Recuerdos de mi viaje por Dolores Hidalgo
El destino me llevó por los caminos de Guanajuato, ahí conocí Dolores Hidalgo, que vio nacer el movimiento independentista y donde también nació el cantante y compositor José Alfredo Jiménez. He aquí un breve recuento de mi viaje por estas tierras.
Escápate un fin de semana:
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Necesitaba escapar de la monotonía, huir del paso acelerado de la ciudad y empezar a caminar a propio ritmo.
“Camino de Guanajuato, que pasas por tantos pueblos” dice José Alfredo, “Ahí nomas tras lomita se ve Dolores Hidalgo”.
Me dejé inspirar por José Alfredo y tomé camino a Guanajuato, pero como ya conocía la ciudad, decidí aventurarme a descubrir sus alrededores.
Recordé que algunos de mis amigos, -viajeros de “hueso colorado”- ya me habían hablado de Dolores Hidalgo, “Cuna de la Independencia” y tierra que, justamente, había visto nacer a José Alfredo Jiménez, así que no lo dudé más y agarré camino.
Jamás me imaginé la cantidad que cosas que habría que ver. La visita obligada, sin duda, es a la Parroquia de Nuestra Señora de Dolores, donde la madrugada del 16 de septiembre, Hidalgo tocó la campana que anunciaría el fin de la Nueva España y el inicio de un México Independiente.
La arquitectura de este templo es otra de las razones por las que debes pasar por aquí. Su fachada y las torres que albergan sus campanas son de cantera rosa y están labradas al estilo churrigueresco. Adentro, en su altar neoclásico, rodeada de oro, se encuentra nada más y nada menos que la patrona de Dolores.
Como fue una canción de José Alfredo Jiménez lo que me inspiró a realizar esta escapada, no podía dejar de visitar su museo, o más bien su casa, en la cual pasó su niñez y en donde caminar a través de sus recuerdos.
Una de las mejores cosas que encontrarás en Dolores Hidalgo son sus refrescantes helados que encuentras en el Jardín Principal. Las neverías y heladerías de este lugar son verdaderamente mágicas y ofrecen un sinfín de sabores para todos los gustos, incluso para aquellos con paladares más exigentes. Aquí podrás probar desde la clásica nieve de limón, hasta exóticos helados de cerveza, chicharrón, camarón, mole, ceviche de pulpo y nopal.
Pero los helados no son las únicas exquisiteces. Además de los platillos típicos, en la zona también hay casas vinícolas que fabrican vinos de excelente calidad y que vale la pena probar. En las cantinas y los bares también puedes refrescar la garganta con un buen tequila o aguardiente mientras escuchas mariachi o música norteña, pero si se busca algo diferente, nada mejor que beber un cóctel en una terraza mientras te refrescas con la brisa nocturna.
No podía regresar a casa sin llevarme un recuerdo de este viaje, así que fui a los talleres donde se elabora la cerámica vidriada o mayólica, muy tradicional de Dolores y conocí que fabrican estas bellísimas piezas coloridas.
Tomarme un respiro y haberme escapado a Dolores Hidalgo fue una excelente decisión. A veces uno necesita romper con la monotonía y dejarse inspirar con nuevos paisajes, sabores, olores y sonidos. Regresé a casa cargada de nuevas energías, llena de increíbles recuerdos y más enamorada de México. Eso es el sabor de boca que te deja este Pueblo Mágico, porque conocer un lugar tan importante para la historia de nuestro país te hace valorarlo todavía más.
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