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La verdad sobre el tiburón blanco

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Te contamos la realidad acerca del tiburón blanco, un majestuoso ser vivo que más que terrorífico, es fascinante.

El gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias) también es conocido como “jaquetón” o “muerte blanca”. Su mala reputación la adquirió luego de que la película “Tiburón”, del director Steven Spielberg, presentara a esta especie como un animal terrorífico y dispuesto a destrozar todo a su paso. El objetivo detrás de estas palabras es desmitificar tal aseveración, pues como dijo Jacques Cousteau:

“Al reflexionar en todas las experiencias que hemos tenido con el tiburón blanco, siempre me ha llamado la atención el gran abismo que media entre lo que el público se imagina que es y lo que comprobamos que realmente es”.

El majestuoso tiburón blanco

El tiburón blanco mide en promedio cuatro metros y llega incluso a alcanzar los seis metros de longitud. Este imponente y bello animal se caracteriza por tener un viente completamente blanco y un dorso de color gris, que con el paso del tiempo se torna más claro. Su pigmento le sirve como camuflaje, pues cuando se les observa por abajo, se confunden con la claridad del agua y el reflejo del sol, y si se les ve por encima parece lecho marino.

Su principal característica es su hocico entreabierto, dejando ver al menos una hilera de sus imponentes dientes aserrados y triangulares. Su mordida se encuentra catalogada como la segunda más potente en el reino animal.

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En cuanto a sus ojos, son completamente negros e inexpresivos, lo cual los hace aún más difíciles de descifrar.

Depredadores implacables

El tiburón blanco no tiene enemigos naturales, aunque hay quienes piensan que las orcas podrían serlos, pues se ha documentado que cazan a pequeños tiburones; sin embargo, más que amenaza, compiten por sus presas.

Los lobos o elefantes marinos, las focas, los pingüinos y los atunes son el alimento preferido de estos cazadores, que son capaces de detectar un par de moléculas de sangre a kilómetros de distancia. En realidad, buscan alimento que les provea el contenido calórico necesario hasta su próxima comida, la cual puede que llegue dentro de días o incluso semanas.

Generalmente los tiburones blancos cazan mediante emboscadas, siguiendo a su presa desde el fondo y lanzándose con toda su potencia hacia la presa en la superficie; de ahí las imágenes que se ven de enormes tiburones emergiendo completamente fuera del agua. Sin embargo, el índice de efectividad no es alto, y lo que pocos sabes es que realmente a estos magníficos animales les cuesta mucho trabajo alimentarse.

¿Come humanos?

Mucha gente se pregunta si realmente los tiburones comen humanos y la respuesta es: NO.

La probabilidad de ser atacado por un tiburón blanco es considerablemente menor a la de ser impactado por un rayo, y las mordeduras registradas son principalmente a surfistas. En mi opinión, más que ataques son accidentes, pues la silueta de una tabla se surf se asemeja a la de un tiburón marino. De hecho, cuando el tiburón que ataca se da cuenta que no es su alimento, no culmina la tarea, es por eso que la historias de ataque por tiburón no terminan en muerte. ¿Realmente creen que podríamos sobrevivir al ataque de un tiburón de cinco metros de largo?

Una especie en peligro

El temor que se ha infundido hacia estos bellos animales, así como la practica de la pesca deportiva, la contaminación y el calentamiento global, han provocado que su población se encuentre en peligro. De hecho, en varios lugares del mundo el tiburón blanco está catalogado como una especie vulnerable o en peligro de extinción.

Afortunadamente en lugares como California, la Costa Este de Estados Unidos, México y parte de África y Australia es una especie protegida; sin embargo, falta mucho por hacer en lo que resta de nuestros mares y océanos.

Conocer al tiburón blanco de cerca

La mejor manera que tenemos para crear conciencia y cuidar a una especie es conocerla y disfrutarla en su hábitat. Entre los mejores lugares del mundo para hacerlo están Australia, Sudáfrica y México (que a mi parecer es el mejor lugar del mundo para verlos).

Tanto en Australia como en Gansbaai, Sudáfrica, el agua no es muy clara para verlos, y en este último destino no está permitido usar equipo especial, lo que complica la misión.

En cambio, en Isla Guadalupe, México, la visibilidad en el agua puede superar los 10 metros y el espectáculo en superficie es inigualable.

Para tranquilidad de muchos y pesar de otros, como yo, hoy en día las actividades se deben realizar en una jaula, no obstante, es una experiencia que estoy seguro les cambiará su percepción y disfrutarán al máximo.

Tiburones en la Isla Guadalupe

La Isla Guadalupe se encuentra en el océano Pacífico a 240 kilómetros de la costa de Baja California, en una reserva de la biosfera, por lo que la protección al “Gran Blanco” está asegurada.

La mejor temporada para avistarlos es de agosto a octubre. El tiburón blanco, después de su estancia en México migra al norte, e incluso llega hasta Hawái.

Hoy en día, las travesías se realizan desde Ensenada, Baja California, y son aproximadamente 22 horas de navegación.

Les recomiendo planear su viaje con Club Cantamar, Dive Encounter o Rango Extendido, en donde Fernando Aguilar, Gerardo del Villar o Luis Sánchez, respectivamente, harán de este viaje una experiencia de vida inolvidable.

Momentos inolvidables

Una vez en la Isla Guadalupe la magia comienza. Las jaulas bajan al agua, y la tripulación amarra y lanza al mar cabezas de atún, vierte grandes cantidades de vísceras y sangre, con la expectativa de atraer a los tiburones. De pronto alguien grita ¡tiburón! y es el momento de correr a la popa del barco para ver su gigantesca silueta.

Es momento, entonces, de ponerse el traje de neopreno y arnés de peso, tomar el visor, la cámara y prepararse par entrar a la jaula mientras respiras con una manguera conectada a tanques de aire que permanecen en el barco.

Al caer en la jaula los sentidos se agudizan, el corazón late más fuerte hasta el momento de ver de frente al primer tiburón; un momento que estoy seguro cambia la vida de cualquiera. En mi caso esa excitación se transforma en una enorme admiración, un gran respeto, un cálido amor y una sensación de paz indescriptible.

Puedes estar horas en el agua, viendo cómo se acercan a la carnada de manera sigilosa, una y otra vez, hasta que deciden ir por ella con toda su potencia. Es justo en ese momento que realmente puedes ver su capacidad, su destreza para volar por el aire y despedazar un pescado de varios kilos sin problema alguno e incluso en ocasiones en su frenesí sacuden y muerden las jaulas. Sin embargo, cuando la carnada desaparece ellos también lo hacen. En ningún momento están interesados en nosotros como alimento potencial.

Después de convivir con un tiburón tan de cerca, nada vuelve a ser igual. He conocido a decenas de personas que su percepción cambió; ahora ya no los ven como asesinos seriales, sino como animales que requieren de nosotros para sobrevivir.

Estoy tan convencido que se puede interactuar con los Grandes Blancos de forma segura, que espero pronto lograr en algún lugar del mundo el realizar buceo libre con ellos. 

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autor Amante de la naturaleza, en especial de los grandes depredadores y muy en particular de los tiburones, su Nick name “Shark Diver”.
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