Descubriendo México en bicicleta: pueblear por Sinaloa - México Desconocido
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Ecoturismo y aventura

Descubriendo México en bicicleta: pueblear por Sinaloa

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Acompáñanos en nuestro viaje en bicicleta por México y descubre con nosotros la maravilla de pedalear por las carreteras rurales del hermoso estado de Sinaloa.

Nuestro viaje por Baja California terminó en La Paz. Desde la capital de Baja California pedaleamos unos 20 kilómetros hasta el puerto de la ciudad en el que abordaríamos el ferry para viajar a Mazatlán, Sinaloa. Llegamos justo a tiempo. Los empleados estaban terminando de acomodar los camiones y los carros que se dirigían hacia el centro del país.

Entramos por el área de carga y acomodamos nuestras bicis en una esquina. Eric, uno de los empleados del barco, se encargó de amarrar las bicicletas montadas con todo y alforjas. El guardia de seguridad revisó nuestros boletos y nos condujo hacía la zona de pasajeros.

 Roberto Gallegos

Me llevé una grata sorpresa. El área de pasajeros parecía el lobby de un hotel 5 estrellas y nuestros asientos de pasajeros estaban muy cómodos en una sala con televisión y aire acondicionado.

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Nuestro boleto incluía la cena, que por cierto también rebasó nuestras expectativas. Después de comer me quedé dormido en mi asiento viendo una película de super héroes mientras que Annika lo hizo leyendo su libro. Las casi 7 horas de trayecto pasaron volando y al poco tiempo de despertarnos habíamos llegado a Mazatlán, el lugar donde vio nacer a Pedro Infante.

La primera impresión de Sinaloa

Durante nuestros viajes, cuando hablo con amigos turistas, muchos de ellos comentan, «que México se siente como un país compuesto de varios países». Justamente esa fue mi sensación al llegar a Sinaloa. Aunque era el mismo idioma se sentía diferente. La música de banda sonaba más alta y con mayor frecuencia en sus calles alegres y mucho más pobladas que en la Baja. Vi mucho más oferta de cocteles de mariscos que tacos de pescado y el sol atardecía en color violeta.

Pedaleamos por varias horas el extenso malecón de 17 km de la ciudad. Observamos con calma como se desenvolvía la vida desde la mañana hasta el atardecer. Me encantó ver a los niños jugar en la alberca en el mar, a los jóvenes entrenando porras en los patios y observar a los pescadores salir en sus botes rumbo al mar.

Los caminos de Sinaloa

Nos quedamos dos días en el famoso puerto. De ahí nos dirigimos hacia El Rosario, lugar donde nació otra personaje grande de nuestro país: Lola Beltran.

Quisimos descubrir los poblados de éste húmedo y caluroso estado de nuestro país. Así que para llegar a El Rosario tomamos un camino de terracería. Pedaleamos 15 kilómetros al lado de los rieles del tren entre plantíos de mango, tamarindo y maíz.

Al final de la terracería llegamos a Matadero, un poblado donde nuevamente nos encontramos a varios niños jugando en la calle. Se sentía tranquilo y alegre. Nos paramos a descansar en la tienda de abarrotes de la plaza principal. Ahí conocimos a María Elena, a su mamá y a su abuelo.

 México Desconocido

Nos contaron que todo el pueblo estaba emocionado por saber el resultado del juego de campeonato de beisbol que su equipo estaba disputando en otro pueblo a unos 50 kilómetros de distancia. Era un dóa de fiesta.

Platicamos durante un buen rato con Maria Elena, y poco tiempo de saber nuestra historia sobre ruedas nos preguntó, “¿Ya comieron?” Yo respondí, aún no, pero en 20 kilómetros, cuando llegemos a El Rosario, ahí comemos.”

María Elena, nos vio con cara de desaprobación total y nos dijo: “¡Aún falta mucho! ¡Vengan! Los voy a invitar a comer.” Nos llevó a su casa, acomodó una mesa y unas sillas en su jardín y sacó un plato gigante de ceviche de pescado que había preparado su mamá con frutos del huerto de su propio jardín. No dábamos crédito de lo que estaba sucediendo.

Mientras comíamos nuestro ceviche en tostadas, María Elena, Annika y yo platicábamos sobre lo hermoso y diverso que es México, y que a veces no nos damos la oportunidad de descubrirlo y valorarlo de la manera correcta.

Con esa idea en la cabeza se me ocurrió preguntarle a María Elena, si a ella también le pregunta la gente sobre seguridad en su ciudad. “Yo soy de Tijuana y muchas veces la gente me pregunta si es recomendable visitar mi ciudad, a lo cuál yo siempre respondo con un rotundo ¡sí! ¿Te pasa lo mismo por ser de Sinaloa? 

Ella soltó una carcajada sincera. Me volteó a ver y me respondió, “¡Imagínate, la reacción de la gente cuando les digo que vengo de El Matadero, Sinaloa! Pero ahora ustedes ya conocen mi pueblo y pueden ver lo tranquilo que es”.

María Elena después nos explicó que el nombre del lugar derivaba de la cantidad de vacas que se accidentaban con el paso del tren.

Y así descansado, con las barrigas llenas de uno de los ceviches más deliciosos que he comido en mi vida, partimos felices de haber tenido la oportunidad de conocer El Matadero, Sinaloa.

Finalmente llegamos al Pueblo Mágico de El Rosario y tuvimos la oportunidad de caminar por su linda plaza y visitar la escultura de Lola. Cenamos unas paletas de nieve y dormimos en un modesto pero limpio y agradable motel sobre la carretera.

Esa noche dormí con una idea en mi cabeza, “¡Qué bello es México y que bella es su gente!”.

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autor Embajadores de México desconocido ¡en bicicleta! #mexicoendosllantas
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