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Practica el ecorutismo responsable en Isla Isabel

Nayarit
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© Isaí Domínguez

El ecoturismo responsable es una realidad en Isla Isabel, Nayarit. Aquí te contamos los detalles de un viaje expedicionario.

Acampar y bucear en una isla como esta es una experiencia única. Estar separados de la vida como la conocemos no debe entenderse desde una perspectiva solo romántica, pues no deja de ser un territorio salvaje, al cual —por suerte— podemos acceder gracias al ecoturismo responsable.

Isaí Domínguez

El punto de reunión y partida fue Boca de Camichín, en el municipio de Santiago Ixcuintla, una población de pescadores y famosos cultivadores de ostión, ubicada sobre la línea de costa de Nayarit.

Por la mañana, el grupo de desconocidos que habíamos compartido la cabaña a la orilla del humedal nos embarcábamos rumbo a Isla Isabel; con motor en marcha comenzamos a reconocer los rostros de aquellos con quienes compartiríamos los siguientes días.

Pesca sustentable

El equipo de Ecomata fueron nuestros guías y anfitriones; empresa familiar primigeniamente de pescadores con toda la experiencia de trabajo en Isla Isabel, hoy liderada por las nuevas generaciones de la familia Mata, que trabajan bajo una dinámica de colaboración y respeto que, con el apoyo de las autoridades de medio ambiente, están formando su propia historia en el ecoturismo y pesca sustentable.

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Isaí Domínguez

Uno de estos hombres forjados en el mar, el capitán Víctor Díaz, parecía revisar el gps por mero trámite durante el viaje de 37 kilómetros, pues cualquiera diría que sus ojos están entrenados para ver el camino sobre las olas.

Tras aproximadamente una hora y media de camino, es emocionante comenzar a ver las primeras señales en el horizonte de este Parque Nacional, una isla de origen volcánico de 3.5 millones de años.

Su forma se debe a los restos ya casi extintos de nueve cráteres volcánicos que, con el paso de los años, la erosión marina, la lluvia y los vientos, así como los movimientos terrestres naturales, han ido desapareciendo hasta solo quedar las elevaciones, acantilados e isleos.

Los dos isleos más característicos se encuentran al este, con alturas de 20 y 30 metros, se les conoce como Las Monas; al noroeste se aprecia otro en forma de media luna, el cual tiene una altura de 15 metros y 50 metros de largo, al cual se le ha denominado Cerro Pelón. A la fecha, solo un cráter sigue conservando su fisonomía original y en su interior existe un lago muy salado que tiene un diámetro de 270 metros.

Isaí Domínguez

A nuestro arribo inmediatamente nos topamos con la verdadera cara de la pesca, actividad que se ha desempeñado en la isla desde mucho tiempo antes que el ecoturismo. Arribamos a la pequeña bahía bordeada por una serie de cabañas asignadas a los pescadores con permiso de operación en la isla, como lugar de trabajo y resguardo.

Al momento de anclar y bajar equipo, material y suministros, observamos a un grupo de pescadores mientras embarcaban los trozos limpios de la captura del día conformada por mantas y pargo dientón.

La imagen fue impactante para nuestra mirada citadina, que difícilmente conoce la realidad de la pesca ribereña, actividad económica loable y de bajo impacto, que se enfrenta al problema de la pesca ilegal y que en los últimos años ha empeorado debido a la violencia.

La vida en la isla

 La estancia requiere la observación de algunas reglas, a fin de mantener un balance entre la actividad humana y la biológica, procurando que los visitantes y pescadores no interfieran más de lo estrictamente necesario en la dinámica de las poblaciones silvestres, ni más allá de las zonas designadas.

Isaí Domínguez

Así como los pescadores tienen un área determinada para realizar sus actividades, los visitantes y operadores de turismo, tiene espacios destinados para el establecimiento de campamentos, comedor y baños secos.

Como visitantes podemos observar de cerca y —hasta cierto punto— interactuar con las enormes poblaciones de fragatas con su llamativo buche rojo, bobos, curiosas iguanas y demás fauna. Gozar de su compañía, sin molestarlos y —muy importante— sin alimentarlos.

Isaí Domínguez

Otro aspecto muy importante es la capacidad de carga establecida, que regula el número de personas que pueden coexistir en la isla al mismo tiempo, por lo que no se permiten más de 30 turistas ni más de 30 pescadores, existiendo también un periodo en que las personas pueden permanecer en la isla.

Pero Isabel no es solo un fragmento de corteza emergida, dentro del agua hay mucha vida. Es un hecho que la actividad pesquera intensiva e industrial ha dejado ciertas huellas, nuestro guía Roberto Mata nos habló de los recientes arribos de grandes embarcaciones no autorizadas en la zona, que pescan ilegalmente afectando a las poblaciones y a las actividades de conservación.

Pese a ello, buceamos entre coloridos jardines de corales duros y blandos, curioseamos la comida de los peces perico, nadamos entre escuelas de jureles, burritos, pargos y otros peces, sorteando entre las formaciones rocosas o en los arenales.

Sumergiéndonos

Los buceos nocturnos normalmente ofrecen sorpresas. Gracias al uso de luz artificial podemos observar los verdaderos colores de los organismos y encontrarnos con especies que prefieren usar la noche para alimentarse. No fue esta la excepción, pudimos toparnos con esas extrañas y peculiares creaturas que son los pepinos de mar y vigilar el sueño de algunas tortugas.

Isaí Domínguez

Además de la diversidad que guardan las aguas que rodean la isla, existe un sitio llamado “La burbuja”, una plataforma de piedra de la cual se expelen sutiles exhalaciones de gas provenientes del corazón del planeta y que forman hermosos collares de burbujas.

Los ocasos y la partida…

Entre los buceos, las ricas comidas y las charlas donde no faltaron las historias de los fantasmas residentes, uno de los momentos más significativos del día era la hora del ocaso.

Isaí Domínguez

Roberto se ponía al hombro la charola preparada por la siempre atenta cocinera Aurora y con un grito nos avisaba que era momento de ir encaminarnos a otra pequeña playa para a despedir al sol, acompañados de un confortante café y galletas. Nuestra salida tuvo que adelantarse unas horas, pues el huracán Willa se acercaba con mucha fuerza.

En Boca de Camichín nos recibieron con un verdadero banquete, magnífico cierre para nuestros inolvidables días en Isla Isabel, donde disfrutamos de la naturaleza sin necesidad de mayor comodidad, experiencia que hay que decir, incluye una buena dosis de piquetes de moscos.

Cada uno partió a su lugar de origen, Isaí y yo planeábamos quedarnos para documentar el humedal perteneciente a Marismas Nacionales, así como el cultivo de ostión que forma parcelas flotantes de collares de conchas. Desafortunadamente, los altavoces del pueblo indicaban que la emergencia por el huracán llegó antes de lo que esperábamos.

El ecoturismo es una excelente forma de viajar y promover la economía local respetando el medio ambiente, a través de la organización y sinergia de sociedad, academia y gobierno, siempre con base en el conocimiento.

La familia Mata es un gran ejemplo de esto, hoy promueven la conservación sobre la actividad extractiva intensiva, convencidos que los organismos valen más vivos que en el plato.

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autor Sofía Escoto
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