Delantales de la abuela mexicana: ícono de amor y trabajo duro
Los delantales tienen un uso práctico al realizar las labores del hogar, sin embargo en nuestros hogares su significado trasciende esas fronteras.
Los delantales son una prenda de vestir que se utiliza en diversos trabajos desde hace muchas épocas atrás. Sin embargo, en la idiosincracia mexicana simboliza el calor y el amor del hogar. Seguramente los recuerdas porque es la prenda que nuestras abuelas suelen utilizar durante el día a día.
Los diseños de estos mandiles –como también se les conoce– pueden variar: desde el cuadriculado hasta con impresiones de imágenes más detalladas. Se suelen fabricar con materiales como el algodón, lino, lona, cuero, entre otros.
En muchas tareas del hogar –y de otros oficios– esta prenda se vuelve indispensable, pues su principal función es proteger la vestimenta de las personas. Por ejemplo, en el caso de los zapateros, con un delantal evitan mancharse con la grasa para los zapatos.
En el caso de nuestras abuelitas, quienes muchas veces son la cabeza principal de los hogares, el mandil protege sus vestimentas mientras cocinan o friegan los platos. También funcionaba como manoplas para coger algún platillo caliente de la estufa o limpiar la salsa derramada sobre la estufa.
Sin embargo, el uso de esta prenda se volvió común para realizar sus tareas cotidianas. El delantal se porta para hacer las compras en el mercado o al ir por los nietos a la escuela.
También suele marcar los horarios de la pesada y poco reconocida labor en los hogares. Al colgar el mandil en la cocina sabíamos que el día llegaba a su fin y era hora de dormir.
Resignificación de los delantales
Para nosotros, los nietos, estos delantales significaban algo más allá del simple quehacer doméstico. Los delantales de la abuela siempre estuvieron ahí para secar nuestras lágrimas al caer y rasparse alguna parte del cuerpo.
También era la prenda de la que la abuela cogía un delicioso dulce o unas cuantas monedas para que compráramos lo que queramos en la tienda de la esquina. Incluso, muchas veces, el mandil es el lugar para resguardar su cajetilla de cigarrillos que fuman durante el día.
Por otro lado, cuando la timidez nos asfixiaba en nuestra infancia, el delantal de la abuela era el refugio por excelencia, nuestro lugar seguro.
Puede que hoy en día no se le dé importancia al uso de esta humilde prenda, pero sin duda el delantal representa cuidado, trabajo duro, el sazón más exquisito, y el amor incondicional de nuestras abuelitas.