San Juan del Río y Tequisquiapan, Pueblos para disfrutar
Tequisquiapan y San Juan del Río, ubicados en el sureste de Querétaro, son dos poblaciones que cuentan con los atractivos necesarios para hacer de tu fin de semana la mejor experiencia de viaje.
Escápate un fin de semana:
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San Juan del Río, la segunda en importancia de Querétaro, data del siglo XVI, cuando la zona se convirtió en paso obligado para los viajeros que iban al norte en busca del oro y la plata. La fundación del poblado tuvo lugar en las márgenes del río San Juan, tierra fértil, apta para el cultivo y la ganadería. Dos siglos más tarde la población, ya urbanizada, contaba con seis templos y un acueducto que regulaba el abasto de agua.
Gracias al ferrocarril, en San Juan del Río se incrementó el comercio y más tarde la industria. Su feria, una de las más importantes de México, atraía cada año más visitantes, por lo que surgieron numerosos mesones y hoteles.
Caminar por el centro histórico de San Juan del Río resulta muy agradable. Hoy en día la ciudad cuenta con un importante corredor industrial, pero no por ello ha perdido su encanto provinciano. El templo de Santo Domingo es una verdadera joya. El antiguo hospital de San Juan de Dios, que también albergaba un templo y un convento, y el Santuario del Carmen, bien valen una visita, al igual que el vetusto edificio del Teatro Hidalgo (Cinelandia), la Plaza de la Independencia y la presidencia municipal.
La lapidaria –sobre todo de ópalos– y la cestería son las principales artesanías de la localidad. Si visitas San Juan del Río no dejes de paladear los helados y el yogur locales.
Las calles del centro de San Juan del Río siempre conducen a una plazoleta o a un parque, en los que sus habitantes te darán la bienvenida con una amplia sonrisa.
A unos cuantos kilómetros de San Juan del Río está Tequisquiapan, famosa por sus balnearios de aguas termales. En las últimas décadas Tequisquiapan se ha convertido en uno de los centros turísticos favoritos de los capitalinos y los queretanos.
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La bondad de su clima y sus angostas callecitas coloniales invitan a hacer un recorrido sin prisas ni sobresaltos.
En el centro de la población está la Plaza Miguel Hidalgo, presidida por un quiosco metálico del siglo XIX y rodeada por arcos de cantera. En uno de sus extremos destaca la parroquia de Santa María de la Asunción –con fachada neoclásica–, terminada de construir a mediados del siglo pasado. Diseminados por la población hay numerosos hoteles que cuentan con su propio manantial. El cálido clima de Tequisquiapan propicia las actividades deportivas y los paseos a caballo bajo la benéfica sombra de los ahuehuetes y los sabinos. El parque La Pila, localizado en un antiguo molino, aún conserva la pila del siglo XVI en la cual se almacenaba el agua.
Además de las múltiples tiendas que rodean la plaza de Tequisquiapan, y a sólo unos pasos encontrarás el mercado de artesanías, en donde puedes admirar y adquirir vistosos objetos tejidos de vara y de mimbre hechos en la localidad.
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El atardecer en la plaza de Tequisquiapan es inolvidable. Las voces de los pájaros y el tañido de las campanas nos conducen a ese México sencillo, cordial y hospitalario de nuestra provincia.
Canastas y canastos de Tequisquiapan
En mercados y tiendas de Tequisquiapan y pueblos aledaños puedes admirar una gran diversidad de canastas y canastos de todos tamaños y diseños, hechos de tule, de mimbre, y sobre todo de “varita” de jara (arbusto que crece junto al agua).
Te recomendamos buscar en el mercado de artesanías o en las tiendas de Tequisquiapan los animalitos tallados en mármol y jicosita; hay conejos, patos, perros, peces, etc., que harán el deleite de usted y sus niños. En cuanto a las bolas de calcedonia, son una belleza.
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