Los Tlaloques, ayudantes de Tláloc que rompen sus cántaros para generar la lluvia
En la mitología mexica los Tlaloques auxiliaban al dios Tláloc con los fenómenos meteorológicos que afectaban la existencia de los seres humanos.
Las sociedades prehispánicas se caracterizaron por desarrollar una cosmogonía acerca del origen y funcionamiento del mundo que los rodeaba. Específicamente, los mexicas, por su tradición agrícola, rindieron culto a deidades relacionadas con la fertilidad de la tierra y los fenómenos naturales involucrados en su cultivo, como las lluvias; por ello, uno de sus dioses más importantes fue Tláloc, quien contaba con los Tlaloques para auxiliarlo.
Los Tlaloques, ayudantes de Tláloc
Tláloc no solo era el dios de las lluvias, también del agua, de la fertilidad de la tierra y de otros fenómenos atmosféricos que influían en el desarrollo de las cosechas. Es interesante su complejidad: por un lado, su influencia era benéfica pues hacía posibles las lluvias y la abundancia de vegetación; por el otro, dominaba a las fuerzas destructoras que provocaban catástrofes como inundaciones y sequías.
De igual forma, contaba con cuatro ayudantes o Tlaloques: Opocheli, Nappatecuhtli, Yauhqueme y Tomiauhtccuhtli; quienes eran dueños de las lluvias. De acuerdo a la mitología mexica, eran pequeños dioses que vivían en las montañas del Valle de México y si las lluvias se retrasaban, los mexicas concluían que los Tlaloques se habían ofendido y los castigaban con la sequía.
Asimismo, los Tlaloques aparecen en el Códice Chimalpopoca ayudando a Quetzalcóatl a robar el maíz para los hombres y se ubicaban en los llamados cuatro rumbos del universo; cada uno representando un color diferente de maíz: blanco (iztactlaolli), amarillo (cuztictlatolli), colorado (xiuhtotlaolli) y negro (yaufttlaolli).
Las tareas de estos ayudantes
También, los Tlaloques portaban grandes vasijas que rompían con palos para vaciar su contenido sobre la tierra; el primero vertía agua provocando la lluvia; el segundo, hacía caer hielo en forma de granizo; el tercero provocaba el trueno y por último, el cuarto generaba la sequía. Los estudiosos consideran que era una forma de entender las cuatro estaciones del año.
Finalmente, junto a Tláloc, Cintéotl y Chicomecóatl, eran parte de las deidades honradas en diversas ceremonias relacionadas con la lluvia, la agricultura y el maíz, como la de huey tozoztli, que se llevaba a cabo en abril, previo a la temporada de lluvias. En algunas de estas ceremonias, como en el mes de tozoztontli, se hacían sacrificios humanos para que Tláloc y sus ayudantes les diesen agua a los mexicas.