Un nuevo perfil industrial (Aguascalientes)

Quizá por ello experimenta un impresionante empuje industrial. En no más de tres años, en Aguascalientes nacerá el habitante un millón. Será una fecha para celebrar este gran empuje de los aguascalentenses, pero no sólo de ellos, pues importantes grupos de migrantes de otros estados, del Distrito Federal y de otros países (Canadá, Japón y Estados Unidos), se han sumado a una población local que poco a poco, a veces con mucha nostalgia pero con valor y liberalidad, debió dejar atrás varias actividades que la distinguían.

Aguascalientes ha tenido que cambiar, vivir un espíritu más abierto, suprimir algunas de sus actividades tradicionales y transformar otras, e incursionar en muchas más que nunca imaginó y que hoy le dan un sólido y renovado perfil industrial. Pero ya había antecedentes.

Hace muchos años Aguascalientes ya había aceptado que la vieja “Fundición”, de gran empuje a principios de siglo, se reubicara en San Luis Potosí; que la tradicional industrializadora de maíz “La Perla” se trasladara a Guadalajara, y fue testigo también del fracaso de una industria vitivinícola que por fortuna encontró en el sur de Zacatecas una venturosa segunda oportunidad. Más recientemente y acaso con mucho más dolor, Aguascalientes debió presenciar la muerte del “Taller” de los Ferrocarriles Nacionales de México, que en sus mejores momentos y con todas las polémicas que su existencia y su clausura pudieran tener, llegó a dar empleo a poco más de cinco mil trabajadores y a ser el corazón de la vida local.

Aguascalientes ha vivido y vive la transformación silenciosa pero radical de muchas mujeres –tradicionales artesanas del deshilado, del bordado y de la confección–, que paulatina e irreversiblemente se han convertido en un envidiable ejército de obreras modernas que respaldan el empuje de una industria del vestido que es de las primeras en el país. Y en esa transformación han jugado un imprescindible papel los trabajadores jóvenes –hombres y mujeres– que con nuevas capacidades y habilidades adquiridas en las escuelas media técnica y superior tecnológica, profundizan la tradición de padres y abuelos formando un contingente obrero que se distingue en las ramas de alimentos, automotriz, metalmecánica, de maquinaria y equipo eléctrico y electrónico. Y ahí, como testigo fiel de un mundo que se internacionaliza, se reconoce un conglomerado de no menos de veintidós mil trabajadores –quince mil mujeres– que en un centenar de maquiladoras apuntalan la nueva vocación exportadora del estado con 700 millones de dólares anuales. A ellas se suman trabajadores de otras doscientas empresas para lograr 2 585 millones de dólares de exportaciones el año pasado. Este simple hecho, que sin duda refleja la calidad de su trabajo, les debería merecer salarios más altos que el promedio de un dólar que reciben por hora, cuando por el mismo trabajo se pagan entre 5 y 8 dólares la hora en Canadá y Estados Unidos.

Hoy Aguascalientes aporta el 1.0% del pib nacional; pero el 2.9% del Textil y del Vestido y 1.8% de Maquinaria y Equipo. Destaca en semiconductores y componentes eléctricos, y en automotriz, ocupando el cuarto y quinto lugares a nivel nacional. Es internacionalmente reconocido en la producción y procesamiento de verduras y hortalizas; ajo y guayaba; leche y sus derivados, así como por los nuevos esfuerzos en la minería y el cemento.

Hoy en día podemos contabilizar más de diez mil obreros en empresas como Nova-Rivera Textil, Hylaturas San Marcos-CYDSA, Vanguardia en Bordados, Teñidos San Juan, Grupo JoBar-Barba, Productos Riva, Confecciones Levi’s, entre otras; siete mil vinculados a la industria automotriz –cinco mil de Nissan-Renault–, muchos de empresas que como Moto Diesel Mexicana producen motores a gasolina y diesel, transejes, equipos de aire acondicionado, pistones, válvulas, anillos, arneses eléctricos, hules y plásticos automotrices. También son cerca de tres mil los de la manufactura de equipos electrónicos, como Xerox –dos mil de ellos– y Texas Instrument, y otras de semiconductores y componentes de computadoras y otros equipos eléctricos. Hay cientos de obreros ligados a prestigiosas empresas de alimentos, como verduras La Huerta, lácteos GILSA, Nutry Pollo, o la misma Productos de Maíz que finalmente retornó al estado. Y no faltan los de empresas tradicionales como JM Romo, de muebles y equipos cromados para tiendas departamentales. Y nuevos trabajadores de empresas como Cementos Cruz Azul, Mineras Frisco y Carso.

Y justamente ahí, en la definición del nuevo perfil industrial, surge y se desarrolla este renovado y pujante núcleo manufacturero de México, en el que las nuevas familias mexicanas forjan su nuevo destino, económica y políticamente, al vincular su nivel de vida y su cotidianidad a un mundo cada vez más internacionalizado en sus finanzas, en su producción y en su comercio. Ese mundo nuevo, precisamente ese, se vive hoy en Aguascalientes, con sus ventajas, contradicciones y retos.

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