalitos del bosque húmedo que lo rodeaba. Poco a poco fue mejorando, a pesar de que lo habían corrido de su casa. Pero el orgullo le daba más fuerza para continuar su camino.
Llegó el momento que mejoró la calidad de sus prendas y bordados, estudió confección y sus diseños comenzaron a destacar entre todo lo que se producía en Cuetzalan. Con el crecimiento de su taller llegaron nuevos reclamos, ahora de las mujeres tejedoras quienes le reprochaban que les quitaba su trabajo, sin darse cuenta que en realidad Pedro estaba haciendo un trabajo más allá del que se hace en la comunidad. Comenzó a tejer obras que recuperaban los antiguos bordados, como el quechquemitl totonaco, al cual le dedicó más de medio año de estudio para reproducirlo. El resultado fue una pieza que ganó el premio de Maestros del Arte Popular como mejor pieza de rescate, el primero de una gran cantidad de premios que ahora suma.
Con la experiencia acumulada, ahora Pedro sólo realiza las piezas más complejas, las de concurso o los pedidos especiales, delegando el trabajo comercial de su marca de ropa a sus trabajadores, todos parte de su familia, a quienes confía la calidad de cada prenda. Después de todo en Mazatzin todo lo que se produce es florido, como el lenguaje náhuatl, como su palabra, su poesía y su música.
Mazatzin
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