¿Quetzalcóatl era vikingo? Así se generó esta leyenda
Una extraña leyenda asegura que Quetzalcóatl era vikingo. Te contamos cómo surgió esa idea y por qué fue formulada.
El mito prehispánico de Quetzalcóatl es uno de los más presentes en la memoria popular mexicana, aunque existen diversas formas en las que se manifiesta, hay un episodio que en más de uno ha generado nostalgia: la de la partida de este dios-humano.
Relatan antiguas crónicas la historia de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl. Así, en los Anales de Cuauhtitlán leemos lo siguiente acerca del personaje:
“Año 1 Caña. En él, según se dice, se refiere, nació Quetzalcóatl, el que fue llamado nuestro príncipe, el sacerdote 1 Caña Quetzalcóatl. Y se dice que su madre fue la llamada Chimalman. Y así se refiere cómo se colocó Quetzalcóatl en el seno de su madre: ésta se tragó una piedra preciosa.”
Después de permanecer cuatro años en Tulancingo, lo fueron a traer para sacerdote, invocaba a las deidades, a la dualidad suprema que ocupa el escaño más alto de los nueve cielos. Vivía en retiro y abstinencia y sacrificaba aves, mariposas y serpientes. A él se atribuye el conocimiento de muchas cosas. En otra parte de los Anales leemos:
“Y en su tiempo descubrió él además muy grandes riquezas, jades, turquesas genuinas, el metal precioso, amarillo y blanco, el coral y los caracoles, las plumas de quetzal y del ave turquesa, las de las aves rojas y amarillas, las de tzinitzan y del ayocuan. También descubrió él toda suerte de cacao, toda suerte de algodón. Muy grande era el tolteca en todas sus creaciones…”
Inicia la conspiración
Tanto en los Anales como en la Historia general de las cosas de Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún, vemos cómo se empezó a conspirar en contra de Quetzalcóatl. Un hechicero de nombre Tezcatlipoca, según la primera versión, le muestra un espejo, y al ver su rostro con grandes ojeras y los ojos hundidos, Quetzalcóatl, apesadumbrado, exclama: “Si me ven las gentes del pueblo mío, ¿no habrán de correr?”.
Las crónicas coinciden en la llegada de otros hechiceros que lo invitan a tomar una bebida fermentada. Quetzalcóatl se alegra y ya borracho pide que traigan a su hermana Quetzalpétatl, que hacía penitencia en el cerro de los nonohualcas. Juntos se embriagaban y yacen juntos. Cuando Quetzalcóatl recobra la conciencia llora y emprende la marcha hacia el oriente, en busca de la tierra roja y negra, el Tlillan Tlapallan, en donde se incinera.
Sahagún relata este pasaje de la manera siguiente:
“Y así, llegando a la ribera de la mar, mandó hacer una balsa hecha de culebras que se llama coatlapechtli, y en ella entró y asentóse como en una canoa, y así se fue por la mar navegando, y no se dabe cómo y de qué manera llegó al dicho Tlapallan.”
Cuando la Serpiente Emplumada decidió marcharse
Sabemos por otras fuentes históricas cómo, en efecto, en Tula convivían dos grupos, los tolteca-chichimecas y los tolteca-nonoalcas. No debió de ser fácil la convivencia de estos grupos, lo que se tradujo en intrigas por acceder al poder. Posiblemente los diversos relatos estén indicando esta rivalidad entre Huémac y Quetzalcóatl, que representaban a ambos grupos, y que termina con la salida de este último hacia otras regiones. Se piensa que quizá partió por mar hacia tierras de Yucatán, en donde reaparece con el nombre de Kukulcán.
En la versión de los Anales de Cuauhtitlán vemos que Quetzalcóatl marcha hacia el oriente y que al llegar a la costa se incinera. Dice así esta parte del relato:
“Y cuando terminó ya de quemarse Quetzalcóatl, hacia lo alto vieron salir su corazón y, como se sabía, entró en lo más alto del cielo. Así lo dicen los ancianos: se convirtió en estrella, en la estrella que brilla en el alba.”
De aquí surge la idea de que, por haberse ido por el oriente, habría de regresar por el mismo lugar.
¿Era Quetzalcóatl un vikingo?
El anhelo mesiánico de algunos porque Quetzalcóatl retornara se ha manifestado en diversas etapas de la historia. Existen todo tipo de teorías e historias, propias del pensamiento mítico-poético que nos caracteriza a los seres humanos. Con respecto a Quetzalcóatl, algunos han sugerido que volvió o era uno de los apóstoles de Jesucristo, otros que eran los españoles e incluso hay quienes sugieren que se trataba de Emiliano Zapata.
Una de estas ideas, que no hay que perder de vista se originaron de la mezcla con ideas modernas, sugieren que Quetzalcóatl era vikingo. Uno de los autores que más ha explorado esta teoría es Lucie Drufesne, quien en su novela Quetzalcóatl.
De acuerdo con sus declaraciones para El Universal, la novela Drufesne se basó en su propia tesis doctoral, la cual sostiene que hay elementos científicos para decir que Quetzalcóatl era vikingo y llegó a las costas de México tras un naufragio cerca del año 1000 d.C.
Esta teoría, a su vez, se sustenta en el texto de Hans Ebeling, “Die Reise in die Vergangenheit III. Die Europäer gewinnen den Erdball. Geschichte der Neuzeit bis” de 1789. En dicha obra sustenta la teoría de que dos vikingo pudieran llegar a las costas de Yucatán. Asimismo, El Templo de los Guerreros de Chichén Itzá presenta algunas ilustraciones de hombres blancos, lo cual ha ayudado a reafirmar la leyenda.
Otro de los historiadores que ha apostado por la teoría de que los vikingos llegaron a América es el arqueólogo Michael Dee de la Universidad de Groningen en Países Bajos, quien dice que hay evidencia de que los vikingos llegaron al Continente hacia el año 1021 d.C. El estudio fue publicado por la revista Nature y asegura que los vikingos se asentaron no en L’Anse aux Meadows en la Isla de Terranova. Aunque la teoría no tiene mucho fundamento en relación con México, ha servido para alimentar la esperanza de muchos.
Eduardo Matos Moctezuma desmiente el mito del hombre blanco
Finalmente, de acuerdo con Eduardo Matos Moctezuma, en su texto Quetzalcóatl ¿blanco y de ojos azules?, asegura que no existe ningún fundamento histórico o mitológico para pensar que Quetzalcóatl era un hombre blanco. De acuerdo con su tesis, esta idea colectiva surgió cuando los frailes evangelizadores del siglo XVI trataron de responderse cómo un pueblo podría haber estado aislado del Dios bíblico.
Los frailes sacaron todo tipo de conclusiones, como que los pueblos americanos eran descendientes de las tribus de Israel perdidas o que «Dios había deparado que algún apóstol viniera a evangelizar antes de la llegada de los españoles».
Quetzalcóatl, una de las divinidades más virtuosas por su castidad, fue el mejor elemento para posicionar su teoría. Fray Diego Durán dice:
“Aquel hombre venerable, al que llaman Topiltzin […] fue según las tradiciones indígenas un casto y penitente sacerdote, del que se recuerdan episodios al parecer milagrosos […] este santo varón fue algún apóstol que Dios aportó a esta tierra” (Durán, 1967).
Nace la falsa teoría del Quetzalcóatl vikingo
Lo anterior fue fortalecido por distintos clérigos para lograr inculturalizar el Evangelio. De acuerdo con Matos Moctezuma, fray Juan de Torquemada y fray Bartolomé de las Casas ya aseguraba que Quetzalcóatl había sido un hombre blanco y barbado. Para el siglo XVII, Carlos de Sigüenza y Góngora ya aseguraba que el dios prehispánico había sido el apóstol Tomás. Sobre ello menciona:
“…que Santo Tomás, uno de los Doce Apóstoles, había emigrado a esta tierra, al cual llamaron Quetzalcóatl, hallando la coincidencia de entrambos nombres por la vestimenta, la doctrina y los vaticinios del Apóstol…”
Finalmente, en el siglo XIX se formuló la teoría de que Quetzalcóatl era vikingo. Don Manuel Orozco y Berra aseguró que el dios había sido un misionero islandés. Al respecto escribió:
“…trayendo Quetzalcóatl sembrada la túnica, de cruces; los escandinavos de aquellas épocas eran católicos. Descubre el jefe su carácter sacerdotal en su vida casta y abstinente, en su amor a la paz, en las virtudes y costumbres que se le atribuyen.”
Desde entonces, la teoría poco fundamentada se transformó en un abono al mito de Quetzalcóatl, el cual se ha tratado de comprobar científicamente con conclusiones llanas. Sin embargo, la esperanza y la vocación mitológica de los mexicanos continúan enriqueciendo la leyenda y retorno de un dios filantrópico.
Fuente: Eduardo Matos Moctezuma, Quetzalcóatl ¿blanco y de ojos azules?, Arqueología Mexicana.