Danza de Cortés en Zihuatanejo rememora la conquista española

Cada 1 y 2 de noviembre se escenifica una batalla épica entre los “indios” y Hernán Cortés, quien sale a las calles de la colonia Agua de Correa a conquistar el territorio de Zihuatanejo, Guerrero.

Para lograrlo repartirá “leñazos” con su espada de madera a todo aquel que ose enfrentarlo en un juego-danza que se repite año con año.

A eso de las 10 de la mañana la cuadrilla se reúne frente a la casa de quien, en vida, mantuvo la tradición durante más de medio siglo, don Félix Nogueda.

En medio de tamborazos metálicos, producidos por botes de latón, da inicio el recorrido que pasará por el panteón del pueblo y seguirá a las calles del centro de Zihuatanejo

Al frente va Cortés, montado sobre su yegua de carrizo y ataviado con una máscara hecha con la mitad de un bule, sus rasgos son exagerados; grandes ojos, cejas, bigote y barbas largas hechos con pelaje de vaca y una gran sonrisa que desafía con sus grandes labios rojos, como si más bien fueran la sangre de quienes depreda el español.

Y es que la danza representa una matanza, tal como fue hace quinientos años. Cuenta Edgar Nogueda, responsable de la danza, que “los indios no conocían a los caballos; ellos pensaban que jinete y animal eran uno solo, por eso los veían como dioses y no los atacaban, tan solo se defendían”.

Bajo esta idea se sustenta la danza. Cortés va cabalgando a su yegua, salta, se agacha, da giros, “la baila”. Se forma un ruedo a su alrededor con las personas del pueblo, quienes son lanzados a pelear por la Malinche, un hombre vestido de mujer que representa a quien consideran traidora por ayudar a los conquistadores.

Al “indio”, evocado por cada persona que participa, se le dota de un machete corto de madera y un gabán con los cuales tratará de sortear los espadazos de Cortés.

Aquí es cuando la danza se vuelve un juego en el que participan niños, mujeres y hombres, cada quien con su particular forma de enfrentar al conquistador, algunos corriendo por el ruedo, otros brincando y dando piruetas, otros más defendiéndose mientras bailan.

Al final la mayoría termina en el piso, sin más remedio que aguantar vara, en medio del sonido de los botes que suenan más y más rápido mientras el abatido recibe sus tres sablazos de rigor antes de salir.

“Quien entra sabe que es un juego y se tiene que aguantar” comenta Edgar, pobre de aquel que se enoje y le pegue a Cortés, “le pueden llover leñazos” pues el español no va solo, lo acompaña su cuadrilla quienes llevan varias decenas de espadas y machetes de repuesto; ellos se sucederán a lo largo del recorrido para vestirse de Cortés, bailar a la yegua y matar indios durante los dos días que dura esta tradición que rememora a los caídos de la conquista española.

Cómo llegar a Agua de Correa, Zihuatanejo

https://goo.gl/maps/kaCjVGea1AiiRzPZA

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Francisco Palma Escritor y fotógrafo. “México es muchos Méxicos” y en cada uno de ellos busca aprender algo nuevo.