Ventana al mundo tlaxcalteca
En Tlaxcala, desde el porfiriato, las colecciones han ido cobrando mayor importancia gracias al interés de diversas personas.
Este esfuerzo favoreció la creación de varios e interesantes museos, como el Taurino, el Museo Nacional del Títere, en Huamantla, y el Museo Vivo de Arte y Cultura Popular, en la capital del estado.
A partir de la década pasada, Tlaxcala experimentó un nuevo impulso en el desarrollo de los museos, el cual dio inicio con la reestructuración del Museo Regional y la creación del Museo de la Memoria. En el primero, que ocupa los claustros del ex convento franciscano de Nuestra Señora de la Asunción, sus colecciones fueron organizadas de acuerdo con el principio histórico cronológico a fin de presentar la rica herencia del legado cultural de nuestros antepasados. El segundo, de carácter interactivo, se estableció con el propósito de mostrar no sólo objetos materiales, sino también las mentalidades que dieron lugar a la expansión de la cultura tlaxcalteca más allá de sus límites políticos.
Otros interesantes museos son los de sitio en Cacaxtla, Xochitécatl, Tizatlán y Ocotelulco, y los comunitarios en San Pedro Tlacuapan, Atlzayanca y San Pedro Muñoztla.
La ausencia de un museo de carácter tecnológico no impide apreciar en el estado algunas piezas relacionadas con la industria textil en el parque recreativo “La Trinidad”, y en los jardines de la Universidad Tecnológica, en Huamantla.
Para despertar más admiración, está el Santuario de Nuestra Señora de Ocotlán, joya del barroco americano, en cuyo Camarín de la Virgen se pueden apreciar piezas únicas del arte virreinal tlaxcalteca.
Los museo no solo contienen historia, sino que además la hacen, y en ellos se puede apreciar la tradición de un estado cuya población resalta orgullosamente sus raíces.
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