Tayoltita. Un mundo entre las quebradas (Durango) - México Desconocido
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Tayoltita. Un mundo entre las quebradas (Durango)

Durango

Te llevamos hasta la antigua comunidad minera de Tayoltita, una de las maravillas de Durango.

Tayoltita está rodeado de una hermosa naturaleza; la vegetación es tropical y exuberante y las montañas parecen alzarse hacia el infinito.

CAMINO A TAYOLTITA 

Hace algunos meses, mi amigo Walther Bishop, gran conocedor de los secretos y las maravillas de Durango, me invitó a realizar un recorrido al fondo de la quebrada de Piaxtla para visitar la antigua comunidad minera de Tayoltita. Por algunos artículos publicados en México desconocido (números 88 y 129), sabía que la región era muy interesante, así que no dudé en aceptar la invitación. Tomamos la carretera núm. 40 a Mazatlán y a los 90 km, en un punto llamado Coyotes, nos desviamos por una terracería hasta San Miguel de Cruces. A los 30 km tomamos otra desviación, esta vez hacia el mineral de Tayoltita. El descenso tomó la mayor parte del día. A poco de salir de la ciudad de Durango se inicia la sierra y los bosques de pino. Casi podríamos decir que Durango está sobre la sierra, ya que se encuentra a 1 800 metros sobre el nivel del mar (msnm). Pasamos por varias comunidades pequeñas en medio del bosque: Las Flechas, San Luis de Villa Corona (160 km desde Durango), Guachichiles (180 km), Las Cebollas (195 km) y Tayoltita (235 km). A partir de San Luis el bosque es más denso y presenta gran variedad de árboles, con especies de pinos, encinos, táscates y enormes madroños. Debido a las lluvias todo relucía por el verdor y la humedad, y los animales se dejaban ver, así apreciamos numerosas ardillas, algunos venados, mapaches y aves como coas, faisanes, codornices, carpinteros, palomas, golondrinas, vencejos, gorriones, guacamayas, saltaparedes, dominiquitos, auras y charas, entre otras. Las comunidades de la parte alta son típicas, con casas de madera, alguna de adobe, y techos de lámina, aunque las hay con techo de tableta.  

EL HUEHUENTO 

El camino tiene una larga subida y entre Guachichiles y El Madroño alcanza 2 900 msnm, llegando cerca de la cumbre del cerro del Huehuento, una de las más altas de Durango con 3 100 msnm. A partir del Huehuento el camino inicia un vertiginoso descenso hasta los 600 msnm a que se encuentra Tayoltita. Este tramo es impresionante, pues transcurre por desfiladeros que se antoja imposible librar. El camino requiere pericia del chofer, además de un vehículo todoterreno, los abismos se suceden a lo largo de kilómetros. En esta parte se pasa al pie de unas enormes peñas llamadas “Los Frailes”, las cuales se ven desde la carretera Durango Mazatlán. Sin lugar a dudas, se trata de uno de los caminos con mayor desnivel en el país, además de que contempla escenarios portentosos. Caía la tarde cuando apreciamos muy abajo a Tayoltita. La visión del pueblo en el fondo de la barranca, a orillas del río, era hermosa. Era de noche cuando llegamos a Tayoltita. Recorrimos los 235 km desde Durango en 10 horas. Normalmente se hacen 7 u 8 horas, pero como tomamos fotografías y platicamos con la gente, hicimos más. 

TAYOLTITA 

El calor era fuerte y se sentía una humedad alta. Había mucho movimiento en el pueblo, el cual se prolongó hasta altas horas de la noche. Imagino que hay movimiento por el calor, ya que la gente aprovecha la noche para salir a refrescarse. Tayoltita es un pueblo minero de 7,000 habitantes. Su traza sigue la del río y básicamente tiene dos calles: la de “abajo” y la de “arriba”, así las nombra la gente. Sus antecedentes parten de finales del siglo XVIII con el descubrimiento de los vecinos minerales de Guarisamey y San Dimas, a escasos kilómetros de Tayoltita. Guarisamey fue descubierto en 1757 y lo trabajó durante muchos años el famoso minero don Juan José Zambrano, uno de los personajes más acaudalados de la Nueva Vizcaya. Actualmente, tanto San Dimas como Guarisamey son pueblos fantasmas, pues se agotó el mineral. En cambio las minas de Tayoltita son muy ricas y apoyan la economía del estado. Las minas son propiedad de la compañía Luismin y producen, principalmente, oro. El pueblo tiene una distribución un tanto caótica porque no hay mucho espacio entre el río y la barranca, característica de muchos pueblos mineros. Tiene calles angostas y empedradas entre las que resalta el templo, la plaza, la presidencia municipal, el panteón y sus puentes.

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La mayoría de sus casonas son nuevas pintadas con colores llamativos. El pueblo, pues, tiene su atractivo y destaca la colonia de los mineros, más bien ingenieros, que trabajan en la mina. Es como una colonia exclusiva: casas bonitas, amplias, rodeadas de vegetación y jardines bien cuidados, con canchas deportivas, alberca, comedor, club de reunión, etcétera. Ahí viven los ingenieros que vienen de varias partes del país, algunos incluso con sus familias.  El río Piaxtla pasa a un lado y un par de puentes comunican con la otra orilla, en donde se encuentran la mina y sus instalaciones. Hay una planta de beneficio y túneles que parecen llevar hasta el centro de la tierra. También en ese lado hay un pequeño aeropuerto y todos los días un par de aviones comunican con Durago y Mazatlán. Escuelas, hospitales, canchas, plazas y calles pavimentadas dejan ver la influenciadela compañía minera. Durante nuestra estancia en el pueblo nos reciió amablemente el ingeniero Pablo Murato, gerente de la mina, quien nos explicó ampliamente el fucnionamiento dela misma y nos peritió visitarla; además fuimos hospedados en el hotel de la compañía. A las 5 de la mañana iniciamos el regreso a Durango, subiendo por la feroz cuesta que habíamos bajado antes.

Hay otro camino para llegar a Tayoltita, el de Mazatlán, pero sólo es transitable em tiempo de secas, ya que más de la mitad se va por el cauce del río. Otro camino es el que antes unía por San Dimas, pero al parecer está semiabandonado por la caída dela mina; este partía desde San Miguel de Cruces e ignoramos si actualmente está en uso. En este regreso recuerdo la hermosa vista de Los Frailes, iluminado por la pálida luz de la luna completa. Desayunamos en Las Cebollas, a donde llegamos con los primeros rayos del sol.   

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