La pirámide contemporánea de Guadalupe Tonantzin en Puebla
La pirámide es un templo no católico que empezó a erigirse hace más de 20 años en honor a Tonantzin Guadalupe.
En el suroeste del estado de Puebla, en el municipio de Huitziltepec, encontramos una edificación sui géneris: la pirámide guadalupana, o mejor dicho, la pirámide consagrada a Tonantzin Guadalupe; también conocida como la pirámide contemporánea o posthispánica. Te contamos su peculiar historia.
La pirámide guadalupana, esfuerzo para mantener viva la cultura prehispánica
El proyecto de construir este monumento surgió a principios del siglo XXI, como parte de una iniciativa de comunidad autónoma inspirada en el pensamiento zapatista y del EZLN que busca preservar las raíces.
Por ello, en 2001, voluntarios de Huitziltepec ofrecieron sus manos, tiempo y recursos para hacerla realidad; donando y acarreando material; ofreciendo agua y comida a quienes construían o de plano rellenando con tierra el primer montículo de piedra.
De igual forma, la idea era edificar un teokali (casa de dios en náhuatl), en estructura y decoración, honrando las raíces nahuas, mixtecas y populocas de Huitziltepec y dedicarlo a Tonantzin Guadalupe, la venerada Madre.
«El teokaltzin de Tonantzin es un templo guadalupano, pero no católico, que se levanta desafiante en el Caracol que canta al Universo, en el municipio de Huitziltepec, en la Mixteca poblana»,
describe el maestro Filo, su fundador.
Un monumento de diez metros de altura
De la misma forma que en la época prehispánica, la pirámide poco a poco fue creciendo con cada nueva etapa (la segunda y tercera fase se dieron en 2003 y 2005 respectivamente); y para 2022 ya alcanzaba una altura de seis metros.
Asimismo, se proyecta que en el futuro el monumento llegue a los diez metros y todo gracias a la comunidad, que ha contribuido también en la elaborada decoración de su fachada.
El maestro Filo y la pirámide guadalupana
De acuerdo con un video que circula en redes sociales, la pirámide fue erigida en un terreno conocido como El Caracol que le canta al Universo, un espacio político de izquierda y cultural fundado en 2003 por el maestro Filo, activista y propietario del predio.
Ahí, además del monumento a Tonantzin Guadalupe, se fundó la Escuela Autónoma Emiliano Zapata, donde se imparten clases sin ningún costo. En consecuencia, el lugar hoy es un espacio comunitario, donde lo mismo se aprende sobre la naturaleza del sonido y se organizan ceremonias de los pueblos originarios.
Con el lema «Otro guadalupanismo», en este espacio se escucha a las disidencias sexuales, los feminismos y se denuncian los daños al medio ambiente o los proyectos que representan destrucción de la cultura y el entorno. En el templo, como ocurriera en el pasado, se celebra la vida en sus múltiples formas y se organizan nuevas posibilidades de existencia como alternativa al capitalismo.
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