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Descubre los textiles y tejidos con fibra de jonote de Cuetzalan

Puebla
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Viaja hasta el Pueblo Mágico de Cuetzalan, en Puebla, y descubre los tejidos y textiles multicolor que los artesanos realizan con fibra de jonote.

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Villa Zardoni Cuetzalan




En el Pueblo Mágico de Cuetzalan, en la Sierra Norte de Puebla, los colores y formas que habitan la naturaleza se transforman en inspiración para crear bordados multicolores que hablan de la relación de los hombres y mujeres con sus raíces y su entorno. La comunicación que tienen los artesanos con su medio les permite manipular el jonote en delicadas piezas de cestería, de formas y usos variados; o extraer la cera de abeja para diseñar imágenes religiosas, flores y cirios que iluminan la fe y honran a los santos. Escápate con nosotros y conoce a los protagonistas cuyas manos nos regalan auténticas creaciones. Será un viaje gratificante.

El jonote y su proceso 

De la corteza de este árbol se extrae la fibra natural. El primer paso es descascarar y tallar la corteza; luego remojar por 25 días para que las hebras reblandezcan, el agua debe cambiarse a diario; finalmente es puesto a secar, pero ya ha obtenido la suavidad necesaria. Lista la fibra, se tuerce para tejerla a mano y elaborar las piezas. En algunos casos la fibra se estira para dejar ver su textura, como si se tratara de una fina chapa de madera. Con este material se elaboran desde servilleteros o bolsas, hasta fruteros de varios niveles o tapetes. En otros poblados también la usan para elaborar papel amate.

1. Mazatzin

Nos dirigimos a Cuauhtamazaco, al oriente de Cuetzalan, para llegar a Mazatzin (Venadito). Aquí se honra el legado de las abuelas, al crear textiles “que retoman la raíz y la cultura, pero con diseños propios”. Es como describe su quehacer Pedro Martín, quien desde los siete años aprendió el arte de entrelazar hilos.

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En su taller, el telar de cintura es la base de los tejidos, con él elaboran telas para camisas, blusas, guayaberas, rebozos y quechquemitl, todo con hilo de algodón de la mejor calidad. Las técnicas principales que desarrollan son el brocado: bordar al mismo tiempo que tejer en telar, método aplicado por muy pocos debido a su complejidad; y el tejido en curva. Ambos implican meses de investigación, pues aunque el taller hace prendas para venta comercial, Pedro se dedica, casi de forma exclusiva, a la búsqueda y rescate de técnicas y prendas antiguas o en desuso. Esta es una de sus pasiones, la cual le ha valido varios reconocimientos nacionales, entre ellos, el primer lugar de textiles en el concurso de Grandes Maestros en 2016.

  • Dónde está:
    Palacios Orea 203, Cuauhtamazaco.

2. Siuame Chikauka Tajkitinij

Relativamente cerca está el pueblo de Xalpantzingo, ahí se encuentra Siuame Chikauka Tajkitinij (Mujeres Fuertes Bordadoras). Este grupo se esfuerza por mantener la tradición y el uso de prendas elaboradas en telar de cintura y bordadas a mano.

Isidra Ignacio, una de las integrantes, nos cuenta que todas sus compañeras bordan por tradición los “elementos que hay en la región, como flores, sapitos, gatos, armadillos, gallinas, mariposas, pero también vírgenes y árboles de la vida en los quechquemitl”. En su taller podemos ver también huipiles, mascadas, bufandas, centros de mesa, diademas y morrales, todos elaborados en telar; en algunos de sus textiles implementan bordados, pero estos se observan principalmente en blusas, que ellas también confeccionan.

  • Dónde está:
    Andador Tonalaco 17, Xalpantzingo.

3. Arte en Cera

De regreso a Cuetzalan hay que pasar a San Andrés Tzicuilan para conocer la obra de Eugenio Méndez Nava. Maestro artesano de gran trayectoria cuya vida estuvo dedicada a la preservación y enseñanza de la cerería tradicional.

En su taller se elaboran las piezas para mayordomías, usadas en la región y en los estados circunvecinos. Cada una de sus obras está hecha con cera de abeja y algunas se pueden ver en muchas iglesias de la Sierra Norte de Puebla. Don Eugenio fue reconocido por su esfuerzo y dedicación a nivel nacional con importantes premios como el de Trayectoria por el FONART o Tesoro Viviente Poblano por el estado de Puebla, entre otros. Ahora, su obra y legado se queda con su familia que, a su fallecimiento, mantendrá la tradición y calidad caracterizada en vida.

  • Dónde está:
    Adolfo López Mateos s/n, San Andrés Tzicuilan.

4. Maseual Siuat Xochitajkitinij

Hacia el otro lado de Cuetzalan, por los caminos a Yohualichan, visitamos Maseual Siuat Xochitajkitinij (Mujeres Indígenas Tejedoras de Flor). En este espacio se han agrupado 43 mujeres para mantener la tradición del telar de cintura y el bordado en blusas. “Bordamos lo que vemos, lo que hay en la naturaleza; bordamos nuestros sentimientos, y dependiendo el estado de ánimo son las combinaciones de colores que escogemos en cada pieza”, así define María Ocotlán, una de las tejedoras de flor, el trabajo plasmado en los textiles. Mientras están en el telar de cintura es evidente la dedicación puesta en huipiles, manteles, bufandas, y otros tejidos; cada uno de ellos elaborado con hilos de algodón y el cariño que viene de generaciones. Para estas mujeres, rescatar la tradición va en serio, por eso dedicaron un espacio del taller para dar vida a un pequeño restaurante donde ofrecen un menú con recetas tradicionales de las abuelas hechas con ingredientes de la zona.

  • Dónde está:
    Domicilio conocido, Yohualichan.

Tejido en curva

Este complicado proceso es único de México, se hace en telar de cintura y es usado para confeccionar el quechquemitl. Consiste en tejer una tela en forma de herradura, es decir, con una doble vuelta que permita unir los dos extremos para tener la prenda. Para ello el artesano debe modificar el sentido de los hilos, convirtiendo la urdimbre en trama y la trama en urdimbre.

5. Siuamej Xonoijkitini

Dejamos al final el poblado San Miguel Tzinacapan, al norponiente de Cuetzalan, donde su fama la cobra el trenzado de la cortesa del jonote para dar forma a cestos, canastas, bolsas o fruteros. Visitamos dos talleres integrados por mujeres; el primero es Siuamej Xonoijkitini (Mujeres Tejedoras de Jonote). Ellas son un grupo bien organizado desde hace 23 años. Ya sea que trabajen en su casa o se reúnan en el local, cada una debe terminar una pieza en las fechas acordadas, solo así logran tener productos disponibles en sus aparadores, pues se van con rapidez, sobre todo en temporada vacacional. Josefina Álvarez es la líder del grupo, aprendió el oficio hace casi tres décadas y con el tiempo fue enseñando a sus otras compañeras. Las piezas de Siuamej sobresalen por sus diseños y hechura fina; la técnica: tejer la fibra del jonote en telar de cintura.

  • Dónde está:
    Antigua s/n, Tzinacapan.

6. Xonojkohuixochitl

Basta caminar unas cuantas calles para conocer a Filomena Esteban y su taller Xonojkohuixochitl (Flor de Jonote). Ella también usa la fibra de este árbol como materia prima para sus creaciones de uso decorativo. Filomena aprendió a tejer desde niña, gracias a la enseñanza de su padre. Ahora trabaja por encargos, desde charolas y canastas, hasta morrales o lámparas, lo que el cliente le pida. 

  • Dónde está:
    Coyopolxochitl 9, Tzinacapan.

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autor Escritor y fotógrafo. “México es muchos Méxicos” y en cada uno de ellos busca aprender algo nuevo.
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