Carne y arena, la realidad de Iñárritu llega a México - México Desconocido
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Carne y arena, la realidad de Iñárritu llega a México

Ciudad de México
Carne y arena, la realidad de Iñárritu llega a México fifu

En entrevista exclusiva para Cine Premier, el director mexicano nos habla de la instalación "Carne y arena", que llega al Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la CDMX.

Al llegar debes dejar a un lado tu bolsa, tu celular o cualquier cosa que podría estorbar tu percepción, tu recepción de lo que estás a punto de vivir. La bienvenida la da un enorme corazón impreso dividido en dos: con “ellos” (T.H.E.M.) de un lado y “nosotros” (U.S.) del otro. Un mensaje del director Alejandro González Iñárritu al inicio de Carne y arena: Virtualmente presente, físicamente invisible expresa lo mucho que representa en su vida esta incursión en un terreno desconocido –el de la realidad virtual–, pero deja claro que sigue con las mismas obsesiones que hicieron su cine: migrar, cambiar, sobrevivir, valorar lo más frágil de la vida, que siempre pende de un hilo.

Un pedazo de barda original sacada del desierto de Arizona sirve de pared para delimitar el gran cubo en el que penetramos. Caminamos por un pasillo para llegar a una antesala de altas paredes blancas: en el piso hay montañas de zapatos viejos y rotos de los migrantes, también arrojados al desierto. Un letrero nos pide que nos quitemos los zapatos: Carne y arena también es un ejercicio de humildad. Cuando entramos al espacio principal, los pies descalzos caminan sobre la arena y sentimos frío. Nos colocan lentes, audífonos y una mochila que en realidad carga todo el dispositivo de realidad virtual. Estamos listos para siete minutos de un viaje físico (podemos caminar libremente en el espacio) y espiritual, con un grupo de migrantes amenazados por patrulleros fronterizos en el desierto.

Durante años, Alejandro González Iñárritu recopiló testimonios de migrantes de México y de Centroamérica, quienes, en busca de una mejor vida, cruzaron el desierto hostil y a veces mortal con el sueño de llegar a los Estados Unidos. El viaje llevó a Iñárritu y a su cómplice Emmanuel Lubezki a empujar un poco más los límites de la narración y a presentar el proyecto por primera vez durante el pasado Festival de Cannes, financiado por la Fundazione Prada y Legendary Entertainment. Ahí sorprendió a los críticos por el uso de la realidad virtual como herramienta para crear empatía. Los siete minutos de inmersión total –y a 360 grados– se inscriben en una instalación más amplia, que residirá en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

 cortesía Fundazione Prada

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Platicamos con el cineasta sobre este gran paso hacia el futuro.

Carne y arena se presenta ahora en México, donde la realidad de los habitantes es mucho más cercana a lo que presentas en el corto de realidad virtual. ¿Cuáles son tus esperanzas o tu emoción de poder presentarla en tu país?

Me encanta la idea de poder tener la posibilidad de presentarla en mi país, es una experiencia hermosa el poder presentar en México algo que nos pertenece temáticamente y emocionalmente a todos los mexicanos. Ahora sí que es una obra de mexicanos, hecho por mexicanos, en un momento tan sensible como el que estamos viviendo para la comunidad.

Lo que destaca de Carne y arena es la presencia y lo mucho que nos exiges de estar ahí, mental, físicamente. Es la primera vez que en el cine se nos demanda tanta conciencia de lo que va a pasar…

Es una muy buena observación de tu parte. Creo que a mí lo que me llama la atención es que hoy, cuando vas al cine, hay una comunidad con la que estás compartiendo, sean tus amigos, tu novia o la gente de alrededor. Aquí hay una preparación que, como tú dices, te exige estar ahí solo y, al mismo tiempo, no te da la posibilidad de compartir en las redes sociales, tomar fotos o hacer videos. Esas cosas también hacen que muchas veces puedas retrasar tu concentración para ver después la foto que tomaste en lugar de estar ahí presente y captar lo que tenías que captar. A Carne y arena no la puedes compartir en redes sociales porque no se permiten teléfonos, pero además no se puede compartir porque está adentro de tu cerebro. El hecho de que estés solo, que no sea una obra que puedas comprar… no tiene un valor. Es una experiencia parecida a cuando vas al bosque o al mar: es individual y es única. Exige tu presencia, es efímera y es una sola vez. No puedes guardarla en tu teléfono, solo vive en tu memoria y en tu emoción, y eso me parece que es algo valioso hoy, cuando todo se vive prácticamente de forma comunal y compartida. Es como un sueño lúcido: cuando lo compartes es difícil porque solo existe adentro de ti. Eso lo convierte en algo diferente a lo que experimentas en otras cosas.

¿Por qué era importante que fueran los migrantes los que se interpretaran a ellos mismos y no unos actores?

No hubiera existido esta obra si no fuera con una verdad. No parte de un entretenimiento, ni de un videojuego. Habla de una verdad que sucede, de compatriotas nuestros, cuyo país les ha cerrado las puertas en cuestión de trabajo, de seguridad, de posibilidades, donde hay pobreza extrema. Estas personas han tenido que salir. Es una realidad vivida por millones de mexicanos todos los días. Un acto de supervivencia de comunidades que no tienen trabajo, no tienen comida y que han tenido que abandonarnos, con mucho sufrimiento. Mueren al irse y renacen aquí, y esa transición es más grande que cualquier ficción. Por eso yo tenía que usar un procedimiento que fuera la verdad: la verdad tenía que hablar por ella misma. Sin eso no hubiera existido este proyecto. No me hubiera interesado, de hecho. Es una oportunidad para convertirte en uno de ellos.

  • Carne y arena: Virtualmente presente, físicamente invisible se inaugurará el 18 de septiembre de 2017.
    Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la CDMX.

Texto original y completo aquí en Cine Premiere

 

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autor Arélie Dupire
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