San Miguel de Allende, un cuadro de artistas
En solo 24 horas se demostró que el arte en San Miguel de Allende se manifiesta por todas partes: galerías, esquinas, restaurantes y plazas públicas. Músicos improvisados, mariachis entonados y artistas que pintan sin cesar.
Olvídate de la rutina y escápate:
Vuelo en Globo San Miguel de Allende
Al llegar a San Miguel de Allende basta asomarse por la ventana del auto para sonreír. Aire puro, cielo limpio, música por todos lados. Seguramente hoy hay boda: por doquier hay mujeres de vestido largo y hombres en traje.
De pronto, en medio de la calle aparece una verbena de extranjeros que gritan al unísono: “¡beso, beso!”. La pareja se detiene a complacer a la concurrencia. Los escoltan unas mojigangas coloridas, altas, y festivas. Fue la manifestación perfecta, del arte a su modo, previo a la inauguración de la galería Carré D’Artistes en San Miguel de Allende con la obra de Bosco Gómez.
Bosco Gómez, un infante terrible de San Luis Potosí
Un chico de 19 años que interviene una de sus obras que, dicho sea de paso, acaba de vender. Es artista, vive en San Luis Potosí, se llama Bosco Gómez y sonríe con tanto entusiasmo que contagia. Lo insólito no es solo que, desde luego, no ha estudiado formalmente Arte, sino que es zurdo y ejecuta con desenvoltura juguetona los últimos trazos de una Frida inacabada.
Con esta experiencia tan “explosiva”, y le digo así porque parecía salpicar de acrílico dorado el lienzo que, a su vez, brillaba ya de colores vivos: del rosa intenso al azul cobalto. “Todo es experimentar, diario, diario, diario”, asegura Bosco y, en seguida, repara en su admiración por Andy Warhol, lo que explica la escena, los colores, la sonrisa.
Su brazo derecho está sostenido a su cuello por un cabestrillo porque se lastimó, pero que no lo use no es por el accidente reciente, sino porque nació sin radio ni pulgar. No está completamente seguro, pero quizá su condición le dio esa sensibilidad para desarrollar el talento plástico, porque además de pinturas, también hace esculturas de cráneos cubiertos de texturas y colores.
Luego de haberse tomado un año sabático al terminar la preparatoria, Bosco visitó la galería y, ¡pum!, lo demás ya es historia: pinta, trae su obra, expone, hace una intervención de arte vivo en la galería.
Vivir del arte, una posibilidad
Esta especie de prodigio podría ocurrirle a cualquier artista de cualquier parte del mundo que quiera postularse en Carré d’Artistes, me platica apasionadamente Catherine Dessors, la directora del proyecto en México. Mandas tu book, un comité de curadores se reúne una vez al mes en Francia para seleccionar y solicitar la obra físicamente en los formatos que exhibe la galería y comienzan las exposiciones que serán itinerantes a criterio de los encargados de cada sede.
Carré D’Artistes, una galería que para la especulación
Otro asunto sencillo es que en Carré D’Artistes hay una apuesta por crear coleccionismo asequible, por lo que solo hay cuatro formatos, uno de ellos muy pequeño y todos los artistas son exhibidos de la misma manera —como antes se mostraban los discos de acetato en las disqueras—.
Así no hay especulación y sí mucha oportunidad: podrías vivir del arte si, por ejemplo, se llevan tu obra a una de las 39 sucursales y ahí vendes 40 de tus obras. Bajo este esquema es que, en efecto, Carré D’Artiste va a la búsqueda de la originalidad y de formar coleccionistas jóvenes que adquieran arte joven y que puedan arrancar su colección con un cuadro de dos mil pesos. Así.
Más arte por todas partes
Luego de ir a la inauguración era inevitable ir a tomar el sereno a la plaza principal y extasiarse con esas formas casi góticas de la Parroquia de San Miguel. Además de disfrutar de unos esquites con elote amarillo, dulcísimo, me sorprendieron los mariachis para un cumpleañero.
Al llegar al hotel, en la habitación contigua, un señor de unos 60 años iba guardando su caballete. Por el tiempo, intuyo que pasó toda la tarde pintando, en una atmósfera más íntima que Bosco, cuya juventud parece devorar la vida.
El tiempo se acaba en San Miguel y no podía faltar el clásico recuerdo: la foto desde el Mirador, el paseo en el tranvía, ni la nieve de bugambilia con lechera en un tarro que reza el nombre de la Ciudad Patrimonio. En el camino fui sorprendida por un par de jóvenes que cantaba ópera en una esquina y una melodía me llamó al patio del café La Sacristía para constatar que un flautista estaba amenizando el desayuno.
Sí, hay 39 galerías Carré D’Artistes en todo el mundo pero estoy segura que en ningún otro lugar como en San Miguel de Allende el nombre de la galería se lleva tan bien.
Carré D’Artistes
Doce18 Concept House
Relox 18, Centro San Miguel de Allende
*Pregunta por los talleres infantiles inspirados en algún artista que se hacen un sábado al mes.
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