Voló bajo el Monumento a la Revolución para pedir matrimonio a su amada
Ocurrió en 1946, tratándose de una de las acrobacias más arriesgadas en la historia de la aviación en México. Y todo por el amor de un piloto español a una mexicana.
Unos días antes de pedirla en matrimonio y jugarse la vida junto con la de su amada novia, el piloto español avecindado en México, Jacobo Fernández Alberti, fue caminando hasta el Monumento a la Revolución para medir el ancho de los arcos y saber si podría llevar a cabo su plan de pasar el biplano por entre los cuatro pilares.
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No llevaba ninguna cinta métrica a fin de no levantar sospechas sobre sus intenciones, así que usó sus pies, descubriendo así que la distancia entre uno y otro pilar era de 25 pasos, algo así como 18 metros. Las alas del avión que usaría medían 10 metros, así que tenía que ser muy preciso para dejar cuatro metros de un lado y cuatro metros del otro, de no hacerlo todo resultaría en tragedia.
Llegó el día de pedir matrimonio volando bajo el Monumento a la Revolución
Era 1946. El día de realizar la hazaña había llegado. Jacobo Fernadez Alberti y su novia mexicana Elisa Flores Morales estaban a punto de abordar el biplano en los llanos de Balbuena, cuna de la aviación mexicana. Aunque todo era una sorpresa, la joven probablemente sospechaba que su amado tramaba algo muy osado, así que le entró miedo.
Entonces, antes de subir a la aeronave, el diálogo fue el siguiente entre ambos enamorados, según revelarían Moto Club y Revista Aérea Latinoamericana, ambas publicaciones de la época:
— “¿Te animas a subir?”, dijo él.
— “Contigo hasta la muerte”, contestó ella.
Los dos estaban a bordo del avión, que no era propiedad de Jacobo, sino de un hombre llamado Carlos Carmona, se sabría después. Así cruzaron por arriba de las pocas casas que había por aquel entonces en la Ciudad de México.
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Cuando el piloto bajó el biplano para casi rozar por los techos de las viviendas, la chica cerró los ojos, cruzó los dedos y se puso a rezar un Padre nuestro en voz alta, pero al atrevido aviador no le dio tiempo de terminar porque ya tenían frente así el Monumento a la Revolución y urgía que comenzara la solicitud de matrimonio…
— “¿Te casas conmigo?”, gritó él para que se escuchara su voz sobre el estruendo de los motores.
— “Sí, sí”, contestó gritando ella.
Durante este diálogo, el biplano cruzó los arcos en segundo y medio.
Una imagen para la historia de la Ciudad de México
Por suerte para la historia, aunque para infortunio de Fernández Alberti, un turista que estaba en el lugar y el momento justo, logró captar al biplano pasando por debajo del Monumento a la Revolución.
El periódico La Prensa también dio cuenta de la acrobacia aérea logrando la admiración de la población hacia el piloto desconocido. Pero con los expertos la cosa fue distinta, el gremio sabía que pasar el avión por aquellas columnas no era tan sencillo como pasar un auto por en medio de dos postes, sobre todo por la incertidumbre de saber si una corriente de aire podría convertir la proeza en tragedia.
El general Alberto Salinas Carranza, director de Aeronáutica Civil, además de sobrino de Venustiano Carranza, mandó a llamar a Jacobo para felicitarlo por la acrobacia que unos días antes había hecho, pero también para anunciarle que le quitaría su licencia de piloto, más la aplicación de una multa de ocho mil pesos, bajo pena que de no de pagarla sería apresado. El español no volvería a pilotar una aeronave, pero se casó con su amada, tuvieron una hija llamada Melinchu que aún cuenta la historia de amor de sus padres y, en especial, de cómo su papá pidió matrimonio a su mamá.
Fotos: Mediateca https://www.mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/fotografia%3A74621