Sabor y naturaleza, dos placeres de Oaxaca - México Desconocido
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Sabor y naturaleza, dos placeres de Oaxaca

Oaxaca
Sabor y naturaleza, dos placeres de Oaxaca fifu

Lánzate a la antigua Antequera y disfruta de dos de sus placeres máximos: el delicioso sabor de su gastronomía local, y un relajante paseo por su increíble Jardín Etnobotánico, ideal para olvidarse del estrés cotidiano.

1. DÓNDE ATERRIZAR EL PALADAR

Ir a Oaxaca y no disfrutar de sus tlayudas es imperdonable. Estas maravillas son tortillas de 30 cm de diámetro aproximadamente, con textura y dureza intermedia entre la blanda y la tostada. Surgen del maíz criollo bolita, una de las 59 variedades que existen en México. Lo genial es que recientemente esta tortilla adquirió su Denominación de Origen, gracias a las quinientas mujeres de Ocotlán y Ejutla que apelaron por ella frente al Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual, consiguiendo la certificación que adquiere un producto (generalmente agrícola o alimenticio), asociando sus propiedades a un lugar de procedencia en particular. La tlayuda en Oaxaca está protegida por y para todos sus productores.

Tlayudas de Oaxaca / Fernando Velasco

Los mejores mercados para degustar

El mercado Benito Juárez, en pleno centro de la ciudad, es un lugar muy especial. Los colores y olores inundaron nuestros pasos. Quesos, quesillos, moles, aguas frescas, nieves y los tradicionales chapulines nos dieron la bienvenida. Muy recomendables las Nieves Chagüita, que lleva cinco generaciones en el gusto de la gente. Los mejores moles de Oaxaca están en este mercado, el Juquilita lo hay en varias presentaciones. Ricos son el quesillo La Confianza, las Aguas Frescas Casilda (desde 1926), y en La Flor de Huayapan encontrarás el mejor tejate, bebida ancestral, que refresca y nutre el cuerpo viajero. Este mercado fue construido en 1893 y era conocido popularmente como La Plaza Grande. Lo llamaron en un principio Porfirio Díaz, pero actualmente lleva el nombre de Benito Juárez Maza.

Enfrente está el Mercado 20 de Noviembre con una variedad gastronómica abrumadora, desde los panes de yema con ajonjolí hasta los deliciosos moles que sirven en las fondas ordenadas en el interior de este templo del sabor. Sobre la entrada oriente, que desemboca en la calle Miguel Cabrera, se alinean los puestos que venden tasajo, chorizo, salchicha de Ejutla, cecina enchilada o, para quienes son sensibles al picante, cecina blanca que se prepara en anafres de carbón, donde pueden asarse a gusto del cliente sin costo adicional. Durante la Colonia este lugar fue convento y también un hospital; para los años cuarenta del siglo XX se le conocía como Plaza Vieja. Llegaban las cargas de diversos granos, así como las tortilleras, tizateras y vendedores de cestería. En el pasillo oeste los carniceros ofrecían su producto en un taco con chile a los “marchantes”, para comer caminando o sentados sobre el piso.

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2. EL JARDÍN ETNOBOTÁNICO DE OAXACA, EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

Después de estimular las papilas gustativas, recorre el Jardín Etnobotánico de Oaxaca, al lado del Centro Cultural Santo Domingo, un espacio para la sorpresa. Nos referimos al uso terapéutico, cosmético, veterinario, para tintes y textiles, rituales, y sobre todas las cosas, por la fuerte carga energética revitalizadora que nos aguardó en este enorme jardín.

Entre otras excentricidades están las cícadas, existen 20 especies que habitan en Australia, Sudáfrica y Oaxaca; su origen se remonta a 250 millones de años, no producen flores, las hembras tienen formas de conos y los machos alargadas figuras. Las que viven en este paraíso tienen 150 años aproximadamente; de vecino, una pata de elefante de 200 años. Todo el terreno se riega con agua de lluvia captada en una cisterna, utilizando el drenaje dominico recuperado a través de doce filtros, sin cloro y ventilada. Emplear el tiempo en este recorrido es una inversión para el espíritu, aprovecha este encantador lugar. Andar Oaxaca de Juárez, además de ser un agasajo cultural, propicia detonar nuestros caprichos, darnos el gusto de gozar la belleza y disfrutar su comida, resguardados en los soportales de sus plazas o en los mercados, bien vale esta inversión para los sentidos. Un fin de semana oaxaqueño no tiene precio. Es todo un regalo al corazón.

¿Qué otro placer de Oaxaca agregarías? ¡Coméntanos!

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autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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