Tezcatlipoca, el caprichoso dios de la mitología mexica
Omnipresente, poderoso, viril y voluble, Tezcatlipoca, “El espejo humeante”, fue la deidad más importante de los mexicas en el periodo Posclásico
Expertos establecen el periodo Posclásico mesoamericano entre el año 900 y 1521, fecha en que se consumó la caída del imperio mexica en manos de los españoles. En ese tiempo, florecieron en el centro de México los mexicas y toltecas, quienes desarrollaron un complejo conjunto de más de cien divinidades que dieron sentido a su mundo; y entre todas ellas, Tezcatlipoca fue el de mayor relevancia.
Tezcatlipoca y su complejidad en el panteón mexica
Si entendemos el panteón mexica como el conjunto de sus divinidades, según el investigador Rafael Tena, autor del libro La religión mexica, existían hasta 114 dioses en la religión de esta civilización, entre los que destacaban 15 deidades principales, como Ometéotl, Quetzalcóatl, Tláloc, Huitzilopochtli, Mictlantecuhtli y por supuesto Tezcatlipoca, el dios-dios, quien se ubicaba hasta arriba de la jerarquía.
Igualmente, según la mitología prehispánica, Tezcatlipoca no se podía comprender sin Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, pues formaban una dualidad y a la vez eran antagónicos; el primero simbolizaba el cielo nocturno y la guerra, entre muchas otras cosas; mientras el segundo era visto como el dios de la luz, la fertilidad y la sabiduría. Por ello, Quetzalcóatl también es conocido como Tezcatlipoca blanco y el color de Tezcatlipoca es el negro.
El espejo humeante
Tezcatlipoca proviene del náhuatl que significa “el espejo que humea”, en relación con las diversas representaciones que de él se hicieron portando espejos de obsidiana en diversas partes de su cuerpo, como el pecho, el tocado o los pies. Recordemos que los mexicas creían que estos espejos tenían poderes adivinatorios y solo esta deidad podía otorgarlos a los tlatoanis.
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Asimismo, podemos entender su trascendencia al saber que era considerado omnipresente, omnipotente y omnisciente. También era el señor de todas las cosas; de lo invisible, la providencia, la oscuridad y creador del cielo y la tierra. Curiosamente, a pesar de su vasto poderío, era representado siempre joven, asociado con el jaguar.
El carácter voluble de Tezcatlipoca
Llama la atención que un dios tan poderoso era perfilado como caprichoso y voluble, pues así como otorgaba bienes, también los quitaba a su antojo, provocando además enfermedades y problemas de todo tipo. Por lo anterior, los mexicas le temían y reverenciaban, ya que se consideraban a merced de su voluntad, siempre cambiante.
Finalmente, la complejidad de esta deidad se pone de manifiesto en la gran cantidad de nombres que tenía; según Doris Heyden, destacada estudiosa del México antiguo, en las crónicas coloniales se encuentran hasta 360 formas diferentes de dirigirse a Tezcatlipoca, entre las que podemos mencionar:
- Tloque Nahuaque, el que posee lo cercano.
- Titlacahuan, aquel de quien somos esclavos.
- Teimatini, el sabio, el que entiende a la gente.
- Tlazopilli, el noble precioso, el hijo precioso.
- Teyocoyani, el creador de gente.
- Yáotl, Yaotzin, el enemigo.
- Icnoacatzintli, el misericordioso.
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